Abrazos, llanto y ovación en Cannes, por la nueva película de Martin Scorsese

La exitosa presentación de la ambiciosa “Killers of the Flower Moon” atrajo fanáticos y curiosos que hicieron fila desde el día anterior. El director estadounidense regresaba al festival tras casi medio siglo. Detalles de una jornada atípica en Francia

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El director Martin Scorsese, los miembros del reparto Leonardo DiCaprio y Robert de Niro posan antes de la proyección de la película "Killers of the Flower Moon" en el Festival de Cannes (REUTERS/Eric Gaillard)
El director Martin Scorsese, los miembros del reparto Leonardo DiCaprio y Robert de Niro posan antes de la proyección de la película "Killers of the Flower Moon" en el Festival de Cannes (REUTERS/Eric Gaillard)

Enviado especial - El festival de Cannes podrá ser importante, pero Hollywood lo es más. Nunca más evidente eso que en la presentación de Killers of the Flower Moon, la nueva y ambiciosa película de Martin Scorsese que protagonizan los dos actores fetiche que el director de Buenos muchachos ha tenido a lo largo de su carrera: Leonardo DiCaprio y Robert De Niro. Varios hábitos del festival se rompieron durante la jornada del sábado, en la que la película se presentó, casi en paralelo, en una función de gala y en otra para la prensa.

Primero, el evento en sí convirtió a la Croisette, la avenida costera que es el epicentro del festival, en un caos. Si bien esto es algo que suele suceder aquí, a la presencia de las estrellas en la alfombra roja había que sumarles largas filas de personas que, desde la madrugada o quizás la noche anterior, esperaban para conseguir ver la película aún cuando las entradas se habían agotado a los segundos de haberse puesto a disposición de los acreditados. A esa doble situación caótica había que sumarle una tercera: llovió prácticamente todo el día, de la mañana al inicio de la función, transformando todo en un mar de coloridos paraguas y gente empapada tratando de conseguir un ticket, una foto, un autógrafo o, simplemente, ver más o menos de cerca a las celebridades.

La alfombra roja de "Killers of the Flower Moon" en Cannes

En la fila de la sala en la que se hacía la función de prensa, a unos cien metros de la gala, se vivía una tensión similar. Por un lado, peleas por lugares en las filas de los periodistas –muchos de los cuales estuvieron más de dos horas esperando bajo la lluvia–, discusiones con los poco simpáticos encargados del control de entradas y, curiosamente, escenas de júbilo masivo y aplausos cuando alguno de los que estaba en la fila pero sin ticket, esperando un milagro, conseguía una entrada a través del celular gracias a cancelaciones de último momento. Hubo llantos y hasta abrazos entre desconocidos, dando por una vez la sensación de que entre los miembros de la prensa y la crítica había algo así como un espíritu comunitario y solidario. El único capaz de lograr eso, quizás, sea Martin Scorsese.

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¿Valía la pena, realmente, todo el esfuerzo? Cada uno sacará sus propias conclusiones, pero a juzgar por el aplauso generalizado que se dio en el pase de la prensa –gremio que no acostumbra a grandes ovaciones y menos acá en Francia–, la experiencia Killers of the Flower Moon fue todo un éxito. De tres horas y media de duración, la película del director de Taxi Driver que se estrenará en salas de cine en octubre y llegará luego a la plataforma Apple TV+ es un ambicioso relato que mezcla el western, la película de gangsters y una oscura historia de amor para contar lo que sucedió en la década de 1920 en el Condado de Osage, Oklahoma, cuando una tribu indígena local descubrió pozos de petróleo en su territorio y, de un día para el otro, muchos de sus integrantes se convirtieron en millonarios.

Trailer De Killers Of The Flower Moon

Lo que sucedió luego –esto es una historia real– es previsible: los “hombres blancos” de la zona, empresarios ganaderos, agricultores, bancos y todo tipo de maleantes, harían lo imposible por recuperar su poder. ¿Cómo? Por un lado, casándose con mujeres de la tribu y robándole dinero a estos nuevos ricos mediante trampas y trucos financieros (los bancos no les permitían a muchos de ellos tener acceso libre a sus dólares) y, por otro, de la manera más cruenta y brutal: matándolos. Para eso, además de los crímenes más convencionales, no tuvieron mejor idea que ir enfermando y envenenando a muchos de sus miembros, intentando dar la impresión de que había algún tipo de “maldición” circulando por la comunidad.

