Buika: "Durante mi infancia siempre me hicieron creer que era una persona inútil"

"Difícil pero no imposible" es el lema que rige su vida. Le decían que no servía para nada, que era una tonta. "Yo pasé toda mi infancia creyendo que era un absoluto cero a la izquierda. Que era una inútil, una imbécil. Que no tendría posibilidades en el futuro porque era lo que veía de mí, constantemente, de parte de los adultos y de gente que me quería mucho. Que no iba a poder conseguir nada o que no iba a servir para nada. Creía que se iban a aprovechar de mí" detalla la artista. Descubrió que la realidad era otra cuando pisó por primera vez un escenario y la gente la aplaudió sin parar.

Concha Buika (45) es una cantante española que con su arte logró traspasar fronteras. Además, se dedica a escribir y sacar fotos. Su último libro, llamado "A los que amaron a mujeres difíciles y acabaron por soltarse", hace hincapié en el miedo, la culpa y los sentimientos que no nos permiten avanzar en la vida. Sus canciones reflejan temas que hablan de la necesidad imperiosa de regalarnos momentos desconectados de tanto ruido, ambición y obligaciones.

Es hija de exiliados africanos de Guinea. Su padre, Juan Balboa Boneke, fue un escritor perseguido en su país que se instaló junto a su familia en las Islas Baleares donde luego nacería Concha. Pero rápidamente desapareció de la casa por lo que debieron ser criados, junto a sus siete hermanos, por su madre.

Creció entre el cante de los gitanos, las coplas andaluzas y los boleros y rancheras que oía su madre. Así se formó, sin terminar la escuela, tocando la batería en una banda adolescente y sirviendo copas en un bar del barrio chino donde vivía.

Desde que debutó en 2000 con "Mestizüo", su fama empezó a crecer y hoy es una artista consagrada, con una de las voces más virtuosas de la música que presentará su nuevo material, en el teatro Coliseo.

– ¿Qué hay detrás de tu nuevo álbum Para Mí?

– Sentí que tenía la necesidad de regalar 25 minutos de soledad sin ser justificada. Por eso se llama "Para Mí", para que cada vez que lo pronuncies te esté regalando algo que no tienes la obligación de compartir con nadie. Ahora estamos muy obligados a compartir emociones, sentimientos, dinero, ideas, pasiones, todo. Y a ser las mejores en todo. Madres, hijas, amigas, en el trabajo. Y aparte de ser la mejor en todo y compartirlo, tienes que estar muy guapa y tener pestañas muy sexies, las uñas muy arregladas y vestir muy bien. Es demasiado. Entonces pensé que al regalar la posibilidad de ese tiempo que no tienes que compartir con nadie, a partir de los 30 o 45 minutos ya empiezas a sentirte culpable. Ya tienes que contestar. Pero si tú no te puedes regalar ese espacio, algo no va bien.

– ¿Sentís que es el mal de la sociedad actual?

– Siento que un poco sí, que estamos muy robotizados, hay mucha predeterminación a las cosas. Ya no es tan de alma, de "me apetece o no me apetece". Ahora es "me conviene o no me conviene", y eso es un poquito extraño para mí.

– ¿Cuándo te empezaste a desligar de esos prejuicios y emociones?

– Creo que nunca me ligué. Creo que ese era el problema, era la típica enfant terrible, la niña rebelde, traviesa. No me fue muy fácil entender los convencionalismos y atarme a ellos y asimilar la culpa como ente. No fue  fácil comprender muchas cosas. Y al final decidí que, como seguía sin entenderlas, prefería vivir sin ellas.

– ¿Cómo es vivir sin culpa?

– Es liberador, divino. Primero porque te hace actuar. Cuando tú no tienes la capacidad para sentir culpa, igual tienes la capacidad para errar y para pecar y meter la pata. Pero lo haces siguiendo tus instintos. Puedes terminar equivocándote. Pero para eso tienes tu testimonio: "Sí, fui yo y quiero ayudar, me equivoqué, lo hice mal o mentí. ¿Cómo puedo ayudar? ¿Por qué me voy a esconder?". Se trata de sustituir la palabra "culpa" por la palabra "responsabilidad". Me hago responsable de que "la he cagado", de que "lo he hecho como el culo", me hago responsable y con la misma alegría me ofrezco para solventar el problema ya que soy yo quien tiene la solución, o por lo menos, el por qué falló.

– O sea, es cambiar la palabra. Porque después la emoción hay que ver si uno la controla.

