
No beber alcohol por lo menos durante tres días después de haber sido vacunada o vacunado contra el COVID-19. Se trata de la indicación que casi por obligación la mayoría de las personas, alrededor del mundo, han seguido religiosamente tras inocularse contra el virus. Pero al menos en México, el llamado zar contra el coronavirus, desmintió ese mito y rechazó que a las personas les afecta en algo beber, moderadamente, tras ser inyectadas.
Se trata del subsecretario de Salud mexicano, Hugo López-Gatell, quien la mañana de este martes habló de ese asunto durante su participación en la habitual conferencia matutina del presidente Andrés Manuel López Obrador.
“Las actividades de las personas jóvenes no deben interferir con la vacunación”, dijo el vocero de la estrategia del gobierno mexicano contra la pandemia, al anunciar que el registro para las vacunas, para mayores de 18 años, ya se encontraba totalmente abierto, a fin de saber cómo llevar a cabo la logística al irse acercando cada vez más a ese sector.

“El tema del alcohol ha sido muy sonado”, dijo el doctor, “en general el uso excesivo de alcohol causa daños a la salud pública y a la salud individual, eso es muy conocido”, recordó, “pero no hay una prohibición para tener actividades convencionales con consumo moderado de alcohol, por ejemplo. No debería de ser un problema”.
Precisamente, en Rusia al inicio de la campaña de vacunación contra el COVID-19, con el antídoto Sputnik V, es de los primeros lugares donde se emitieron estas recomendaciones respecto al alcohol.
Pero ahí lo hicieron porque la población rusa tiene la costumbre de ingerirlo en grandes cantidades, un exceso que de acuerdo con la doctora Rosa María Wong, del Laboratorio de Investigación en Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Medicina de la UNAM, puede interferir en la respuesta inmunológica, no obstante, aclaró en un reporte del sitio Covid de dicha institución, una o dos copas no pasa nada.
La doctora Wong explicaba que los efectos del alcohol pueden enmascarar o potenciar los efectos secundarios de la vacuna, por ello se recomienda no tomar en 72 horas, que es el periodo en que las vacunas causan algún efecto. “El mismo alcohol puede causar mareos o dolor de cabeza”.

Y es en tiempos en que la mayoría de la población mundial espera ser inmunizada contra el nuevo coronavirus o acaba de serlo, muchos son los interrogantes que se desprenden respecto a los efectos esperables de las vacunas y lo que se puede o no hacer luego de recibir una dosis.
La llamada eficacia de las formulaciones y la respuesta inmune que el organismo desarrolle podría verse alterada si, por ejemplo, la persona consume alcohol luego de la inoculación.
Pero ¿cuánto alcohol? ¿Cuánto tiempo después de la vacuna? Las dudas de la mayoría de la población la ciencia las responde casi en tiempo real, dado el tiempo récord en que fueron desarrolladas las vacunas que están siendo administradas.
Una reciente publicación en The New York Times asegura que no hay pruebas de que tomar una o dos copas de alcohol pueda reducir la eficacia de ninguna de las actuales vacunas contra el COVID-19 que se administran en los Estados Unidos; estas son las de Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson. “Algunos estudios han descubierto incluso que, a largo plazo, el consumo de cantidades pequeñas o moderadas de alcohol podría beneficiar al sistema inmunitario al reducir la inflamación”, destacó el artículo.
En otro orden, los expertos afirman que el consumo excesivo de alcohol, especialmente a largo plazo, puede suprimir el sistema inmunitario e interferir potencialmente en la respuesta de la vacuna. Y aclararon que “dado que el organismo puede tardar semanas en generar niveles protectores de anticuerpos contra el nuevo coronavirus después de la inyección contra el COVID, cualquier cosa que interfiera en la respuesta inmune sería motivo de preocupación”.
Ilhem Messaoudi es directora del Centro de Investigación de Virus de la Universidad de California, y destacó que “si alguien realmente es un bebedor moderado, no hay riesgo de tomar una copa en el momento de la vacuna”.
La especialista, que realizó investigaciones sobre los efectos del alcohol en la respuesta inmune sostuvo que “hay que ser muy consciente de lo que significa realmente beber con moderación. Es peligroso beber grandes cantidades de alcohol porque los efectos en todos los sistemas biológicos, incluido el sistema inmunitario, son bastante graves y se producen con bastante rapidez una vez que se sale de esa zona moderada”.
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