Pampita Ardohain, a solas con Teleshow: "Soy una mujer que provoca"

La modelo habló sobre su película, "Desearás al hombre de tu hermana", donde se atrevió a realizar escenas de alto contenido erótico. Pero advierte: "Se habla del sexo sin malicia, sino de una forma súper natural, animal"

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A los 39 años, Carolina Pampita Ardohain tuvo su debut en el cine. Y el salto es sin red: protagoniza una película erótica que aborda un tema tan espinoso como la infidelidad.

En Desearás al hombre de tu hermana, Pampita es Ofelia, quien junto a Lucía (Mónica Antonópulos) crece experimentando el sexo de una manera absolutamente diferente, gracias a una madre (Andrea Frigerio) que las cría con libertad. Pero Lucía no puede disfrutar, y obtiene placer viendo a Ofelia gozar sin culpa. Esa diferencia enfrentará a las hermanas en una lucha por el deseo y la satisfacción.

A una semana del estreno, Desearás… está envuelta en dos polémicas: el contenido de las escenas eróticas y la calificación como apta para un público mayor de 18 años. El lado psicodélico y desopilante de esta impactante narración ya generó revuelo en la prensa, y promete hacerlo en la pantalla grande, donde el verdadero juez será el público.

Pero es entonces cuando Pampita, casi en paralelo, se topa con una dualidad: prohibida para menores y apta para toda la familia. Porque está el deseo que despierta en los hombres y, además, la aceptación que genera en las mujeres en particular. Así lo cree la actriz, según le contó a Teleshow.

—¿Qué te pasó cuando terminaste de verte en las escenas sexuales que filmaste para la película?

—Me encantó ver el resultado final porque uno se lo puede imaginar pero después viene el montaje y la mezcla, con todo lo que va pasando en la casa, a la vez. Por más que uno tenga en su cabeza más o menos cómo es la historia, después la ves toda junta y te das cuenta de que todo fluye, y cómo encaja el presente con el pasado todo el tiempo.

—¿Fue lo mismo grabarlo que verlo?

—Nosotros la ensayamos mucho, inclusive hasta se ensayaron las escenas de sexo. Llegábamos al ensayo y era como hacer una obra de teatro. Pero luego, con todo lo que es el aporte de la época, te lleva como en un viaje en el tiempo: reconocés los empapelados, los muebles o la vajilla, y es como un déjà vu, "esto lo vi en algún lado", ese registro que todos tenemos de nuestra infancia. Toda la estética es un personaje más de la película.

—¿Y cómo fue eso de ensayar previamente las escenas de sexo? ¿Fue en tu casa?

—Sí, varios ensayos se hicieron en mi casa: corríamos los muebles y teníamos un coreógrafo, un bailarín, porque hay algunas escenas insólitas que no se han visto antes, posiciones casi de circo, por decirlo de alguna manera.

—¿No son conocidas?

—No. Pero bueno… Nunca he hecho cosas así. Nos divertimos y lo tomamos muy seriamente también.

—¿Por qué creés ahora que te animaste a hacer escenas de este estilo, y antes no?

—Porque todo llega, y uno va madurando. Y cuando madurás te animás también a arriesgarte más. Antes hubiera tenido prejuicios, inseguridades, o no estaba preparada en lo actoral para un proyecto así. Y ahora sentía que sí lo podía encarar de otra manera súper profesional, y que no iba a quedar debiendo nada.

—¿Qué dijo "Pico" Mónaco cuando terminó la película?

—Él estuvo en todo el proceso. Me ayudó con el pase de guión, viajó a Mar del Plata también durante esas semanas que estuvimos (filmando) en la playa, vino a ver en vivo algunas escenas, fue a la casa a llevar a mis hijos para que almorzaran conmigo.

—¿No se puso celoso?

—No. Eso no, eso nada. Me apoyó muchísimo para que lo pudiera hacer. Sin su apoyo incondicional, no hubiera podido. Fueron cinco semanas intensas de filmación.

—Y si le hubiera tocado a "Pico" hacer una película de este tipo, ¿vos cómo lo habrías tomado?

—En la pareja los celos no pasan por ahí. Siempre uno es muy respetuoso del trabajo del otro.

—¿Qué pensás de que la película haya sido calificada como apta para mayores de 18 años?

