
Murió Quino. Lo confirmó Kuki Miller, su editora de Ediciones De la flor, sello donde el ilustrador argentino publicó gran parte de su obra. Fue ayer por la mañana. Tenía 88 años. “Se murió Quino. Toda la gente buena en el país y en el mundo, lo llorará”, escribió en las redes sociales Daniel Divinsky, su ex editor. Enseguida la noticia comenzó a viralizarse entre pesares y tristezas.
No sólo lloramos sus lectores, también aquellos artistas que aprendieron todo de él. Miguel Rep, por ejemplo, publicó una viñeta donde se lee “Lo intuíamos. El verdadero Principito era Quino” y, junto a la imagen, en el tuit, dijo: “Se fue mi segundo Papá. Gracias por todo Quino”. Esa sensación de “padre artístico”, de maestro de artistas, está presente en varios de los ilustradores que hoy lo homenajearon.
Desde el Ministerio de Cultura de la Nación compartieron un video y un reivindicativo texto que dice: “Nos causa una profunda tristeza la muerte del querido artista gráfico Joaquín Salvador Lavado, conocido como Quino y padre de la inolvidable Mafalda, su personaje más entrañable. Querido y admirado por todos sus colegas deja un imborrable legado en la cultura argentina”.

Nació en Mendoza, el 17 de julio de 1932. Fue un humorista gráfico e historietista argentino y su obra constituye una parte fundamental de la historieta argentina. La tira más conocida, emblemática para varias generaciones, es Mafalda.
De chico ya sabía que quería ser dibujante. Cuando murió su madre tenía 13 y ese mismo año decidió dejar los dibujos autodidactas para empezar a profesionalizarse: ingresó a la Escuela de Bellas Artes de Mendoza. En 1954, luego de hacer el servicio militar obligatorio, se fue a Buenos Aires a convertir su sueño de ser dibujante. Su primera página de humor la publicó en el semanario Esto Es.
Luego siguió en medios como Leoplán, TV Guía, Vea y Lea, Damas y Damitas, Usted, Panorama, Adán, Atlántida, Che, y el diario Democracia, entre otros. También empezó a publicar con cierta regularidad en las históricas Rico Tipo, Tía Vicenta y Dr. Merengue. Fue entonces cuando llegó el dibujo publicitario y, al fin, su primer libro recopilatorio, Mundo Quino, en 1963.

La historia de Mafalda, su tira más famosa y la que lo convirtió en un artista mundial, empieza con una campaña de publicidad encubierta para la empresa de electrodomésticos Mansfield. Quino creó al personaje de Mafalda, pero la campaña finalmente no se hizo, entonces publicó la historia en Leoplán y luego en Primera Plana. Al poco tiempo salió en diversos países: un éxito que aún no conoció su techo.
No se trataba ni se trata de una mera pasión popular. Cuando el filósofo italiano Umberto Eco leyó Mafalda quedó tan fascinado que se encargó especialmente del álbum que se editó en Italia en 1969 titulado Mafalda la contestataria. En el prólogo escribe que “no se trata solamente de un personaje de historieta más; es, sin duda, el personaje de los años setenta".
"Si para definirla se utilizó el adjetivo ‘contestataria’, no es sólo para alinearla en la moda del anticonformismo. Mafalda es una verdadera heroína ‘rebelde’, que rechaza el mundo tal cual es”, agregó Eco en ese texto. Fue y es un personaje que revela el ADN progresista de cierta clase media argentina pero también que explica muy bien el contradictorio funcionamiento del mundo.

Alrededor de Mafalda, brillaban otros personajes que el dibujante usaba para retratar la compleja argentinidad de aquella época. Sus amigos eran Manolito, Felipe, Susanita, Miguelito y Libertad. Su familia estaba compuesta por su madre (Raquel), una ama de casa con un pasado como pianista, un padre que trabajaba en una oficina e intentaba responder a los planteos de hija mayor y Guille, el hermano más chico al que le gustaba la sopa y amaba a Brigitte Bardot.
Además de los albums de Mafalda, Quino ha publicado una veintena de libros. Quinoterapia, Sí, cariño, ¡Qué mala es la gente!, ¡Cuánta bondad!, ¡Qué presente impresentable!, ¿Quién anda ahí?, Simplemente Quino, son apenas algunos. Esa enorme trayectoria le ha dado distinciones muy importantes como el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades que obtuvo en 2014.

Tras su muerte, artistas, intelectuales, celebridades y lectores de todo el mundo se hicieron eco de la triste noticia. Todos destacan lo mismo: cuánto habían sido influenciados por su agudo arte humorístico. Como una ironía del destino, Quino murió al día siguiente de que Mafalda, su más famosa y aclamada publicación, cumpliera 56 años.
Fue un artista de una agudeza estética poca veces vistas, pero también de una mirada política sumamente crítica. No sólo desnudó las desigualdades del mundo, también criticó su machismo. En varias oportunidades, el dibujante argentino tomó posición, como ocurrió con el debate por la legalización del aborto. Su obra está presente en el imaginario cultural y lo seguirá estando por mucho tiempo más.
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