Héctor Larrea: "Creo que el peronismo ya ha pasado"

"Hubo mucha gente que no tenía mucho de peronismo, y se decían peronistas", dice el celebre conductor radial en esta charla con Teleshow, en la que confiesa no encontrar referentes en el movimiento. Además la pasión por el medio, tanto siendo conductor como oyente: "Tengo cinco radios, dos en el baño. Es mi compañía permanente"

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A los 79 años y en plena actividad, Héctor Larrea fue reconocido por la Asociación de Periodistas de la Televisión y la Radiofonía Argentina (APTRA) con dos premios: el esperado Martín Fierro a Mirá lo que te traje, el programa que conduce junto a Bobby Flores en Radio Nacional, y un homenaje por su trayectoria que lo tomó por sorpresa y lo alegró enormemente.

En su infancia, la radio lo sacó de la tristeza tras la muerte de su padre. Poco después  le permitió ayudar a su familia. Y al fin, lo convirtió en uno de los referentes más queridos y respetados del medio, en el que es considerado maestro de maestros. No es para menos: el creador de Rapidísimo lleva 54 años encantando oyentes y despertando todo tipo de emociones.

Héctor Larrea, un clásico de la radio argentina, lleva 54 años de pasión frente al micrófono
Héctor Larrea, un clásico de la radio argentina, lleva 54 años de pasión frente al micrófono

El romance con la radio comenzó en su Bragado natal. "Empecé a trabajar a los 13 años. Eran parlantes en la calle. Me pagaban un sueldo, setenta pesos por mes, algo que era chiquito pero a mí me venía muy bien", recuerda Larrea.

—Usted ayudaba en su casa, desde muy chico.

—Sí, claro, había que hacerlo. El país estaba muy bien, eran los 50, y yo tenía 12 años, pero nosotros no teníamos recursos. Había muerto mi padre, éramos muy compañeros con mi madre, y un hermano que estaba en la Marina nos ayudaba, pero, pobre, tenía que mantenerse él también.

—¿Se acuerda en que gastó el primer sueldo?

—Le escribí a Antonio Carrizo preguntando qué hay que hacer para ser locutor, y me dijo: "Tiene que tener estudios secundarios completos". Dije: "Bueno, voy a estudiar para perito mercantil, que es lo que me va a permitir emplearme después". Ni bien salí, me empleé en la administración de un frigorífico y con el primer sueldo pagué los tres meses que debíamos del almacén, una deuda que me preocupaba mucho: no la podíamos pagar. También compré una cocina a kerosene con fuelle. Todo eso hice con un sueldo. No sabés la satisfacción que da salir de un compromiso económico que viene de hace mucho tiempo. Después, nunca más tuve ese tipo de compromisos incumplidos. Eso se lo debo todo a la radio.

Acaba de ser doblemente reconocido por APTRA en la entrega de los Martín Fierro a la radio
Acaba de ser doblemente reconocido por APTRA en la entrega de los Martín Fierro a la radio

—Alguna vez también lo escuché decir que la radio lo salvó de la tristeza y de esa infancia un poco más dura.

—Sí, porque concretamente yo soy… fui y soy un refugiado emocional.

—¿Siempre tuvo una tendencia a la tristeza?

—Sí, a la melanco. Nosotros habíamos creado, para un programa de radio, un plan para atacar el monstruo de la melanco los domingos a las seis de la tarde. ¿Cómo se ataca el monstruo de la melancolía?

—¿Cómo se hace?

—Con la fe en la vida, con la esperanza, porque los humanos tenemos una tendencia al caos mental, a la desesperación. Si uno se toma el tiempo que necesita para relajarse, no hay razón para que la melancolía se ponga mal con nosotros. Incluso puede ser que el monstruo de la melancolía venga y tome un whisky a las seis de la tarde en vez de destrozarnos a trompadas morales y mentales.

—¿Le ganó alguna vez la melancolía?

—Sí, claro, muchas veces. El domingo a la tarde no es un problema exclusivamente mío ni de los locutores de radio; el domingo a la tarde es un problema para casi todos.

Junto a Bobby Flores conduce “Mirá lo que te traje”, en Radio Nacional
Junto a Bobby Flores conduce “Mirá lo que te traje”, en Radio Nacional

—¿Por qué elige trabajar todos los días, de lunes a sábados?

