Millones de hogares en Estados Unidos perderán los descuentos en sus facturas de Internet en los próximos meses si el Congreso no actúa para prorrogar un programa de Internet asequible. La Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) aseguró que empezará a reducir el Programa de Conectividad Asequible (ACP) esta semana si no consigue más financiación del Congreso.
Lanzado a finales de 2021, el ACP permitía a unos 23 millones de hogares con bajos ingresos recibir descuentos en sus facturas de Internet de hasta 30 dólares al mes, o de hasta 75 dólares al mes en tierras tribales que cumplieran los requisitos. La FCC dijo que los 14.200 millones de dólares que el Congreso asignó al programa se agotarán en abril. El programa -que la FCC califica de mayor programa de asequibilidad de Internet de la historia del país- se cerrará a menos que se renueven los fondos.
La presidenta de la FCC, Jessica Rosenworcel, envió el lunes cartas a los líderes del Congreso solicitando 6.000 millones de dólares para continuar con el programa hasta finales de 2024. “En ausencia de financiación adicional, podríamos perder los importantes avances que este programa ha logrado para cerrar la brecha digital”, escribió Rosenworcel. “Sin embargo, hemos llegado demasiado lejos con el ACP como para dar marcha atrás”.
La senadora Maria Cantwell, presidenta del Comité de Comercio del Senado y destinataria de una de las cartas, dijo en un comunicado que 330.000 personas en el estado de Washington dependen de la ACP para su acceso a Internet y que ella “apoyaría cualquier solicitud presidencial para proporcionar fondos adicionales para este programa.”
El ACP se originó como una medida pandémica a corto plazo para aliviar el dolor económico proporcionando a los hogares de bajos ingresos hasta 50 dólares en descuentos mensuales en sus facturas de Internet. A medida que los lugares de trabajo se pasaban a las reuniones con Zoom y las escuelas empezaban a impartir clases a distancia, tener un acceso fiable a Internet se hizo cada vez más crucial y el programa pretendía ayudar a cerrar la brecha digital.
El gobierno de Biden ha hecho del acceso universal a Internet de alta velocidad para 2030 una de sus prioridades políticas, con una serie de medidas destinadas a garantizar que los hogares de zonas remotas puedan disponer de un servicio asequible y que los usuarios no sean discriminados por nivel de ingresos, raza u otros factores. Biden lo ha comparado con el esfuerzo del gobierno en los años 30 para llevar la electricidad a toda la nación, calificando el acceso a Internet de necesidad para el trabajo y la vida modernos.
El programa, denominado Prestación de Emergencia de Banda Ancha, fue muy popular entre los usuarios, pero no estuvo exento de polémica: Una investigación del Washington Post descubrió que los proveedores de servicios de Internet desataron subidas de precios, recortes de servicios y, en ocasiones, fraudes en su pugna por las subvenciones del EBB.
Cuando el EBB finalizó en 2021, fue sustituido por el ACP, que ofrecía descuentos similares pero menores a los hogares que cumplían los requisitos. Según la FCC, los hogares rurales tenían un mayor índice de inscripción en el ACP, aunque tanto los usuarios urbanos como los rurales pueden optar a él.
Un hogar es elegible para el ACP si está en o por debajo del 200% de las directrices federales de pobreza - alrededor de USD 60.000 para una familia de cuatro - o si cumple otros criterios, como un miembro que participa en ciertos programas de asistencia del gobierno como el Programa de Asistencia de Nutrición Suplementaria, Medicaid, asistencia federal de vivienda o el Programa Nacional de Almuerzos Escolares.
Aparte de la ACP, la administración Biden anunció en junio más de 42.000 millones de dólares en nuevos fondos federales para ampliar el acceso a Internet de alta velocidad en todo el país. Alrededor del 7% del país aún no dispone de un servicio de Internet de banda ancha que cumpla las normas mínimas del gobierno, según estimaciones federales.
(c) 2024, The Washington Post
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