El motivo por el que Santa Rosa de Lima es patrona de América y las Filipinas

Nacida bajo el nombre de Isabel Flores de Oliva, a temprana edad se retiró a una vida de oración y penitencia, convirtiendo una pequeña ermita en la casa de su madre en un refugio en el que solía orar por los necesitados y aquellos que buscaban redimirse.

Su belleza, comparada con una rosa, asombró a su familia desde su llegada al mundo en abril de 1586. Las acciones que predicó y divulgó en el Perú se mantienen como un recordatorio de su trascendencia tras morir el 30 de agosto de 1617.

Por ella, y lo que significa para sus creyentes, se inicia una novena cada 21 de agosto, sumándose una fiesta litúrgica el día 23. Al calendario de conmemoraciones se agrega el 30 del octavo mes, donde peruanos y extranjeros recuerdan a Santa Rosa de Lima, la primera sudamericana que fue canonizada.

La limeña que entregó su vida a Dios, y que perteneció a la orden de los dominicos, tiene un lugar especial en la historia al ser la primera santa de América. Su vida y actos de bondad no solo permanecieron en el país, sino que trascendieron y alcanzaron otras naciones.

Sus milagros mantuvieron la fe de miles de creyentes. Asimismo, se cree que ella obtuvo el don de sanar y conectar a los escépticos con el camino de la religión. Siguiendo su misión en la tierra, se encargó de educar a niños y cuidar a enfermos, a quienes atendía como si fueran parte de su familia.

¿De dónde es patrona? De acuerdo a registros oficiales, la nacida en Perú fue canonizada por el Papa Clemente X en el año 1671. Fue él quien la nombró como la única patrona del Nuevo Mundo (América), Filipinas e Indias Occidentales.

Aunque su figura en la región causó que sea señalada como una de las máximas religiosas entregadas a la fe, esta alcanzó a otros países por lo que logró con sus predicaciones, además de hablar abiertamente sobre sus mortificaciones y los castigos físicos a los que se sometía para pedir perdón por los pecados de hombres y mujeres.

Es así como estos destinos se suman a los festejos hacia ella y conmemorarla. El convento que lleva su nombre se convirtió en un centro de reunión de fieles que llegaban de diversos lugares del mundo para conocer más sobre ella y las enseñanzas que dejó al mundo.

Cada 30 de agosto, las unidades que forman parte de la Policía Nacional del Perú celebran la vida y obra de la santa peruana. La justificación de que ella los represente es porque es considerada como uno de los máximos símbolos y ejemplos de una conducta moral, la cual pretenden seguir los miembros que participan en la protección del país.

Los efectivos son los responsables de organizar pasacalles y procesiones, eventos en los que llevan en hombros el anda con la imagen de la religiosa.

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