‘Plata como cancha’: La historia de cómo César Acuña se convirtió en el político de hoy

Desde su publicación en el 2021, el libro ‘Plata como cancha’ del periodista Christopher Acosta Alfaro se ha convertido en una muy importante referencia para muchos que quieren entender un poco más la realidad actual nacional y sobre todo en todo lo que concierne en uno de los actores políticos más importantes que tiene el país en los últimos años: César Acuña.

Pero que nadie cometa el error de creer que ‘Plata como cancha’ (célebre frase del mismo César Acuña) es una especie de perfil oficial o biografía autorizada. Nada que ver. Lo que Acosta nos quiere hacer saber son todos los secretos de cómo el excandidato presidencial amasó su fortuna a través de los años.

Una cosa que deja en claro esta obra, es que si bien las habilidades comunicativas de Acuña Peralta son bastante limitadas, en donde sí se destaca, y por mucho, es a la hora de hacer negocios y aprovechar cada oportunidad que tenía para sacar provecho de ella.

“En 1996, la promulgación del Decreto Legislativo Nro. 882 denominado Ley de Promoción del Sector Educación, apalancó las inversiones de las universidades privadas, con una fórmula irresistible para cualquier inversionista. Si tenía una universidad y demostrabas que durante el año anterior habías invertido tanto en infraestructura como el cálculo de los impuestos que te toca tributar, no los pagabas. Así, entre pagar Impuesto a la Renta, y hacerse de nuevos pabellones laboratorios u oficinas, las universidades privadas claro está, optaban por lo segundo” (p.38).

De igual manera, en ‘Plata como cancha’ se narra cómo César Acuña ideó el plan perfecto para la Universidad César Vallejo gane popularidad y prestigio. Desde su concepción, el protagonista del libro sabía que la mejor manera de captar alumnos por todos lados por medio del otorgamiento de becas, charlas de orientación vocacional, concursos y organización de encuentros estudiantiles.

Ocurre que se presentaba ante los padres de familias (preocupados por el futuro profesional de sus hijos) como el empresario todopoderoso que se preocupaba por el futuro y con su centro de estudios ofrecía cuotas bajas, becas por doquier y un título casi seguro.

La astucia que tenía para hacer crecer su universidad, Acuña también la mostró en la política. Y es que luego de formar el partido Alianza por el Progreso (APP), pronto se dio cuenta que tenía que reclutar a gente que causen temas de conversación en todos los ámbitos de la política peruana. No importaba de donde provenían, él iba a juntar a todos bajo un mismo partido. Así fue que convenció a gente como Anel Townsend, Luis Iberico, Marisol Espinoza, Carmen Omonte, Edwin Donayre, Omar Chehade, entre otros.

En otro capítulo, Acosta cuenta que en un momento de crisis debido a las miradas incomodas que generaba la relación entre universidad y Partido, la César Vallejo contrata los servicios la expresidenta del Consejo de Ministros, ex Defensora del Pueblo y expresidenta de la Asociación de las AFP Beatriz Merino. “Eres un hombre bueno, eres un líder, eres un hombre inteligente” (p.26), le dice Merino a su jefe César Acuña.

Acosta también relata los dos casos más emblemáticos que tiene Acuña con relación a sus trabajos académicos. El primero fue la acusación que cayó sobre él por la apropiación de un libro entero de quien fuera su profesor en la Universidad de Lima y luego su empleado en la César Vallejo: Otoniel Alvarado.

El segundo caso, el más mediático tal vez, es el plagio en su tesis para la Universidad Complutense de Madrid. A pesar que se comprobó el hecho y la sanción era el retiro inmediato de su título, lo cierto es que esto no pasó debido a que contrató a un prestigioso buffet de abogados y hallaron en la acusación varias fallas de forma que no le permitió a la universidad madrileña ejecutar la sanción. Pero los plagios múltiples fallos fueron probados uno por uno.

El clientelismo político es una de las más abyectas prácticas que muchos candidatos a grandes puestos suelen usar para lograr sus objetivos. En el caso de Acuña no solo usó su universidad para esos fines, sino se creó la imagen del millonario a que le sobraba la plata y la repartía a los más necesitados. Una especie de Robin Hood peruano. Sin embargo, cuenta Acosta, que esto no sería del todo cierto, pues muchas veces también usó el dinero de los demás.

“Tenemos que ganarnos a los comedores populares, a los programas sociales… vamos a entregar 3,000 soles a los 496 clubes de madres de toda la provincia… Estamos hablando de estrategias de campaña. Por mi parte, como municipalidad, vamos a hacer campaña. Vamos a entregar 3,000 soles a cada comedor para que ese dinero lo inviertan en implementar y mejorar su infraestructura. ¿Qué cómo lo hacemos político? Eso depende de nosotros” (p.50).

SEGUIR LEYENDO