Viajar, comer y experimentar: 8 tendencias que intensifican los hábitos alimentarios en el verano

Conocer la gastronomía del lugar, valorizar los productos regionales, interesarse por el origen de los alimentos y buscar opciones naturales para recuperar energía y prevenir enfermedades son prácticas cada vez más presentes en los viajes y recorridos turísticos. La experiencia gastronómica ya es parte del kit del viajero

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El turismo gastronómico, una tendencia en auge (Getty)
El turismo gastronómico, una tendencia en auge (Getty)

Por Graciela Gioberchio

Se viaja para romper con la rutina, para conocer gente, para visitar "ese" lugar, "esa" playa o "ese" museo. También para experimentar de primera mano culturas diferentes, probar nuevos sabores, indagar en el origen de los alimentos y explorar opciones naturales, energizantes y protectoras de la salud. Coinciden los entendidos en la materia que, en un viaje costoso o a la medida del bolsillo, cada vez más personas preparan las valijas con el estómago y los sentidos bien atentos.

"En una época donde hay permanentes redefiniciones, la elección y el propósito de un viaje ya no están asociados solamente a la idea de ocio y descanso", señaló a Infobae, Mariela Mociulsky, directora de la consultora Trendsity, dedicada a la investigación de mercado y tendencias de consumo. Y amplió: "Hoy el turista busca un equilibrio entre disfrutar para volver al trabajo con más energías, cuidar la salud y adquirir nuevos aprendizajes. En el camino hacia ese ansiado bienestar, –una constante de esta época de estrés y exceso de estímulos– la alimentación juega un papel fundamental".

Son búsquedas que se relacionan directamente con las transformaciones que el hábito de viajar tuvo en los últimos años. Mociulsky lo explicó de esta manera: "Con la conectividad permanente y la posibilidad de mantener la productividad desde cualquier lugar y horario, aumentó la frecuencia de viajes en forma de escapadas más cortas y hubo un desplazamiento de la idea del viaje de confort y descanso relajado hacia la experiencia del viaje diseñado a medida de gustos y preferencias, por ejemplo, para conocer en profundidad la gastronomía y la cultura de un lugar".

Conocer en profundidad la gastronomía y la cultura de un lugar es uno de los objetivos de los turistas (Getty)
Conocer en profundidad la gastronomía y la cultura de un lugar es uno de los objetivos de los turistas (Getty)

"El viaje en modo turista se viene transformando en varios sentidos. Ya no se trata de hacer el recorrido trazado con el foco puesto en factores objetivos como visitar, por caso, determinados lugares de alto valor histórico. Hoy el valor del viaje se apoya en factores subjetivos: qué voy a descubrir, qué voy a comer", comparó Fabián Jalife, director de BMC Innovación y estudioso de los comportamientos socioculturales de los consumidores.

En diálogo con Infobae, el especialista detalló: "Las experiencias de viaje se singularizan cada vez más al punto de que una misma ciudad resulta muy distinta en función del recorrido de cada viajero. Son vivencias diferentes porque operan en un permanente 'recalculando el viaje' en busca de opciones que renueven, eleven la curiosidad y permitan experimentar".

"La elección de los alimentos tomó otras dimensiones: es una experiencia sensorial y placentera que se comparte culturalmente y convive con las otras tendencias que atraviesan esta época como son la búsqueda de una alimentación natural, energética y preventiva. En definitiva, la experiencia culinaria ya es parte del kit del viajero", sintetizó Jalife.

En el contexto de vacaciones, la consultora Trendsity identificó las siguientes prácticas que intensifican los hábitos alimentarios durante el verano:

Hoy el valor del viaje se apoya en factores subjetivos: qué voy a descubrir, qué voy a comer (Getty)
Hoy el valor del viaje se apoya en factores subjetivos: qué voy a descubrir, qué voy a comer (Getty)

Ante todo, la salud. Una reciente investigación realizada por la consultora Kantar Worldpanel señala que un tercio de los argentinos están muy preocupados por su salud y que por eso comenzaron a cambiar sus hábitos nutricionales a un ritmo que, según analizan, seguirá creciendo en el futuro. Eligen alimentos que ayudan a prevenir enfermedades: los que aportan calcio para disminuir los riesgos de la artritis o de la osteoporosis; los de la dieta mediterránea (pescado, frutos secos, aceite de oliva) para evitar problemas cardiovasculares; los que refuerzan la inmunidad, como los funcionales (naturales o elaborados que ayudan a determinadas funciones del organismo) probióticos (contienen microorganismos vivos, como el yogur), fortificados (con agregado de vitaminas, minerales o aminoácidos); los que desintoxican al cuerpo de toxinas, mejoran la función del hígado y aumentan la sensación de bienestar general (vegetales de hojas verde, limón o té verde).