– Las palabras tal y como se han inventado cargan demasiada emoción. Cuando tú le dices a alguno "tú eres culpable", ni siquiera sabe de qué le estás hablando pero ya se siente como "wow, ¿qué he hecho?". Entonces, yo creo que sustituyendo la palabra terminamos matando al fantasma de los sentimientos. Y confío en ello.

– Tus canciones también hablan de los femicidios y de "Ni una menos".

– No es por las mujeres, es por la humanidad. Estoy tan en contra del machismo, feminicidio, infanticidio, como en contra del feminismo enfermo que mata y ahoga hombres. No me parece justo ni bien. Creo que es una lucha conjunta. "Ni una menos", es un movimiento al que muchas artistas estamos apoyando y agradecemos. Yo desde luego me siento muy feliz y a la misma vez con pena, porque ojalá no existiera. Porque si existe es porque hay un problema muy grande, no solo aquí en Argentina sino en España, en toda Latinoamérica, India, Países Árabes, en todas partes. Pero creo que tumbando al hombre y señalando al hombre como enemigo cometemos el mismo error y no solucionamos el problema. El problema y la solución se encuentran en la educación. Educación para mentes sanas, no para hombres o mujeres. Recordemos que quien golpea o hace un daño a un niño no es un hombre, es un loco y la locura se liga a todos los sexos, razas y seres humanos. Hay una parte de la sociedad que por las razones que sean tiene ese problema, esa enfermedad de locura. Y es contra lo que el movimiento tiene que luchar. Contra la locura de algunos individuos, sean hombres o mujeres. Porque hay muchas mujeres apoyando el maltrato infantil, la prostitución y el dolor de otras mujeres. Esas mujeres también están equivocadas y tienen que cambiar de parecer. Por lo tanto me gustaría que toda esta lucha contra la maldad no se centrara en el hombre. Yo creo que el movimiento "Ni una menos" está aquí para conciliar a los dos entidades, no para acosar a una. Yo creo que lo que ellas buscan de origen es unir fuerzas para acabar con esta lacra tan horrible.

– ¿Sufriste alguna discriminación?

– Todas las mujeres del mundo la hemos vivido. No importa la clase social. Esto es una afirmación. Estoy total y absolutamente convencida de que una inmensa mayoría de mujeres en el mundo han sentido algún tipo de discriminación o presión por el hecho de ser mujeres simplemente, por el hecho de que las personas con las que trataban no tenían la capacidad de entender que estaban igual.

– En el ambiente de la música, siendo mujer, ¿cuesta más desarrollarse como artista?

– En el ambiente profesional independientemente de que sea de música, arquitectura, etcétera, las mujeres lo tenemos más difícil, pero no imposible. Y estamos luchando para que, al fin, luchar en un mundo de hombres sea solamente difícil para los hombres.

– ¿Cómo fue tu infancia?

– Yo pasé toda mi infancia creyendo que era un absoluto cero a la izquierda. Que era una inútil, una imbécil. Que no tendría posibilidades en el futuro porque era lo que veía de mí constantemente de los adultos y de gente que me quería mucho. Dicen que yo no quise estudiar. Yo creo que lo que hace que un niño no termine es un enfado, no es un "no querer". Es una incomprensión interior. Entonces yo recuerdo que a mí me dieron mucha batalla con eso. Que no iba a poder conseguir nada, que no iba a servir para nada. Que se iban a aprovechar de mí. Hay que tener mucho cuidado en la educación de los niños con eso. Recuerdo cuando ya siendo más mayor cuando me daban los application forms para acceder a un trabajo, yo ni los miraba. Decía "uf, pero eso es para listos, yo soy tonta, no voy a poder" y directamente no lo hacía ni lo miraba porque pensaba que no iba a poder. Porque me lo habían dicho y yo lo creí. Con esto te quiero decir que tengamos cuidado con eso a la hora de educar a los nenes. Decirle a un niño "te estás comportando como un tonto" es muy diferente a decir "eres tonto".  Me decían que yo cantaba como un perro, que no podía cantar, entonces me fui para la calle y pensé que no era buena para cantar para Dios en la iglesia. Hay que tener cuidado en cómo se educa a los niños.

– ¿Cómo te desligaste de esos pensamientos?

– La tribu me sacó, que es la única soberana, el pueblo. La primera vez que yo subí a cantar a un escenario y me aplaudieron, ellos me sacaron de esa confusión. Porque nadie aplaude a los idiotas. Bueno, a veces sí se aplaude a los idiotas. Pero estamos lejos de esos escenarios, ¿verdad? Eso me dio mucha confianza. Pensé "o los que me decían de niña que yo era una inútil mienten, o esta gente está loca". Yo no creo que un grupo de 400, 500 personas pagando por escuchar a una persona que canta sea tonto. Esa gente sabe lo que va a oír. Entonces yo a la tribu se lo debo todo. Que poco a poco me han ido haciéndome dar cuenta de que el conocimiento es una luz en tu cabeza, no son datos que tú te aprendes de memoria en un sitio para demostrar que eres listo.