-Me hubiera gustado que fuera para mayores de 16. Fui hace muy poco a ver una película de acción y había una escena súper fuerte de dos mujeres, y era para 16 años. Si entro en comparación, no me había pasado nunca de ver una película para mayores de 18 en Argentina.

—A los 16 años, ¿llevarías a tus hijos a verla?

—Ahí está la decisión de cada uno. Los jóvenes tienen acceso al sexo desde su celular, es demasiado fácil. Y en este caso se habla del sexo sin malicia, al contrario: se habla de una forma súper natural, súper de raíz, animal, que tiene que ver con el poder de tu propio cuerpo, de tus propias decisiones. No hay morbo ni malas intenciones en cómo se muestra el sexo.

—Hablemos del personaje de Andrea Frigerio, la madre de estas dos hermanas. Vos, ¿sos liberal con tus hijos como lo es ella?

—Me parece que esa mamá era una mamá moderna para la época (en que está ambientada la película): una época de represión, donde no había tantas libertades no sólo para sentir sino también para pensar, y ella hacía un esfuerzo por criar a sus hijas. Una cabeza más libre de lo que había en su momento.

—Y tu mamá, ¿tiene algo de eso?

—No. Yo vengo de una familia tradicional.

—La película habla mucho de esa idea de desear lo ajeno. ¿Sentís que muchas mujeres desean tu vida?

—Yo encaré a "Ofelia" desde otro lugar: ella no desea lo ajeno, sino que siente cómo que la posee el sentimiento y el deseo, pero no porque sea el marido de su hermana. Además está planteado desde un lado romántico porque ellos se conectan desde que se ven por primera vez, y tienen este destino que no pueden evitar. Y está el tema de las hermanas, que también son tan distintas y cómo una goza a través de la otra, la que no puede sentir por lo menos tiene placer cuando la ve sentir a la otra. Esos lazos los que son muy fuertes. No sé si hay una cosa porque es el marido de mi hermana, y lo deseo, sino que se da así.

—¿Qué tenés de "Ofelia"?

—No sé si soy tan desprejuiciada y tan libre como es ella, pero sí tengo esa cosa de provocar sin tener una intención. En eso sí me siento identificada.

—¿Y en qué no te sentís identificada?

—Al estar humanizada la entendés, la querés. Por lo menos yo, me enamoré del personaje. Me enamoré de los dos personajes porque son como las dos caras de la misma moneda. Tengo con "Ofelia" como esa cosa de que todo el tiempo la justifico.

—¿Te sentís una mujer deseada?

—Sí, siempre. Pero siempre el deseo ha sido con mucho respeto, con empatía y bien tomado por las mujeres. Siempre sentí que fui bien recibida en las casas tanto por los hombres como por las mujeres de todas las edades.

—¿Y qué te deseen a vos? Tu belleza, tu trabajo, tu marido…

—Sí. Hay una cosa de fantasía con eso, pero siempre como viene cargado de tanta buena onda y tanta energía linda es bien recibido.

—¿Qué fue lo más difícil que tuviste que transitar al hacer esta película?

—Las escenas dramáticas, porque "Ofelia" no habla casi nada, entonces había que actuar desde un lugar de mucha contención. Si "Ofelia" gritara o fuera más expresiva hubiera sido más fácil y tendría más herramientas, pero a ella le pasa todo por dentro y tenía que estar todo el tiempo tratando de demostrar lo que siente, pero casi sin mover un músculo. Habla despacio, todo lo está observando, no opina de nada, y así y todo se la puede ver en lo que está transitando.

—Y el personaje de "Andrés", de Guilherme Winter, parece que lo tiene todo. Se los ve contentos, es buen novio, y sin embargo "Ofelia" decide engañarlo. ¿Por qué crees que pasa eso?

—No sé si lo decide… Me parece que no lo puede evitar. Está escrito en su destino.

—¿Creés en el destino?

—No. Creo que en este caso alguien que siente tanto y que estuvo tanto tiempo conteniéndose, es como una bomba a punto de explotar, y cuando se encuentra con "Juan Rojo", que tiene la misma esencia y el mismo fuego, es lo que hace detonar esta bomba. No tiene que ver con la relación con su pareja.

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