Interesa el origen de los productos. Saber de dónde provienen y cómo se produce lo que comemos es una necesidad que aumenta entre los consumidores. "En la última década se pasó de un enfoque restrictivo basado en lo 'light' o 'bajo en calorías' a opciones balanceadas", apuntó a Infobae, Cecilia Alva, directora de Kantar Worldpanel. La tendencia se refleja en la búsqueda de productos orgánicos (en cuya elaboración no se usan agroquímicos como pesticidas, plaguicidas o fertilizantes sintéticos) y naturales (frutas recién arrancadas del árbol o carne recién faenado). Es una propuesta global de atracción turística en ferias, mercados y eventos que promueven la salud, una mejor calidad de alimentación y también el cuidado del medio ambiente.

Saber de dónde provienen y cómo se produce lo que comemos es una necesidad que aumenta entre los consumidores (Getty)
Saber de dónde provienen y cómo se produce lo que comemos es una necesidad que aumenta entre los consumidores (Getty)

Predilección por la comida casera. Frente a la vorágine cotidiana y a una industria alimentaria que se cuestiona como dañina para la salud, en los viajes también se observa un marcado entusiasmo por la comida artesanal, hecha a mano, como en casa y si es con vegetales de la huerta propia, que crece en el jardín, el balcón o la terraza, mejor todavía. "Casero" y "artesanal" son adjetivos atractivos de moda y con buena dosis de marketing en los lugares turísticos.

Lo local o regional, muy valorado. En esta línea aparecen los alimentos de "consumo cultural", los que permiten vivir experiencias conociendo culturas diferentes, sabores más complejos, exóticos, también globalizados. El interés del turista por estas comidas (fajitas, como ejemplo de la receta tradicional y popular de la gastronomía mexicana, o el sushi, el plato estrella de la cocina japonesa) se traslada luego al hogar con el propósito de aprender a prepararlas. "En los últimos tiempos mi sensación como médico nutricionista y viajero es que el turismo gastronómico ha alcanzado un buen nivel y se ha vuelto más saludable. En esto influyó el auge de las escuelas de cocina y de los chefs que incluyen y combinan cada vez más vegetales con porciones de carnes más pequeñas", destacó a Infobae, Daniel De Girolami, médico de la División Nutrición del Hospital de Clínicas y docente de la UBA.

Los alimentos de “consumo cultural” son los que permiten vivir experiencias conociendo culturas diferentes, sabores más complejos, exóticos, también globalizados (Getty)
Los alimentos de “consumo cultural” son los que permiten vivir experiencias conociendo culturas diferentes, sabores más complejos, exóticos, también globalizados (Getty)

Con toda la energía. Para aumentar o recuperar la energía a lo largo del día, o disminuirla para potenciar el descanso, se buscan alimentos (frutos secos, chocolate amargo, entre otros) y bebidas energizantes tendientes a paliar el cansancio diario. Y para ayudar al manejo del estado de ánimo, crece también la oferta de productos que incorporan aromas, hierbas energéticas o relajantes en distintas presentaciones con formatos prácticos y atractivos. En las playas de Brasil o del Caribe se habla, entre otras plantas, de ginseng, guaraná y guayusa.

Creencias y contradicciones. Se cuestionan "verdades" acerca de la alimentación y surgen nuevos mitos, por ejemplo, contra supuestos "venenos blancos" como nuevos factores de riesgo en las dietas (harinas, sal, azúcar y hasta lácteos). En esta línea que se expande globalmente, surgen nuevos hábitos, modas y discursos que muchas veces se contradicen con soluciones para comer y vivir mejor, como la dieta paleo, el veganismo, la dieta proteica o la libre de gluten, entre otras. "El riesgo es caer en el fanatismo, dietas sin sustento médico y prácticas alimentarias extremas", advirtió a Infobae la psicóloga Valeria Luski, coordinadora del área Infanto Juvenil de la Clínica Cormillot. Y recomendó consultar con especialistas en nutrición antes de iniciar una dieta de moda. "En vacaciones, y ante la tentadora idea de probar, es conveniente seguir conductas de alimentación moderadas para no terminar en los extremos que se observan en las estadísticas de sobrepeso y obesidad", coincidieron Luski y De Girolami.

En menos tiempo, pero saludable. También en vacaciones, el ritmo exige ahorrar tiempo, conservar energía y sentirse sano. Sucede que hay determinados recorridos turísticos con poco espacio para comidas formales y se eligen snacks saludables, productos empaquetados y alimentos de preparación rápida. Ante esta demanda creciente, el mercado fast food comenzó a incluir propuestas beneficiosas para la salud que no resignan practicidad.

A la medida del cliente. Los beneficios nutricionales también se personalizan. Según el perfil, el estado de ánimo, el target (niños, jóvenes, seniors) o enfocado a la línea de belleza para la mujer. Con gran desarrollo en Estados Unidos, Europa y Japón, la nutricosmética ofrece productos (cosmeto-food) y bebidas (beauty drinks) para combatir, por ejemplo, el envejecimiento de la piel con antioxidantes, té verde, té blanco, extracto de frutas, colágeno y vitaminas.

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