Hace apenas unos días se cumplieron 10 años de la muerte de Roberto "el Negro" Fontanarrosa. Hay un gran consenso generalizado entre escritores, dibujantes y humoristas sobre la importancia de este artista rosarino en la cultura argentina.
Fue un 19 de julio de 2007 que falleció por un paro cardiorrespiratorio una hora después de ingresar al hospital con un cuadro de insuficiencia respiratoria aguda y después de varios años de sufrir una enfermedad degenerativa de tipo neuromuscular, conocida como ELA. Su legado, más vigente que nunca, dejó también una incontable cantidad de obras, puntualmente historietas publicadas en diarios y revistas, que hoy se reúnen como "archivos clasificados".
Se trata de todos los trabajos de Fontanarrosa donados al Archivo de Historieta y Humor Gráfico Argentinos. También materiales provenientes de Ediciones de la Flor, de Les Luthiers, del dibujante Quino, de la actriz Cipe Lincovsky y de los herederos. Se exponen desde el viernes 28 de julio y hasta diciembre. Se pueden ver de martes a domingos de 14 a 19 horas en el Museo del libro y de la lengua (anexo de la Biblioteca Nacional) ubicado en la avenida Las Heras 2555 en la Ciudad de Buenos Aires. La curaduría estuvo a cargo de Judith Gociol, coordinadora del Archivo de Historieta y Humor Gráfico Argentinos de la BN.
Pero, ¿de qué se trata todo el material exhibido? De todo: trabajos periodísticos o de publicidad, borradores de cuentos y libretas de apunte, una planera de madera para las páginas de Boogie, el aceitoso e Inodoro Pereyra y una estantería con 75 cajas en las que guardó sus cuadros de humor gráfico agrupados en 59 tópicos de asombrosa meticulosidad.
No se trata de la compilación de su obra, sino de una exposición armada a partir de procedencias muy precisas: documentación acerca de su actividad laboral e intelectual. Siguiendo ciertas corrientes bibliotecológicas y archivísticas que recomiendan no desarmar lo encontrado, la exposición cobró la forma. Se trata de una muestra sobre sus archivos clasificados.
La enorme cantidad de material habla mucho de Fontanarrosa: su voracidad a la hora de producir. Nunca fue buen alumno, de hecho se aburría en el colegio, pero en su casa se pasaba horas tirado en la cama devorándose las revistas de humor de la época. Allí, podría decirse, nació su pasión por la escritura y el dibujo. En tercer año dejó la escuela y se anotó en un curso de la Escuela Panamericana de Arte, dirigida por (nada más y nada menos) Hugo Pratt y Alberto Breccia. Desde aquel momento nunca paró.
Recorrer estos archivos clasificados es recorrer también las ganas del Negro por hacer lo que más le gustaba. Entendía al arte como una diversión que, con trabajo y entusiasmo, podía llegar lejos y construir una obra. La suya, es enorme, extensísima. Vale la pena conocerla.
* Roberto "el Negro" Fontanarrosa: archivos clasificados
Del 28 de julio y hasta diciembre, de martes a domingos de 14 a 19 horas Museo del libro y de la lengua – anexo de Biblioteca Nacional
Av. Las Heras 2555, Ciudad de Buenos Aires.
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