Central a estos crueles mecanismos fueron dos personas: el “tío” Bill Hale (De Niro), un millonario dedicado a la agricultura y la ganadería, y su sobrino, Ernest Burkhart (DiCaprio) un veterano de la Primera Guerra Mundial que regresó a su pueblo de Oklahoma, descubrió que todo había cambiado y, necesitado de ganar dinero, fue utilizado por su más siniestro tío en uno de estos operativos criminales. Fue así que el inocente y un tanto tontuelo Ernest se enamoró, se terminó casando y teniendo hijos con una mujer Osage llamada Mollie (Lily Gladstone) mientras que en paralelo y junto con su tío iban masacrando a su familia y quedándose con su dinero.

Socrsese, en el photocall para la película 'Killers of the Flower Moon', fuera de competición (REUTERS/Sarah Meyssonnier)
Socrsese, en el photocall para la película 'Killers of the Flower Moon', fuera de competición (REUTERS/Sarah Meyssonnier)

La película cuenta estos hechos por momentos en tono de negrísima comedia y en otros mostrando la inquietante y brutal relación entre los hombres blancos y los indígenas más como una película de gángsters, un formato que Scorsese conoce bien. Y si bien la novela pone el eje en la participación del FBI en la resolución del caso, el realizador sólo se ocupa de ese ángulo narrativo sobre el final (Jesse Plemons encarna al agente federal Tom White) para centrarse casi por completo en las intrigas locales. Se trata de una película violenta y ferozmente crítica respecto a la relación entre el capitalismo, el racismo y el uso de la fuerza económica y la otra, la de las armas.

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La película de Scorsese fue recibida con una ovación de diez minutos en la gala, tras lo cual el realizador rompió otra de las tradiciones de Cannes ya que se le cedió el micrófono para hablar ante el fervoroso público que llenaba la gigantesca sala. Flanqueado por sus estrellas, al director de Toro salvaje, de 80 años, se lo veía muy emocionado por estar en un festival al que no venía como participante desde hace 47 años, cuando trajo aquí una pequeña película que lo haría famoso y que fue nada más y nada menos que “Taxi Driver”.

Escena con Leonardo DiCaprio y Lily Gladstone (EFE/Imagen cedida)
Escena con Leonardo DiCaprio y Lily Gladstone (EFE/Imagen cedida)

Candidatas de la competencia internacional

Killers of the Flower Moon se presentó fuera de competencia. En lo que respecta a la pelea por la Palma de Oro se agregaron en los últimos días nuevos candidatos, representantes más típicos del cine de autor europeo e internacional. Por un lado se vio About Dry Grasses, del turco Nuri Bilge Ceylan (Sueño de invierno, Erase una vez en Anatolia), un film con una duración similar al de Scorsese enfocado en un bastante desagradable maestro de escuela de un pueblo rural y sus relaciones conflictivas tanto con colegas como con alumnos allí. Bastante teatral en su puesta en escena y muy inteligente en la manera de plantear las difíciles relaciones que se producen en ese ámbito –donde el poder se cruza con el deseo y todo eso se mezcla con las dificultades económicas–, es una película densa y demandante que tiene sus fanáticos, sus detractores y los que la vemos como un trabajo interesante pero menor y un tanto fallido en relación a los mejores films del director.

Mejores sensaciones dejó The Zone of Interest, la nueva película del director británico Jonathan Glazer (Under the Skin), adaptada de la novela homónima de Martin Amis, escritor británico que falleció al día siguiente de la premiere mundial de la película aquí. “Mejores sensaciones” es una forma de decir ya que el film trata de un tema más que inquietante: la vida personal y familiar del comandante nazi del campo de concentración de Auschwitz durante la Segunda Guerra. Rudolf Höss (Christian Friedel), su mujer Hedwig (Sandra Hüller) y sus cinco hijos vivían en una aparentemente idílica casa de campo, con un enorme parque, con plantas y salida al lago que tenía una particularidad: estaba separada por apenas un muro y unos pocos cables del campo de exterminio más brutal de la guerra, con sus barracas, sus chimeneas y, de fondo, gritos y disparos que la familia ignoraba por las noches.

