Los motores eléctricos son más pequeños que los térmicos, lo serán aún más con el paso del tiempo y el desarrollo de variantes como los de flujo axial, que prometen ser capaces de ir dentro de una rueda en el futuro.
Los vehículos completamente autónomos, el día que finalmente sean una realidad, no necesitarán volante, pedales, palanca de cambios ni tablero de instrumentos. Con una pantalla en cualquier lugar del habitáculo, será suficiente para cargar los datos del viaje y para que empiece a funcionar en esa dirección. Incluso podrían ir hacia adelante o hacia atrás gracias a esta configuración, y entonces hacer muchas menos maniobras en las ciudades.
En esa dirección empiezan a trabajar los departamentos de diseño y de I+D de las marcas, algunos con más vuelo imaginativo y otros algo más conservadores. Una cosa es diseñar un concepto a nivel virtual, otra es llevarlo a la práctica y mucho más difícil es convertirlo en un automóvil de producción.
En China, definitivamente uno de los países donde la tecnología aplicada a los autos está posicionando a su industria a la vanguardia a nivel global, la compañía Guangzhou Automobile Group (GAC), acaba de presentar un interesante estudio de diseño llamado Space Concept, que además de ser un monovolumen futurista por su morfología, lo es también por su sistema de propulsión, y que tiene un motor eléctrico que se alimenta gracias a una pila de combustible de hidrógeno.
Este sistema es el mismo que se utiliza en el Toyota Mirai, el primer vehículo de producción que ha optado por este modo de propulsión, y que permite una autonomía mayor a la media de los autos eléctricos con la ventaja de una carga mucho más rápida, ya que llenar los tanques de hidrógeno de a bordo, demanda apenas unos 5 minutos, algo similar a lo que ocurre hoy con los tanques de gasolina.
Pero en verdad lo que más llama la atención de este concepto de GAC es la arquitectura de su diseño. Por fuera, aprovechando las bondades de un monovolumen, simplemente han realizado una forma con alta eficiencia aerodinámica, en la que se destaca un remate trasero curioso, en el que no se ve superficie acristalada aunque sí exista, sino una reproducción de la parrilla delantera que es una suerte de rejilla vertical de grandes dimensiones. El parabrisas se proyecta hacia el techo y llega hasta el ángulo trasero, donde vuelve hacia adentro para generar menos turbulencias del aire.
Pero es en su interior donde está el verdadero mensaje que GAC ha decidido dar con este Space Concept, ya que al ser un vehículo autónomo de Nivel 4, no tiene ningún tipo de comando convencional, y por lo tanto no necesita que los asientos delanteros tengan necesariamente el sentido de mirar hacia el parabrisas. Lo pueden hacer o no, indistintamente, ya que también pueden integrarse a una especie de living minimalista que se compone con un gran sofá trasero y una mesa pequeña en el medio.
Las pantallas están en el frente y lateral, y el acceso se produce únicamente desde el lateral derecho, donde una gran puerta lateral se abre con el sistema de ala de gaviota, es decir hacia arriba, justo detrás de las puertas delanteras, esas sí a razón de una de cada lado, que tienen apertura convencional.
El lujo final llega en la parte trasera, ya que activando el modo “Tea Time Lounge”, se abre el portón trasero en dos secciones horizontales, y desde el espacio del maletero emerge una plataforma automatizada y eléctrica en la que el mismo sofá del interior, rota sobre su eje y se convierte en un pequeño deck para disfrutar de un momento de relax al exterior.
Pero como existe la posibilidad de tener un usuario que disfruta el placer de conducir, este concepto de GAC tiene guardados el volante y los pedales, de modo que con solo activarlos, estos aparecen en la posición convencional, y transforman nuevamente el living sobre ruedas, en una gran Van futurista.
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