Uno de los líderes de primera línea en Cali, entre los fallecidos del incendio en cárcel de Tuluá

Jhonatan Sabogal, de 30 años, estaba esperando que se revisara un fallo para recuperar su libertad

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Al menos medio centenar de reclusos murieron y una veintena sufrieron heridas en la madrugada del martes a causa del incendio que siguió a un intento de fuga en la cárcel de Tuluá, en el suroeste de Colombia, según autoridades.
Al menos medio centenar de reclusos murieron y una veintena sufrieron heridas en la madrugada del martes a causa del incendio que siguió a un intento de fuga en la cárcel de Tuluá, en el suroeste de Colombia, según autoridades.

Este viernes 1 de julio se conocieron las identidades de 51 de los 53 privados de la libertad que fallecieron durante el incendio de la cárcel de Tuluá, municipio del departamento de Valle del Cauca. Una vez divulgadas, se están conociendo sus historias de vida. Por ejemplo, se supo que uno de estos fallecidos es un joven de 30 años que habría participado en la primera línea durante el paro nacional de 2021.

El hombre se llamaba Jhonatan Sabogal y fue detenido desde diciembre pasado por haber hecho parte de las resistencias en el municipio de Bugalagrande. Mientras se resolvía su situación judicial, permanecía en el patio ocho del penal de mediana seguridad de Tuluá, donde ocurrió el siniestro del pasado martes 28 de junio. La causa oficial de muerte fue la inhalación de gases. Sabogal no había sido condenado y su libertad dependía de la revisión de un fallo que estaba en proceso.

El exsecretario de Cultura Ciudadana de Cali, Danis Rentería, compartió su sentido pésame con los familiares del fallecido. También lo hicieron algunas organizaciones sociales y ciudadanos participantes en las movilizaciones de 2021, quienes pidieron celeridad en las investigaciones sobre las causas del incendio y verificación del cumplimiento de los derechos humanos en ese centro penitenciario.

“Se confirma la muerte Jhonatan Sabogal líder de las resistencias de Cali en la cárcel de Tuluá, en el pabellón 8, mis oraciones y corazón con sus familiares y amigos. Perder un ser querido no es sencillo, Dios les llene de fortaleza y cuide a los que se encuentran heridos”, dijo Rentería.

Crímenes dentro de la cárcel

Según la revista Semana, algunos sobrevivientes del incendio han denunciado que se estaban cometiendo otros crímenes dentro de los patios en Tuluá en días previos a la tragedia: guerra de bandas de bandas criminales al servicio del narcotráfico, masacres, descuartizamientos, entre otros.

La investigación adelantada da cuenta de que, antes de la conflagración, hubo una pelea a puñal entre los llamados ‘plumas’ o jefes de patios por el control del narcotráfico, dentro y fuera del penal. Luego de medianoche en la cárcel de Tuluá, los bandos dividieron a los más de 160 presos en bloques para la riña.

Se presume que el enfrentamiento fue entre 26 guardas del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec), que comenzaron a lanzar gases lacrimógenos, lo que generó inconformidad con los presos.

Cuando el guardia hizo un intento para retomar el control del patio, los internos quemaron una colchoneta. En cuestión de minutos las llamas se apoderaron de la cárcel.

Cuando ingresamos al pabellón, vimos una escena muy fuerte. Había una cantidad impresionante de gente en el piso, aún se escuchaban las respiraciones agónicas de ellos mientras nos pedían ayuda”, relató uno de los bomberos que atendió la emergencia en diálogo para Semana.

En una declaración de un sobreviviente que reveló El Tiempo, se puede escuchar que, “Desde el domingo empezó la pelea entre ‘Brayancito’, uno de los jefes de la ‘oficina de Tuluá’, y ‘Miller’, de ‘los Caleños’. ‘Brayancito’ trabaja para ‘Pipe’ (Andrés Felipe Marín Silva), jefe de la banda de ‘la Inmaculada’”.

El testigo agregó también que en la medianoche del lunes, grupos de 20 internos rodearon a los ‘plumas’ e iniciaron la pelea con armas blancas: “Eso fue una carnicería antes de que todo se prendiera”.

Entre las organizaciones criminales del viejo cartel del Norte del Valle, ‘La Inmaculada’ es una de las más poderosas de la zona y se inició como el brazo armado de ‘los ‘Comba’ y ‘los Rastrojos’. La extorsión a finqueros, grandes comerciantes y avícolas de la zona, a través del llamado ‘cartel del huevo’, incluían sus finanzas ilícitas.

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