Eruca Sativa: "El ambiente del rock tiene muchos prejuicios con las mujeres"

Eruca Sativa es un grupo de amigos que se conocen hace mucho. Y que se eligen para hacer música porque se admiran el uno al otro, y sienten que -al tocar- se conectan profundamente. Pasaron por muchas situaciones buenas y malas, pero todas fueron positivas en el sentido de que han aportado algo valioso para seguir forjando una banda original y auténtica.

Hoy, Eruca Sativa se encuentra en su mejor momento. La banda cordobesa integrada por Lula Bertoldi (guitarra y voz), Brenda Martin (bajo y voz) y Gabriel Pedernera (batería) celebra sus primeros 10 años de vida con un show que quedará en la historia: aquel que darán el 9 de junio en el Teatro Vorterix, a las 19.

—Están cumpliendo 10 años como grupo. ¿Cómo lo viven?

Lula: —En estos años nunca cambió el objetivo, que fue siempre  artístico. Lo que nos mantiene unidos como músicos es estar buscando lo mismo, juntos: esa canción, esa melodía. Y lo más loco es que más allá de que hay cinco discos, 10 años y ya más de 600 shows, eso no cambió: la canción es lo primero. Poniéndonos a lograr de nuevo sacar un disco, tal vez el año que viene, trabajando muy a conciencia las canciones, como si fuera nuestro primer disco.

—Que bueno no perder eso…

Lula: —Sí, sí, sí. Es que cuando esto está vivo no hay forma de detener esa rueda, que es lo que mantiene en movimiento a la banda. Las canciones: no hay otra cosa. Mientras la música sea lo que va guiando a la banda, no hay forma de que pueda detenerse. Porque es como un fuego que sigue vivo. Es encontrar esa canción, esa melodía.

Gabriel: —Y hay una química muy fuerte que nos une, y es la que tratamos de respetar todos los días y de trabajar con mucho amor, pensando en eso, en lo que nos unió la primera vez.

—¿Y qué fue?

Gabriel: —Esta pasión. Cuando los tres nos juntamos a tocar pasó algo distinto, algo que no nos había pasado nunca: se dio una conexión y una unión musical muy fuerte. Entonces empezamos a hacer canciones y a trabajar en músicas en base a eso. Está buenísimo lo que dice Lula: cada vez que comenzamos a hacer un disco es como si fuera nuestro primer disco, porque nos volvemos a descubrir y a reencontrarnos en la música.

—Hoy, ¿a qué le cantan?

Lula: —Hay cosas que no se van a poder resolver nunca porque las temáticas de la banda muchas veces rondan lo existencial o lo filosófico, entre comillas, porque nos hacemos preguntas sobre la Humanidad, la búsqueda de la felicidad, por qué estamos acá o para qué. Lo podés decir y plantear de diez mil formas distintas. Ahí está la magia, porque el mensaje de la banda no mutó. Tenemos un mensaje constructivo, de paz y de creación, motivador, de que la gente cree, y crea en lo que hace, en lo que es. Apuntamos a que la gente que lo escucha diga: "Qué bueno, yo también quiero hacer lo que me gusta, quiero animarme, quiero ser yo, quiero tener mi voz, quiero salir a decir lo que me pasa". No somos una banda con un mensaje destructivo, de decir "Rompamos todo".

—Lula, ¿para vos fue difícil meterte en el rock siendo mujer?

—No, no. Siempre lo viví como una persona que le gusta hacer música. Es cierto que es un ambiente machista, pero siempre hice lo que me gustaba a mí. En mi casa hubo un apoyo muy grande de mi viejos a mi hermana y a mí para que hagamos profesionalmente lo que nos gusta. Por más que nacimos en una ciudad pequeña, que es Sunchales, en Santa Fe, donde a veces es difícil porque hay mucho prejuicio, siempre tuvimos mucha libertad y mucho apoyo de nuestra propia ciudad. Ese es un hecho no menor porque muchas mujeres nacen en contextos condicionantes, donde ya de entrada (te dicen) "No podés hacer esto, sos mujer". Siempre tuve mucho apoyo. No digo que sea fácil, al contrario: yo tuve suerte. Y es triste decir que uno tuvo suerte, ¿no?

