El Mono de Kapanga: "Antes que amigos, en el grupo ya somos como un matrimonio de 22 años"

Alegría, fiesta, diversión identifican a una banda emblemática del rock argentino. Y a su cantante, Mario Fabio, a quien todos conocen como El Mono. Y que prepara algo muy especial para sus fans: un recital con el público sentado. ¿Lo lograrán?

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Se llama Martín Fabio y quiere ser un hombre común, aunque ese deseo enfrenta un inconveniente: le sobra popularidad. Para todos, es El Mono de Kapanga, una banda emblemática de la escena nacional, con más de 22 años de éxitos.

Muy querido entre sus colegas, a lo largo de su carrera ha hecho participaciones con distintos artistas, entre los que se destaca La Mona Jiménez. Y hace unos meses llegó a las revistas del corazón por un fugaz romance con la actriz Andrea Rincón. Pero para Fabio, el presente transcurre en el plano musical.

Con el título de MotormúsicaKapanga lanzó su primer disco de manera independiente, en el que hace a un lado el perfil pachanguero y para sorprender con otros estilos. Y tiene otro as bajo la manga: pese a estar identificados con un espíritu jovial y festivo, harán su primer show con el público sentado.

—¿Qué es lo mejor que tiene Kapanga?

—Que no tenemos que salir a trabajar.

—¿Son un grupo de amigos que se divierte?

—Somos más que amigos. Ya no sé si somos tan amigos. Como grupo humano nos llevamos muy bien. No es fácil tener 22 años de convivencia. Es como un matrimonio. Por eso no sé si ya somos amigos: es más como un matrimonio.

—No duran 22 años los matrimonios…

—Algunos llegan.

—¿Vos llegaste?

—No.

—¿Por qué decidieron ser una banda independiente?

—Tenés otros tiempos. Manejás mucho más tu vida en todo sentido, desde lo musical hasta lo artístico. Como que no tenés que andar dándole explicaciones a nadie de los pasos que vas a dar.

—Dejaste de lado las instituciones, las discográficas, el matrimonio…

—No me molestan las discográficas. Pero no creo que en el matrimonio vuelva a reincidir. Y si me dicen de armar otra banda, no la armaría. Si vos hoy me decís "Se te termina Kapanga", no sé si armaría otra banda. Me dedicaría a otra cosa.

—¿Cómo viviste tu famoso beso de los Martín Fierro con Andrea Rincón?

—Eso ya pasó. No me interesa.

—¿Qué hacías antes de Kapanga?

—Vendía café, como Palito Ortega.

—¿Hasta qué edad?

—Desde los 16, 17 años hasta los 26, 27 años. Después vendí pizzas. Sigo teniendo la pizzería.

—¿Cómo llega Kapanga a tu vida?

—La primera formación de la banda viene de fines de los 80. Hacíamos canciones de La Mona Jiménez y éramos mucho más jóvenes. Después, ya en el 95, se le dio como un origen a lo que es hoy Kapanga. Por ahí ese prototipo a fines de los 80 era algo menos ambicioso, ya a partir del 95 fue: "Es la apuesta que tenemos para hacer, sino tenemos que salir a buscar trabajo de otra cosa". Y bueno, nos salimos con la nuestra y pasaron 22 años.

—¿Te lo imaginabas?

—No.

—¿Le tenías fe al principio?

—Sí. Fe, sí. El primer convencido de que nos podía ir bien era yo. Pero no que íbamos a durar tanto tiempo. Ni siquiera me imaginé que podía llegar vivo.

—¿Vivo? ¿Por qué?

—Porque uno agradece que está vivo… 22 años son todo un logro para un grupo de personas. Nadie te enseña a tener una banda ni a moverte como grupo: lo vas aprendiendo en la convivencia, en la ruta, en el camino. Entonces, también valoramos mucho todo eso que fue un trabajo o un aprendizaje. Es como andar en bicicleta: te pueden enseñar los principios pero te vas a caer un par de veces hasta que salgas andando.

—¿Hubo alguna caída que recordás?

—Trato de que no. Casi me decapitan.

—¿Qué pasó?

—Se abrió la puerta de carga del micro, yo estaba un poco distraído y la puerta, el portón del micro, casi me corta la cabeza.

—¿Estuviste casi al borde de la muerte?

—Fui al hospital directo. Me desmayé de un golpe y me quedó una cicatriz.

—¿Crees que están mejor que antes como banda?

—Estamos mucho más grandes, obvio. Creo que evolucionamos para bien, para mejor, no nos traicionamos. Siempre estuvimos en la búsqueda de canciones, de algo que nos haga sentir con ganas, de no abandonar el barco, lo que a veces no es abandonar sino quedarte más relajado, más tranquilo, más en la cómoda. La podríamos haber hecho pero tratamos de que no para no aburrirnos. Entonces, te vas poniendo como objetivos. Este espectáculo es un objetivo: nos lo pusimos en la cabeza y ya vimos que es algo que está bueno, que contempla algo artístico, algo musical, algo diferente, nuevo, distinto, y podemos mostrar que se puede evolucionar para mejor.

—"Todoterreno" como dice uno de tus discos…

—Vamos por todo. Esta experiencia nunca la habíamos tenido, salvo algunas pocas veces en eventos de otros donde tocamos en un teatro con gente sentada. Esto es un evento producido por Kapanga para la gente y eso también es una apuesta porque hay chicos que viven los show de Kapanga con mucha adrenalina, con mucha intensidad, hay mucho roce, hay pogo, hay movida. Entonces, es sacar de ese contexto a chicos que están acostumbrados desde hace 10, 12 años a venir a vernos, y llevarlos a un teatro. Por ahí yo, que como público ya voy a ver un show de sentado, porque de parado no voy a ver, pienso que también hay un público como yo que prefiere ver a los grupos sentado.

—¿Qué fechas van a estar tocando?

—El próximo 21 de octubre estaremos en el Teatro Gran Rivadavia. Y después salimos de gira a Córdoba, Rosario, Bragado, Mar del Plata, Bahía Blanca, Zárate. Nos espera un gran desafío.