Kirill Petrenko reflexionó sobre el desafío de liderar la Filarmónica de Berlín, quizás la mejor orquesta del mundo. “Cien músicos tienen 100 opiniones y 100 expectativas –100 expectativas diferentes–”, dijo el director de orquesta. Stefan Dohr, la trompa principal, estimó que formar una interpretación unificada es aún más arduo. “Creo que todos tienen más de una opinión”, aclaró.
En su sexta temporada como director principal, Petrenko lideró la orquesta en su 25ª gira por EEUU y la segunda en tres años. Realizó ocho presentaciones en Washington, D.C.; Nueva York; Boston; Ann Arbor, Michigan y Chicago. El programa incluyó La isla de los muertos, de Rachmaninoff; el Concierto para Violín, de Korngold y la Séptima Sinfonía, de Dvorák. El otro está dedicado a la Quinta Sinfonía de Bruckner, una obra extensa de unos 80 minutos (131 kilómetros) tocada para marcar el 200° aniversario del nacimiento del compositor en septiembre.
“Tengo 52 años ahora”, dijo Petrenko. “Quizás mis 10, 20 años anteriores estaban más conectados con Mahler, también por mi herencia judía, quizás porque también soy una especie de forastero –sin hogar aquí, sin hogar allí–. Pero tal vez eso cambiará y ahora he trabajado muy intensamente con este Bruckner”.

Los conciertos de Carnegie Hall de Nueva York mostraron una profundidad emocional y claridad impresionantes. Petrenko señaló pausas conmovedoras con gestos de cabeza y crescendos catárticos con movimientos de brazos barridos bruscamente como si fueran golpes de revés en tenis. Es el más reciente en la distinguida línea de directores principales de la orquesta que incluye a Hans von Bülow, Arthur Nikisch, Wilhelm Furtwängler, Herbert von Karajan, Claudio Abbado y Simon Rattle.
En una era de transmisiones de audio y video generalizadas, las presentaciones en vivo siguen siendo una experiencia incomparable. EEUU es el segundo mercado más grande detrás de Alemania para la sala de conciertos digital de la orquesta, lanzada en 2008-09. “La gira es realmente importante porque nos encontramos con nuestro público”, dijo la gerente general de la orquesta Andrea Zietzschmann. “Somos artistas, y tenemos un fuerte papel de embajador”.

Treinta y cuatro naciones están representadas entre los 130 miembros de la orquesta. Hay cinco estadounidenses, incluyendo a Noah Bendix-Balgley, uno de los tres concertinos.
Petrenko nació en Omsk, entonces parte de la Unión Soviética, en 1972 y se mudó como adolescente a Austria. Llegó a Berlín después de servir como director musical general del Teatro Meininger (1999-02), la Ópera Cómica de Berlín (2002-07) y la Ópera Estatal de Baviera en Múnich (2013-20). Su presencia en el podio en Berlín ha madurado con la familiaridad.
“Puedo confiar, y no puedo mencionarlo demasiado en el ensayo”, dijo Petrenko. “Tal vez solo echar un vistazo rápido en algunas ocasiones, no detener el ensayo, no interrumpir la música”. Su opinión sobre Bruckner ha evolucionado.

“Originalmente, vine de Rusia. Bruckner para mí era absolutamente –ni siquiera podía tocarlo–. No sabía cómo hacerlo”, dijo. “Luego llegué a Austria y tuve, por así decirlo, mi segunda infancia en Austria, desde que tenía 18 años, y por supuesto, allí escuché mucho Bruckner. Vi muchas montañas, altas montañas. Visité muchas cocinas especiales austriacas y wurst hauses y, sí, comencé a entender un poquito”.
Berlín abrió su temporada con Bruckner el 23 de agosto y antes de dirigirse a EEUU lo tocó tres veces más en la Philharmonie de Berlín, además de en gira en Salzburgo, Austria; Londres; Lucerna, Suiza; y Fráncfort, Alemania. Para prepararse, Petrenko escuchó una grabación de 1942 de la orquesta dirigida por Furtwängler.
“Podemos ser brillantes. Podemos ser perfectos. Podemos ser fantásticos intérpretes”, dijo Petrenko, “pero hay un lado auténtico de una pieza que, hoy después de haber perdido muchas tradiciones, es muy, muy difícil de lograr, y las grabaciones históricas nos están ayudando”.

Para la Novena Sinfonía de Mahler, escucha las interpretaciones de Bruno Walter. Para El caballero de la rosa, de Strauss, son Erich Kleiber y Clemens Krauss.
“Absolutamente inalcanzable. No se puede hacer hoy así”, dijo Petrenko. “Se necesita restaurar –paso a paso se necesita volver atrás tanto como se pueda, para ir a la fuente de esta tradición–”.
Ese pensamiento y preparación son percibidos por la orquesta. “Ahora nos estamos acercando al momento en que entendemos lo que Kirill Petrenko quiere sin que él lo explique la mayor parte del tiempo”, dijo Dorn.
Fuente: AP
[Fotos: prensa Berliner Philharmoniker; Stefan Cohen/Carnegie Hall vía AP]
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