—¿Qué es lo difícil?

—Eso: el ambiente. Porque ahora ya un poco menos, pero tiene muchos prejuicios. Y con mucha dificultad no solo para la mujer que está arriba del escenario, sino para todas las mujeres que trabajan debajo del escenario: mánagers, productoras, prensa, que sufren como esa falta de que el otro la reconozca como una autoridad. La mujer tiene que ser muy dura para poder ser reconocida como un personaje con voz y autoridad. Eso me parece lo más injusto: que te desacrediten por ser mujer. No es que yo lo haya tenido que vivir para saberlo: lo conozco por muchas.

—¿Lo ves?

—Sí, lo veo. Yo tuve la suerte de encontrarme con personas que me han contenido siempre y que me han ayudado, entre ellos Gaby, un hombre que bancó mucho a las dos mujeres que están al lado suyo.

Gabriel: —Venimos de miles de años de mucha ignorancia. Y la mujer tiene este lugar que está volviendo a ganar, de alguna manera. Bah, no sé si alguna vez lo tuvo históricamente, ojalá que sí. Pero en esta parte del mundo se está abriendo una puerta muy importante: somos afortunados de poder vivir en este momento de desasnar mentes, de abrir un poco la cabeza y darnos cuenta de que todos somos humanos, que todos merecemos respeto, tener las mismas oportunidades y ganar lo mismo, por ejemplo. Y a mí me toca un lugar de mucho privilegio porque puedo estar acompañando de ellas, Lula y Brenda, que son dos referentes que llevan adelante este mensaje tan importante.

—¿Cuándo empezaron a vivir de la música? ¿Tuvieron trabajos anteriores?

Gabriel: —Trabajo, trabajo… Siempre hicimos cosas que tenían que ver con la música. Por ahí antes teníamos como una rutina más de dar clases o hacer otro tipo de actividades para poder morfar. Y en un determinado momento, 2012 o 2013, empezamos a vivir exclusivamente de esto. Fue muy importante para nosotros porque significa que todo nuestro trabajo estaba dando sus frutos, y también la gente nos estaba dando su apoyo para que podamos seguir haciendo canciones y creyendo cada vez más en lo que hacemos.

Lula: —Yo soy relacionista pública, soy licenciada. Tuve muchos trabajos freelance, que no tenían horario. Tenía mis tiempos de exposición de la banda y en los huequitos hacía algún que otro trabajo, un par de horas, pero no en oficina. Como consultora, qué sé yo. También daba clases de guitarra. Y me la rebuscaba para que Eruca tuviera prioridad dentro de mi agenda. Un día lo pude dejar y dedicarme solamente a tocar y a componer, que es lo que más me gusta.

—Hoy, ¿con qué sueñan?

Lula: —Nuestro sueño inmediato es tener en las manos el disco que queremos. Soñamos con esas canciones, las deseamos mucho. Bueno sí, hemos hecho el Luna (Park) ahora, pero es como te decía antes: cada disco es como una vuelta de página de nuevo, y empezar de cero.

Gabriel: — También lo más importante es como ir viviendo: cada disco que hacemos nos encuentra en un momento también diferente. Recién pensaba que cuando arrancamos con Eruca yo tenía 22 años; ahora tengo 32. Y entonces era otra forma de pensar las cosas, otra cabeza. Y ojalá dentro de 10 años me pase que también cambie. Tenemos que luchar para poder ser mejores todos los días. Lo más importante es ir viviendo distintas situaciones y que eso se vaya traduciendo en canciones.

—Vamos a recordar: 9 de junio en el Teatro de Colegiales