"Presuntamente muerto": Richey Edwards, el músico que desapareció a los 27 años

Por Marianela Insua Escalante

Cuando en la década del noventa los medios británicos se preguntaban si Manic Street Preachers era una banda real o un montaje, el guitarrista y autor de muchas de sus letras decidió demostrarlo de un modo práctico. Después de un show en el Centro de Artes de Norwich, Richey Edwards se cortó el brazo con una hoja de afeitar y escribió con sangre "4 Real" (four que se lee como for, todo junto significa "es real"). Fue el 15 de mayo de 1991 y sentó un precedente frente a sus seguidores y el mundo, Richey Edwards se tomaba todo muy en serio.

"Mi padre es muy, muy feliz y su nivel de vida cuando él tenía mi edad no era nada comparado al mío y, sin embargo, ¿sabes? Me siento en mi casa y me quejo y protesto y él, precisamente, no lo entiende. No sé por qué, pero creo que es solo el modo en que es nuestra generación", había dicho en una entrevista para la televisión japonesa. Corría 1994 y Richey giraba con su banda por Tokio.

Mientra en los Estados Unidos asomaba el grunge, en Gran Bretaña los chicos malos se ponían mal, sufrían, y en sus canciones, Richey les daba una voz. Con su carácter atormentado y sus tendencias autodestructivas (el episodio "4 Real" no fue aislado), el músico le aportaba el alma a la banda y tocaba la guitarra, aunque nunca fue su fuerte. Como músico no se había destacado, pero sí como poeta y como vocero de esa generación incomprendida.

Despedazado por mil partes

Comía poco y bebía mucho. A los 27 años, Richey era alcohólico y anoréxico. El 1 de febrero de 1995, el artista tenía que tomar un vuelo a los Estados Unidos. Iba a viajar con el cantante de MSP, James Dean Bradfield, ya que estaban presentando el tercer disco del grupo. The Holy Bible (1994) es considerado una obra maestra, con las letras de Richey a la cabeza, pero nunca pudo ser presentado por su alma máter.

Cerca de las siete de la mañana, Edwards dejó el hotel Embassy de Londres y manejó su auto hasta Cardiff… luego no se supo más. El 2 de febrero, el manager del grupo chequeó que no había llegado nunca a los Estados Unidos, y decidió hacer la denuncia policial. Richey había desaparecido y ni su familia ni sus amigos sabían nada en ninguno de los dos continentes. Sus padres y su hermana Rachel llegaron incluso a publicar solicitadas en los diarios, suponiendo que podría tratarse de una broma o de una nueva ocurrencia del músico, pero no.

Un dato rondaba la cabeza de los allegados y de los investigadores. Las dos semanas anteriores a aquel fatídico 1 de febrero, el artista había extraído de su cuenta 2.800 libras en pequeñas sumas diarias de 200 libras. Pero este dato tampoco sirvió de mucho, aunque hay gente que dice haberlo visto en distintos rincones del Planeta Tierra, Richey no apareció más.

Que no quede huella

Entre las cosas raras que ocurrieron después, la principal fue que el 14 de febrero, dos semanas después de la desaparición, el auto de Edwards recibió una multa en una estación de servicio y tres días después, fue denunciado por abandono. La policía lo revisó y comprobó que la batería estaba descargada, dato que indicaba que había sido usado. Aunque cerca de este lugar se halla el puente de Severn, famoso por ser muy elegido por los suicidas para morir, nunca se pudo confirmar la teoría de que se quitó la vida ya que no se encontró su cuerpo. Además, su familia veía completamente improbable que esto hubiera sucedido. ¿Para qué habría sacado el dinero? ¿Habrá llegado a usarlo?

Manic Street Preachers siguió su camino y logró expandirse aún más, pero nunca dejaron de recordar a Richey. Para el primer show sin su amigo, la banda puso un micrófono de más en el escenario. Pensaban que quizás llegaría de un momento a otro y seguramente tendría ganas de cantar. Además, Bradfield, Nicky Wire y Sean Moore vienen separando desde entonces y hasta hoy la cuarta parte de las ganancias generadas por las canciones del grupo, esperando que vuelva.

La familia de Richey tampoco se da por vencida, aunque podrían haberlo declarado legalmente muerto en 2002, siguieron esperando. Recién el 23 de noviembre de 2008 dieron el visto bueno para que el artista sea declarado "presuntamente muerto". Su música sigue viva, ya que en 2009 la banda editó Journal for Plague Lovers, compuesto con letras inéditas que habían sido escritas por él.

Última pista

Aunque sea un fantasma en la escena británica, Edwards ha sido inspiración para las nuevas generaciones. El talento combinado con el misterio de su desaparición ha generado un halo de interés a su alrededor que se agiganta con el tiempo. Aunque era muy joven, el galés hablaba como un hombre maduro y cuando en su momento le preguntaron por el nuevo rock, se animó a decir: "Creo que el problema con la mayoría de las bandas de rock inglés es que quieren una botella de Jack Daniels antes de escribir la canción, quieren unos pantalones de cuero antes de escribir la letra, y para nosotros la música y las palabras venían primero, y todo lo demás era como secundario".

Para él, la actitud superaba al talento musical y se preguntaba: "¿Por qué todos están colgados de un pedazo de madera, metal y cuerdas?". Solo importaban el contenido y el carisma, elementos que tenía de sobra. Sus fans lo siguen recordando por eso, pero principalmente su familia es la que no baja los brazos y pese a los peores pronósticos lo siguen buscando.

A comienzos de este año, la familia Edwards comunicó que habría nuevos indicios sobre la desaparición de Richey. Su hermana Rachel le contó a la televisión británica: "Nos dijeron que Richard cruzó el puente a las 2:55 pm. Y tenemos el recibo de la cabina de peaje que dice 2:55. Así que nos hicieron creer que había una ventana de ocho horas entre su hora de salir del hotel y cruzar el puente ese mismo día. Pero desde entonces salió a la luz, rastreando a la persona que chequeó las máquinas, que ese era un reloj de 24 horas, siempre lo fue. Así que eso significaba que 2:55 era 2:55 AM".

"Estábamos apelando a la gente para que lo viera en ciertos momentos ese día cuando en realidad esos momentos ya no tienen sentido", dijo Rachel no sin tristeza. Desde que su hermano no está junto a ella, la mujer se ha dedicado a hacer campañas para ayudar a encontrar personas desaparecidas y dar apoyo a su entorno. Además, forma parte de un coro que acompaña a la organización benéfica, mientras afirma cada vez que le preguntan sobre su hermano: "No sabemos dónde está".

En estas horas Richey hubiera cumplido 51 años y además de muchas canciones, dejó un sinfín de preguntas cuyas respuestas, quizá, se hallen buceando en su obra. "Creo que todo el mundo siente melancolía con bastante regularidad. Creo que hay algo que sientes que falta en tu vida, creo que es muy difícil confiar en la gente, muy difícil de encontrar cualquier emoción real", le había dicho al periodista japonés que lo entrevistó un año antes de que no se supiera nada de él. Antes de dejar de ser real para convertirse en una leyenda.

SEGUÍ LEYENDO