—Porque necesitaba estar en mi refugio. Venía con grandes referentes que eran Carrizo y (Cacho) Fontana, ambos conformaban un universo muy interesante, no eran meros decidores de avisos o anunciadores de cosas, eran voces artísticas, con personalidades artísticas. Cuando la radio pierde la fe, porque le gana la televisión, no se sabía qué hacer: "Se vino, se vino, se vino y nos va a pasar por arriba la televisión". En ese momento, sale un muchacho con toda su pinta que traía de la televisión y una gran popularidad como la de Fontana y Antonio. ¿Qué hace Cacho? Cacho hace el "Fontana show", antes de los 60, que no se podía dejar de escuchar. Era una magnífica radio. Y Antonio sale con "Mundo diez". Un sábado me fui a mi casa a pintar una pared y me llevé una radio portátil, porque no podía dejar el "Fontana show". En ese momento se empezó a usar que los programas que tenían alguna pretensión fueran de lunes a sábados, no había que dejar escapar nada. Elegí hacer "Rapidísimo" porque notaba cosas que eran muy largas que no me interesaban y cambiaba de radio. Había que hacer cosas cortas, que la gente sabía que, si eso no le gustaba, enseguida venía otra completamente distinta.

—¿Le dan ganas todas las mañanas de ir?

—Sí. Y el día que no tenga ganas me voy a retirar, porque esa va a ser la señal. ¿Cómo no tenés ganas de ir a un lugar donde la belleza se enciende desde que te sentás y te ponés los auriculares?

—¿La gente, la música y el humor fueron claves en la fórmula?

—Básico. No soy periodista, no voy a dar nunca noticias sensacionales porque no sé hacerlo. La noticia por lo general trae tensiones, a esas tensiones tenés que ponerle la posibilidad de un relax, porque si no cada vez tiras más y te rompés.

—Me asombra que, con su trayectoria, usted siga remarcando: "No soy periodista".

—No, no soy periodista.

—Pero hoy pareciera que cualquiera se sienta a entrevistar a un político.

—Si lo tomamos en serio no son notas, son conversaciones. Por ejemplo, cuando ganó (Carlos) Menem la primera vez yo invité a todos los candidatos, pero eran conversaciones.

Héctor Larrea lleva 14 años en Radio Nacional, y asegura que mientras lo siga disfrutando no piensa en el retiro
Héctor Larrea lleva 14 años en Radio Nacional, y asegura que mientras lo siga disfrutando no piensa en el retiro

—Hay una frase suya que tiene ver con la pantalla chica: "La televisión otorga una legitimación trucha, tiene un poder tan grande que hasta tu prepaga te trata mejor".

—Sí, es cierto. Te tratan mejor en todas partes si te conocen. Yo no quería trabajar en televisión porque en mi casa en Bragado no había televisión y cuando me vine para acá vivía en pensiones, y al televisor lo tiene la dueña en su living o en su cuarto.

—La radio era masiva.

—Claro. Trabajaba en la DGI en San Martín y todos hablaban de la televisión, y no sabía cómo trabajaban. Cuando salgo del ISER y empiezo a trabajar en radios chicas le decía a un productor que quería proponer un programa que tuviera humor y música. Me decía: "Para que te den bolilla tenés que trabajar en televisión, si no te conocen, ni te van a recibir". Tanto me lo dijeron que me puse en forma, me hice un traje a medida, y fui a pedir trabajo a Canal 13. El director de producción era un muchacho que había sido operador de radio, y traté de vender lo mío: "No voy a ser mejor que sus animadores, pero a lo mejor puedo hacer un buen papel". Y me dice: "Tiene suerte usted, Goar Mestre en la última reunión nos dijo que tenemos que ir pensando en incluir animadores nuevos". Y así entré, con mucha suerte. Tuve que empezar a mirar televisión rápido para ver cómo trabajaba un animador.

—¿Hace cuántos años que está en Radio Nacional?

—Desde 2004. Quería ir como diez años antes, pero cuando planteé la necesidad en Rivadavia me dicen: "No. Tenemos una exclusividad que nos cuesta mucho, no te podemos dejar ir a ninguna radio".

—Fue parte de diferentes direcciones en la radio. ¿Se modificó algo con el cambio de gobierno?

