Así ha sido la tarea del Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá para construir mejores ciudadanos desde la diferencia

El MAC-UNIMINUTO reúne, junto con las instituciones educativas que tiene a pocos metros de distancia, los elementos propicios para romper el paradigma que indica que las artes son para las élites intelectuales y económicas

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FOTO: Vía Instagram (macbogota)
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Desde hace 55 años, existe un rincón en el barrio Minuto de Dios, dedicado no solo al arte, sino a la construcción de su gente. Este espacio incluye a vecinos del sector, estudiantes tanto del colegio como de la universidad Uniminuto, la cual está a menos de 50 metros, y todo aquel que quiera entrar a este lugar.

Se trata del Museo de Arte Contemporáneo (MAC), un espacio que a lo largo de su historia, ha logrado afianzar la propuesta de generar espacios de encuentro entre diversas voces, fomentando el arte y la cultura ciudadana, así como la reconstrucción de la memoria local y nacional desde la diferencia. Todo a partir del enfoque social, mismo que tiene la Corporación Universitaria Minuto de Dios.

De acuerdo con Gustavo Ortiz, director del MAC, este lugar recoge los principios que quiso inculcar en vida el padre Rafael García Herreros, fundados del barrio donde se ubica. Asimismo, menciona que la dignificación del ser humano a través de la vivienda, el empleo, la educación y la oportunidad de crear empresa; ejemplo que ha seguido la comunidad por la abundancia de locales comerciales, y ni hablar del colegio y universidad, destacados en la ciudad por sus enfoques sociales.

En ese sentido, reprochó que la ciudadanía debe romper esa falsa concepción de que el arte solo es accesible para las élites sociales e intelectuales, y justamente ese es un paradigma que quiere deshacer el Museo de Arte Contemporáneo, pues este “es un espacio donde todos los públicos pueden encontrar su dignidad y su propia estética”, como lo indicó en diálogo con la Radio Nacional de Colombia.

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La convergencia social, el diálogo y la interacción son algunos de los elementos que promueve el MAC con éxito, entrando en sincronía con las instituciones educativas, cuyos estudiantes realizan valiosos aportes desde carreras como Comunicación social, Psicología y Trabajo social, dando sentido así al significado real del arte contemporáneo que, a diferencia del moderno, se centra más en la persona que en la obra en sí misma, según el concepto de Ortiz. Incluso, afirma que esta vertiente tiene un enfoque más conceptual.

“El arte contemporáneo le permite al sujeto transformar y dar significado a esas propuestas artísticas, le permite ser partícipe activo y, junto al artista, lograr construcciones colectivas comunitarias, lo que deriva, por ejemplo, en que una obra se pueda comer, tocar, un día estar y al otro ya no”, indicó al medio citado; en ese orden, le apuestan también a la inclusión a través de cada exposición, trabajando en conjunto con diferentes entidades distritales para acercar a comunidades vulnerables al arte y que ellos mismos sean la prueba fehaciente de que acceder a una galería no implica tener determinado status socioeconómico.

Finalmente, no sobra decir que el MAC no solamente se alinea con la universidad y el colegio Minuto de Dios: los encuentros barriales, llevados a cabo en la plazoleta, también actúan como espacios ideales para la conexión entre los ciudadanos y las diferentes presentaciones inmersas en el museo; incluso, van más allá con la creación de contenidos digitales e interactivos que se comparten en las diferentes redes sociales, a fin de que, quien esté lejos, logre tener un acercamiento a este sitio sin salir de casa.

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