La gimnasia artística es uno de los deportes más populares en Rusia; a lo largo de los años, ese país se ha coronado como dominante en esa disciplina. En los Juegos Olímpicos de 1964, celebrados en Tokio, el equipo soviético obtuvo nada menos que 19 medallas, cuatro de ellas de oro.
Gimnastas de la URSS (1965) es un retrato grupal de deportistas soviéticos famosos, muchos de ellos campeones mundiales y olímpicos. Entre las figuras de fondo se encuentran Polina Astakhova (triple olímpica y dos veces campeona del mundo), Boris Shakhlin (triple olímpica y dos veces campeona del mundo) y Yury Titov (campeón olímpico y mundial, más tarde presidente de la Federación Internacional de Gimnastas). El cuadro, realizado en témpera sobre madera, de 268 por 216 centímetros, se encuentra en el Museo Estatal Ruso de San Petersburgo.
Dmitri Zhilinsky (1927-2015), el artista que firma la obra, respetaba las normas del realismo socialista, pero supo darle un toque particular inspirándose en la pintura renacentista italiana. El realismo socialista fue un estilo de arte patrocinado por el gobierno con evidente intención propagandística. Tras las vanguardias rusas de principios del siglo XX, el Estado decidió volver al arte figurativo, un estilo bastante más accesible cuyos mensajes podían ser fácilmente interpretados por el público. Uno de los grandes objetivos del gobierno era promover la práctica del deporte entre los ciudadanos. Así, los artistas empezaron a pintar cuadros protagonizados por chicos y chicas, felices y saludables, disfrutando del deporte en grupo.
En Gimnastas de la URSS, Zhilinsky utiliza un punto de vista alto y una perspectiva central para pintar un pabellón lleno de gimnastas. Los hombres están reunidos en torno a los entrenadores, junto al caballo con arcos y las barras paralelas. Las atletas están al fondo, practicando suelo y barra de equilibrio. Aunque la perspectiva está bastante lograda, el artista aplana deliberadamente las figuras, de modo que parecen estar mucho más apiñadas, como si estuviesen superpuestas a modo de collage.
La escena está dominada por un rojo intenso, que casualmente es el color de la bandera soviética… Quizás un poco de propaganda, emanada paradójicamente de un artista cuya familia, en la que había músicos, artistas y escritores, había sido aniquilada por el régimen bajo la acusación de “enemigos del pueblo”.
Sin embargo Dmitri Zhilinsky fue una de las figuras más representativas del realismo socialista, el único estilo artístico que permitía la Unión Soviética estalinista, tras la experimentación radical de los primeros años de Revolución rusa. Más tarde, con el “deshielo” de Khrushchev, ese realismo se volvió un poco más irreal, más libre en su forma, y eso se debe en gran parte a Zhilinsky, que abrió unas cuantas puertas de lo que hoy es el arte ruso.
Zhilinsky no debía estar del todo de acuerdo con ciertas cosas de su país, pero una cosa sí tenía clara: el amor por el arte. Si el Estado quería estimular la práctica del deporte entre los ciudadanos y a la vez vencer a los EEUU en las olimpíadas, necesitaba un buen órgano de propaganda. Y Zhilinsky, muy popular entre la ciudadanía, era perfecto para este trabajo.
Sus retratos colectivos de obreros, trabajadores, artistas o simplemente gente habían calado en la población, por lo que fue él el elegido para retratar al equipo de gimnasia que se quedó con la mayoría de medallas de Tokio 1964. En plena Guerra Fría, fue todo un triunfo propagandístico para la URSS. Entre sus retratos más populares, se destacan dos obras que integran la colección de la Galería Estatal Tretyakov: Familia en la playa (1964), que representa a una familia compartiendo una tarde junto al mar, y Día domingo (1973), este último claramente inspirado en composiciones del Renacimiento italiano.
Las obras de Zhilinsky se distinguen por sus tonos puros y decorativos, líneas melodiosas, siluetas plásticas y composiciones armónicas. Trabajó con frecuencia en témpera, dando a sus obras un trabajo colorista muy cuidado.
Con tan solo 18 años, cuando vivía en el pueblo de Apsheron, el joven Dmitri cumplió el sueño de visitar la Galería Tretyakov para copiar todas las obras allí expuestas. Tras el fin de la guerra, pudo establecerse en Moscú para iniciar sus estudios de arte.
Fue un alumno aplicado; estudió la naturaleza, pintó numerosos paisajes y retratos, y siendo aún estudiante se convirtió en excelente dibujante. Más de diez años después de graduarse en el Instituto Surikov, pintó Familia en la playa. El gran éxito de esta obra se debió en parte a la adquisición de la técnica de la témpera, que le dio la oportunidad de hacer algunos descubrimientos artísticos de los que haría buen provecho. Estas habilidades adquiridas fueron plasmadas en el también célebre Gimnastas de la URSS, que fue representado en un sello postal emitido en 2011.
Además de su labor artística, Dmitry Zhilinsky fue profesor, académico de la Academia de Artes de la URSS, Artista del Pueblo (título honorífico otorgado a artistas de diversas disciplinas de la Unión Soviética que mostraran logros sobresalientes) en 1987 y miembro de la Unión de Artistas de su país. Integró además el comité editorial de las revistas Tvorchestvo y Young Artist.
Varias de sus pinturas están en exhibición permanente en la Galería Estatal Tretyakov, que recogió sus obras de varios museos de la ex Unión Soviética.
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