Colombia será más caliente, seca y extrema: así podría verse el país antes del 2100, según el Ideam

A finales de este siglo, Colombia podría enfrentar un panorama climático muy distinto al que hoy conocemos. Las temperaturas serán más altas, la lluvia caerá de forma desigual y regiones como La Guajira podrían volverse aún más secas y cálidas. Ese es el horizonte que dibujan las nuevas proyecciones del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), presentadas esta semana en Bogotá.

Lejos de ser un simple ejercicio académico, los modelos divulgados buscan servir como herramienta clave para la planeación del país frente a un cambio climático que ya dejó de ser un riesgo lejano. “El cambio climático ya no es una realidad lejana, sino que es algo cercano. En el 2024, durante un fenómeno de El Niño bastante fuerte, cada semana el país rompía récords de temperatura y las proyecciones indican que esto va a seguir ocurriendo”, afirmó Ghisliane Echeverry Prieto, directora del Ideam.

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Las proyecciones, que se darán a conocer al público en agosto de 2025 a través de una nueva plataforma digital, permiten observar tendencias climáticas futuras a una escala sin precedentes, bloques de hasta 10 kilómetros cuadrados. Allí se podrá consultar la evolución de siete variables temperaturas promedio, máxima y mínima, precipitaciones, humedad, radiación solar, velocidad del viento por departamento, región o área protegida.

Para elaborar estos escenarios, el Ideam adoptó la metodología del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (Ipcc) de la ONU. Con base en ella, se plantearon cuatro futuros posibles que dependen de cómo evolucione la gobernanza, el uso de combustibles fósiles, la tecnología, la economía y la conciencia ambiental.

Uno de esos caminos, llamado “sustentabilidad”, imagina un país con bajo crecimiento poblacional, buen desarrollo económico y fuerte acción ambiental. Otro, denominado “fragmentación”, refleja un entorno opuesto, economía estancada, crecimiento desordenado y crisis ecológica. También se presentaron escenarios intermedios, entre ellos uno bautizado “desigualdad”.

Los resultados muestran tendencias comunes. En todos los escenarios hay un incremento de las temperaturas máximas a lo largo del siglo. En un escenario medio, por ejemplo, las precipitaciones aumentarían hasta un 20% en el centro de la región Andina. Pero en otras zonas, como la costa Caribe, podría haber una disminución notable de lluvias si el uso de combustibles fósiles continúa sin freno.

“Queremos resaltar la situación de La Guajira, el departamento con menos precipitaciones del país, y que, en un escenario medio, experimentaría una fuerte disminución de lluvias y un aumento de la radiación solar”, precisó Elizabeth Patiño, subdirectora de Estudios Ambientales del Ideam.

La radiación solar también se incrementaría en la Amazonia, la Orinoquia y la región Andina. La velocidad del viento, por su parte, bajaría en buena parte de la región Pacífica, especialmente en su zona oriental, mientras que en el norte de La Guajira aumentaría ligeramente.

Aunque las proyecciones aún están siendo validadas por expertos externos, forman parte de un esfuerzo más amplio del Gobierno por cumplir con sus compromisos climáticos ante la comunidad internacional. La plataforma hace parte de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC), que cada país reporta ante la ONU como parte del Acuerdo de París.

“En este momento, desde el Ministerio de Ambiente se está trabajando en la entrega de los nuevos NDC y en 2026 se van a lanzar la Cuarta Comunicación de Cambio Climático, en la que se determina el inventario nacional de gases de efecto invernadero, avances de los NDC, adaptación en los territorios y los apoyos financieros para el cambio climático”, explicó Patiño.

Estos escenarios, señala el Ideam, son insumos esenciales para que gobernaciones, alcaldías, comunidades y autoridades ambientales tomen decisiones más informadas y se preparen mejor ante los impactos que ya se asoman en el horizonte. La idea es que sirvan como base para políticas públicas, planes de ordenamiento territorial, protección de la biodiversidad y proyectos de adaptación.