La dura confesión de Enrique Pinti sobre su situación económica: "El agua me llega al cuello"

Por primera vez el actor y humorista, de 80 años, relató con detalle el momento que le toca atravesar por los enormes gastos que tiene por problemas de salud y su diabetes; más las facturas de los servicios públicos y el tarifazo

Compartir
Compartir articulo

La palabra de Enrique Pinti sobre su difícil presente (Audio: "ATR", Pop Radio)

Enrique Pinti, un queridísimo artista argentino, creador de Salsa criolla, uno de los espectáculos récord de la taquilla teatral en la Argentina, monologuista implacable, acaso el "primer standapero argentino" –mucho antes de la moda de humoristas de pie monologando en un teatro–, atraviesa un momento delicado, en medio de la crisis económica que afecta a todos los argentinos. Por supuesto que hace la salvedad de no estar pasando necesidades en un punto límite: pudo atesorar ganancias en épocas de exitosos espectáculos, pero admite que en la actualidad "se asusta cada vez que le llega una boleta".

"El agua me llega al cuello", contó Pinti en un reportaje radial, en Pop Radio, entrevistado en el programa ATR que conduce Rodrigo Lussich. El humorista contó que aunque ganó buen dinero en su carrera con su trabajo, y no se compara con una situación límite que pueda estar pasando parte de la población, hoy asume un gasto enorme, sobre todo por temas de salud. Una cobertura de medicina prepaga y el gasto de insumos de insulina por su diabetes que rondan en total 80 mil pesos mensuales, aproximadamente. El artista reconoce que hoy "no le va bien" en el teatro: hace su nuevo espectáculo Al fondo, a la derecha en el Multiteatro Comafi y giras por la Costa los lunes y martes. En San Bernardo, tuvo este lunes 400 espectadores, un muy buen número a diferencia de lo que cuesta llevar gente en Buenos Aires.

El actor contó en detalle su presente: "Me asustaba de la situación social de la gente que estaba desposeída o no tenía trabajo. Me dolía como ciudadano, pero no me llegaba a mí; inclusive en la época del menemismo o en la del kirchnerismo; veía que estaba un desastre todo, pero me llegaban las boletas y decía 'esto es mucho, pero puedo pagarlas'. Esta es la primera vez, quizás porque me va peor, y me asusta, no cuando me llegan las boletas de luz y el gas. La prepaga, que yo tengo una prepaga buena, que yo saqué en el año 83 y tengo el mejor plan; me llegaron 39 mil pesos más la insulina que uso, que es importada porque así me lo mandó el diabetólogo, porque la puedo usar, me sale 36 mil pesos por mes".

"Es la primera vez que el agua me llega al cuello, no porque esté en la ruina o me vayan a ver desesperado pidiendo limosna en la puerta del teatro Liceo diciendo 'yo acá llené, denme una moneda'; no, no, no será Dios que lo pague. Pero me marca la situación que es la primera vez que nos pasa. La escuchaba a la Picchio, que está mal de plata, Hugo Arana vendió el auto, y son gente que le ha dedicado su vida a esto. Nosotros los actores no somos ejemplos de trabajo, el nuestro es un gremio de desocupados en todo el mundo. Siempre somos más los que queremos trabajar que los que tienen trabajo. Pero para que un tipo exitoso que llenó tres décadas un teatro esté asustado…", se confesó, como siempre sin pudores, el humorista.

Ante esta situación, fue crítico con el gobierno del presidente Mauricio Macri y la situación derivada del aumento de las tarifas de los servicios públicos en la Argentina. "Y lo más raro es tener que soportar que un Presidente con mala dicción me diga que estuvimos de fiesta 70 años, que estuvimos de joda; o sea que yo, que tengo 80, debería estar de joda desde los 10 años y yo no vi ninguna fiesta. Que encima me digan sus funcionarios y toda la gente que a nosotros nos regalaban los servicios, y a mí nunca nadie me regaló nada. Que la luz, el gas o el teléfono fueran baratos o valieran lo que los gobiernos de toda clase nos decían que había que pagar. No era a la gorra, que nos regalaban. Había unas facturas que las elaboraban los gobiernos de turno, y nosotros teníamos que obedecer, porque caras o baratas siempre hubo que pagar porque si no te la cortaban, antes, ahora y siempre. Entonces tener que aguantar que me digan que me regalaban los servicios, me enerva; no solo que me lo diga el Gobierno sino un montón de pelotudos que hablan por televisión y por la radio, y que vos te querés matar, directamente", cerró –implacable– Enrique Pinti.

Hace pocos días, en una nota radial con Pablo Dugan para el programa Camino a casa de Radio 10, la actriz Ana María Picchio, que está haciendo temporada en Buenos Aires con la obra Atracción fatal, contó cómo la recesión le cambió los hábitos de consumo y el ánimo. "Es muy triste lo que está pasando. Lo veo muy mal. Es que a mí me va mal, y no me iba mal. Uno siempre tiene un restito de todo, de laburo, un poquito más que otros, pero yo nunca pensé que íbamos a caer en este remolino terrible", reflexionó.

"Todos, tuve que dejar el auto... No soy miserable, yo gasto cuando tengo plata pero ahora me compro la fruta que necesito, las verduras, todo lo justo. Al teatro me voy en subte todos los días. Cuando estoy muy cansada me vengo con Pablito Rago que viene en taxi y me tira acá en la esquina, pero si no, no me da el presupuesto. El auto, más la cochera, esos cálculos que antes eran normales. No se gana lo mismo porque la gente no viene como antes. Hice muchas temporadas en Buenos Aires en verano y era un éxito de locos. Hay un 48 por ciento de inflación para el año, es un horror. Ya me hubiera suicidado si estuviera en mi casa leyendo los diarios o mirando la tele. Viendo lo que pasa, la verdad que no sé, no sé qué tipo de carácter hay que tener y de impunidad y de cag… en el otro, con perdón de la expresión", contó.

SEGUÍ LEYENDO