Cinco siglos después de la caída del imperio azteca, los arqueólogos pueden estar cerca de las tumbas de sus gobernantes

Dos ofrendas en Templo Mayor pueden ser la clave para llegar al menos a una tumba de un emperador azteca, algo que nunca antes se ha conseguido

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La ofrenda 174 es una de las más ricas de Templo Mayor (Foto: Cuartoscuro)
La ofrenda 174 es una de las más ricas de Templo Mayor (Foto: Cuartoscuro)

El reciente hallazgo de un tesoro de sacrificios aztecas en el centro de la capital mexicana, donde se encuentra Templo Mayor, uno de los centros ceremoniales más importantes para los antiguos mexicanos, puede hacer realidad un sueño acariciado por los arqueólogos durante décadas: encontrar la tumba de un emperador azteca.

Las ofrendas, encontradas en los escalones del centro ceremonial, incluyen un niño con un atuendo similar al del dios de la guerra, además de cuchillos y piedras preciosas.

Los relatos señalan que en este lugar descansan los reyes aztecas, por ello, las ofrendas fueron depositadas en el sitio hace más de cinco siglos.

Templo Mayor habría sido una pirámide de 15 pisos (Foto: Cuartoscuro)
Templo Mayor habría sido una pirámide de 15 pisos (Foto: Cuartoscuro)

"Nunca hemos encontrado la tumba de un rey mexica, también conocida como la civilización azteca, nunca hemos hallado eso y tenemos ahora la enorme expectativa en este momento, que ya localizamos un edificio de circular, de hallar estos sepulcros. Los indicios son muy buenos hay muchas ofrendas muy ricas. Por primera vez estamos encontrando muchos objetos de lámina de oro", dijo a la agencia Reuters López Luján, quien es el director del Proyecto Templo Mayor.

En otra de las tumbas encontraron el esqueleto de un jaguar vestido de guerrero, con un disco de madera tallada en la espalda, el emblema de Huitzilopochtli, dios de la guerra, y a su lado una especie de ballesta azteca que podía disparar lanzas a gran velocidad.

En la zona también han sido ubicados corales, conchas marinas, estrellas de mar y un ave parecida a los flamencos.

Los dos, el niño y el jaguar, habrían sido sacrificados sacándoles el corazón, como una ofrenda a los dioses.

Esqueleto del niño, al que le colocaron dos orejeras rectangulares de madera, un artefacto de pirita, cinco cuentas de piedra verde que pendían de su cuello, posiblemente de jadeíta traída desde Guatemala, y otras cuentas de color azul hechas con un material desconocido (Foto: INAH)
Esqueleto del niño, al que le colocaron dos orejeras rectangulares de madera, un artefacto de pirita, cinco cuentas de piedra verde que pendían de su cuello, posiblemente de jadeíta traída desde Guatemala, y otras cuentas de color azul hechas con un material desconocido (Foto: INAH)

De acuerdo con el diario El País, las dos ofrendas son las más espectaculares por su contenido y porque su ubicación hace pensar a los expertos en los emperadores mexicas. Eduardo Matos Moctezuma, uno de los pioneros en las investigaciones del Templo Mayor, ha señalado que en este sitio podrían encontrarse los restos de Ahuitzotl, predecesor de Moctezuma, el emperador que recibió a los conquistadores en 1519, estarían enterrados allí.

"Creemos que encontraremos objetos de enorme valor en la medida en que sigamos profundizando", dijo López Luján a Reuters.

De acuerdo con los dichos de los cronistas del siglo XVI, los restos de varios gobernantes, cremados al morir, fueron depositados a los pies del Templo Mayor, junto a ofrendas de enorme valor, como las encontradas ahora. A decir de López Luján, apenas han procesado una décima parte de las nuevas ofrendas, por lo que las expectativas son altísimas.

"Lo podremos ver una vez que podamos retirar una enorme cama de corales que está tapándonos visualmente lo que está abajo del depósito", dijo el arqueólogo Miguel Báez, parte del equipo que excavó las ofrendas en la base del templo.

Templo Mayor habría sido una pirámide de 15 pisos antes de ser destruido por los conquistadores españoles.