– ¿Qué seria esa luz para vos?

– La luz sería el estar abierto a la información. No dejarte llevar por convencionalismos, porque te han dicho que esto es así entonces no puedes escuchar otros testimonios. La luz en tu cabeza es el arte, escuchar mucha música, leer libros, ir al cine, ir a ver obras de teatro y exposiciones. Esa es la luz de la humanidad. La luz de la humanidad es su arte.

-Es una mirada distinta…

-Es un re enamoramiento del ser humano como tal. Últimamente con todo lo de las tecnologías, todo esto de que tienes que ponerte unas pestañas "x"o tienes que llevar unas uñas "x", o si tienes tres pelos en las cejas hay que quitarlos porque tienes que quedar de tal manera, todo esto ha hecho que tengamos miedo de lo que somos un poco. Qué miedo si me ven unos pelos en mi pierna que no me he depilado. Qué miedo si me ven que no me he maquillado para salir en la tele, que tengo manchas en la piel o que me he sudado. Yo no tengo miedo de eso. No hay que tener miedo de eso. El maquillaje es una diversión, es una opción. Tiene que ser algo que tú puedas hacer para divertirte, para estar bonita. Si ahora a mí me invitan a unos premios de la música o de la televisión y me dicen que tengo que maquillarme,digo me voy a poner como una cebra. Entonces, van a decir qué loca está, van a decir no le damos nuestro dinero para promocionar su trabajo. Esto es lo que a nosotras últimamente nos tiene un poco tensas. Hay que relajarse un poco. Maquillémosnos para divertirnos.

-De qué habla tu último libro "A los que amaron a mujeres difíciles y acabaron por soltarse".

-Para mí soltarse es lo más parecido a la libertad o felicidad. Esas dos palabras no las he conseguido averiguar nunca. Llevo años intentando pero no termino de saber. Pero soltarse es esa sensación de que no es que te vayas pero te quedas relajado. Ya no me voy hacer responsable de si mi cara luce bonita o no porque me he puesto más pintura o no. Ya no me voy hacer más responsable si el otro opina si estoy o no en moda porque no llevo unas pestañas que se usen. O porque no me pongo un tacón. Ya no me voy hacer responsable de tu miedo. Porque ese es tú miedo, no el mío.

-¿Cómo te va en el amor?

-El amor y pareja son dos palabras que pueden ir juntas pero no tienen por qué. A mí en el amor siempre me ha ido bien. Soy músico. Ser música y amar es como cuidar plantas. Parecen cosas muy sencillas pero a veces no tanto. A mí en el amor siempre me irá bien porque creo en él. Es imposible que te vaya mal en el amor cuando tú crees plenamente en él. Yo recuerdo una vez que yo estaba llorando porque un poco hombre quiere estar con una mujer que nunca está.

-Claro, por las giras, por los viajes…

-Exacto. Cuando llego a casa me meto en el estudio. He asumido la maternidad de niños que no son míos. Son unos cuantos y pocos hombres aguantan eso. Pero, sabes cuántos hombres han dicho hoy que me aman haciendo entrevistas en la radio, que llamaban diciendo adoro a esa mujer. Te llena ese amor. Tengo el amor de muchos hombres, de mis hermanos, de mis amigos, de hombres de la tribu que escuchan la música y dicen yo te siento, yo estoy contigo hermana mía, mi amor. Hombres que me aman de verdad y yo lo siento. Pero para el rollo pareja de enamoramiento y esto, con esta profesión y habiendo escogido ser un soldado en el servicio a la humanidad, es difícil pero no imposible. Siempre hay alguien a quién amar.

-Y en las giras con tantos shows viviendo en distintos lugares que van cambiando, también sos un poco nómade.

-Todos tenemos que ser un poco nómades de corazón. Hoy en día ya quedó un poco retrógrada la imagen de la persona que no se siente de todo el mundo. Yo estoy convencida que hasta tú misma te sientes un poco americana, un poco española, un poco africana, un poco indígena. Un poco de todo. Hoy en día es un privilegio. Somos una nueva raza de personas y ha sido una fabricación nuestra, lo hemos trabajado durante muchos años de asimilar al mundo. Yo creo que ahora mismo somos personajes universales, no todos pero algunas somos personas universales.