—He notado que sí, que hay más voces y eso siempre es interesante. Es un error limitar algunas opiniones. Lo que encuentro ahora es un gran apoyo por parte de la gente, la directora, el subdirector. Ana Gerschenson es una muchacha de mucha presencia y muy combativa. Hay que tener coraje para enfrentar el desarrollo de Radio Nacional más la Rock, más la Folclórica, más la clásica y cuarenta y pico de emisoras en el Interior tiene que atender.

—Usted está todas las tardes en la Folclórica y además con el programa que hacen con Bobby Flores, por el que ganaron el Martín Fierro.

—Con el gran Flores, "Bobby Flowers", uno de los amigos más divertidos. Lo conozco hace muchos años.

—De las nuevas generaciones, ¿quién le gusta?

—Y… hay tantos, porque se repite la cosa. A la radio llaman a los que conocen de la televisión. El chico (Santiago) Del Moro, para poner un ejemplo. Pero hay muchos y muy buenos. La radio tiene necesidad de gente, hay muchas FM. AM son siempre las mismas, pero FM hay muchísimas. Yo escucho a (Sebastián) Wainraich y a su compañera idolatrada.

—Julieta Pink.

—La señorita Rosales, Pink. Escucho muchos programas de esa emisora y después otras, escucho casi todas las radios.

Héctor Larrea junto a Bobby Flores y Luis Ventura que lo homenajearon reconociendo su trayectoria en la radio
Héctor Larrea junto a Bobby Flores y Luis Ventura que lo homenajearon reconociendo su trayectoria en la radio

—¿Es verdad que tiene una radio en el baño?

Tengo cinco radios, dos en el baño. Es mi compañía permanente. Tengo una para no molestar a mi mujer que es chiquita, que se escucha con auriculares solamente. Es un vicio, mientras sea legal…

—¿Tiene algún vicio ilegal?

—No, ¡qué voy a tener yo!

—¿Fueron 34 años de "Rapidísimo"? ¿Hoy se puede pensar en esos tiempos?

—No. Es otra cosa. Tampoco sé cómo funciona todo, no lo sé. Lo mismo cuando me preguntan: "¿La radio va a existir siempre?" No sé.

—¿El vínculo con el peronismo cómo está?

—Dejé de ser peronista.

—¿Sí?

—Hace tiempo ya. Yo fui peronista desde que salió el Estatuto del Peón. Mi padre había sido peón, sabía muy bien de qué estaba hablando y me explicó cómo vivía un peón y cómo empezó a vivir. Me explicó el peronismo y yo llevé el peronismo en mi corazón, pero creo que ya ha pasado, no tengo referentes. Esta es mi opinión.

—¿Qué lo desilusionó?

—Que aquella tercera posición no se tiene muy en cuenta, o no hay fuerzas para hacerlo, no lo sé. Pero es difícil hacerlo. Entonces no, por ahora yo no me comprometo con ninguna fracción. No encuentro un representante que refleje al peronismo. Perdón.

— ¿No tiene que ver con haber roto con el peronismo sino con los referentes actuales del movimiento?

—Sí, no sé. A lo mejor viene alguien y pone en práctica esa famosa tercera posición, el ascenso social, lo pone en práctica de veras y no se llama peronismo, pero es peronismo. Poniendo en práctica aquellas ideas. Pero hubo mucha gente desde que yo era chico que no tenían mucho de peronismo, y se decían peronistas.

—¿Cómo da el balance de estos años de carrera?

—Es una cosa integral: mi vida, mi carrera, mi esposa, mis hijas, mis nietos y lo que les pude dar a ellos. Nunca pensé que iba a poder pagar escuela primaria, colegio secundario y facultad. No, nunca lo pensé, y sin embargo la radio me lo hizo posible.

—¿Se va a retirar de la radio o va a seguir?

—Estoy pensando que ya hay que ir viendo la posibilidad de a ver qué hacemos después.

—¿Por qué?

—Y… porque la banda de los 80 años, la autopista de los 80 conlleva algunas ñañas, esas cosas que pueden no ser graves pero que a lo mejor te pueden quitar la fuerza para seguir peleando por una cosa bien hecha. Soy un tipo medio loco, armo un programa de música y por lo menos dos veces tengo que hacerlo de nuevo. Hoy lo hablaba con un amigo mío a la mañana temprano, me dice: "¿Sabes cuándo hay que retirarse? Cuando no tengas voluntad de ir a trabajar". Eso todavía no ha llegado.

—Espero que falte mucho para eso.

—(Risas) Y, no sé, nunca se sabe…

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