El 76º Festival de Cine de Cannes: conferencia de prensa para la película "La zona de interés", con el director Jonathan Glazer y los miembros del reparto Sandra Huller y Christian Friedel  (REUTERS/Yara Nardi)
El 76º Festival de Cine de Cannes: conferencia de prensa para la película "La zona de interés", con el director Jonathan Glazer y los miembros del reparto Sandra Huller y Christian Friedel (REUTERS/Yara Nardi)

Glazer filma todo esto como si fuera un episodio de “Gran Hermano”, con cámaras puestas a través de la casa filmando todo el tiempo mientras los actores la recorren. No hay demasiada trama, salvo la amenaza de una mudanza que quiebra la armonía familiar y otras pocas cosas más. La película funciona como una muestra de aquello que se da por llamar “la banalidad del mal”, mostrando la vida cotidiana, aparentemente normal y rutinaria, de esta familia de aspecto convencional. De a poco, sin embargo, los contactos entre su realidad idílica y lo que pasa detrás de los muros empiezan a notarse y a enrarecer cada vez más el ambiente, ya que se vuelve evidente que la guerra la están perdiendo y tienen que tomar decisiones rápidamente. Es un tema cinematográficamente complicado de tratar que Glazer logra manejar con mucha inteligencia, sin ponerse morboso y trabajando todo con la mayor delicadeza, sutileza y con bastante, quizás un tanto excesiva, frialdad.

Las películas argentinas

Las dos películas argentinas que pasaron por fuera de competencia fueron muy bien recibidas por los medios internacionales. De las dos, la que mayor consenso obtuvo fue Los delincuentes, de Rodrigo Moreno, presentada en Un Certain Regard. Esta película sobre dos empleados bancarios que se ven envueltos en el robo a la institución en la que trabajan empieza como un policial y de a poco se va transformando en un zigzagueante relato acerca de las consecuencias de ese hecho delictivo, en las elecciones de sus dos protagonistas y en los raros caminos que sus vidas toman después del hecho. Protagonizada por Daniel Elías y Esteban Bigliardi, la película de tres horas del realizador de El custodio llegó acá como una de las tapadas y es candidata a quedarse con algún premio en su sección.

Trailer de "Los delincuentes", de Rodrigo Moreno

Fuera de todas las competencias y con un elenco internacional importante, encabezado por Viggo Mortensen y Chiara Mastroianni –aunque en papeles relativamente chicos–, Eureka, de Lisandro Alonso, es un ambicioso film dividido en tres partes y filmado en gran parte en los Estados Unidos, más precisamente en Dakota del Sur y, como en la película de Scorsese, con habitantes de los pueblos originarios de ese país como protagonistas.

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La película del director de La libertad y Jauja empieza como un western en blanco y negro sobre un hombre (Mortensen) que llega a un pueblo buscando a su hija desaparecida. De ahí pasa, sorprendentemente, a contar una historia bastante distinta: la de una mujer policía y su sobrina que viven y trabajan en una reservación indígena a lo largo de una noche llena de sucesos incómodos y violentos. Y esa etapa –que es el núcleo central y más largo de Eureka- deriva, también de manera llamativa, en una tercera historia que tiene lugar también entre indígenas que buscan oro en la selva brasileña.

Trailer de Eureka, de Lisandro Alonso

Recibida con muy buenas críticas –aunque no todas ya que el estilo de Alonso tiene también sus detractores–, “Eureka” es un film curioso dentro de la filmografía del director argentino, uno que lo lleva por fuera del país y a experimentar, formalmente, con narraciones un poco más “convencionales” que las que habituales en su cine. Se trata de una película por momentos angustiante y oscura sobre la soledad, la explotación económica, la violencia racial y las familias rotas, todo rodeado de unos curiosos momentos propios del género fantástico –y sorprendentes efectos especiales– que son nuevos en el cine del director de Los muertos.

El festival recién promedia sus casi dos semanas de duración y, a juzgar por lo visto hasta ahora, estamos ante la que parece ser una de sus mejores ediciones en muchos años, con una gran mayoría de películas celebradas y bien recibidas entre los participantes del evento. La excepción más notable quizás sea la de Indiana Jones y el dial del destino, que decepcionó a casi toda la crítica y a buena parte del público en su paso por el festival. De todos modos, no hay dudas de que será un gran éxito de taquilla en su inminente estreno mundial. De vuelta, Cannes será grande pero Hollywood lo es mucho más.

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