Martín Bossi y la peor cita de su vida: "¿Podemos tener sexo en silencio?"

En una charla tan profunda como desopilante, el showman explica por qué dejó de llorar por amor y comparte su mirada de las parejas con absoluta libertad: "Si te digo que desde ahora hasta mis 80 años voy a elegirte en la cama siempre, te estaría tomando por estúpida"

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"Creo en el amor y en la familia. Tengo relaciones con mujeres cuando quieren lo mismo que yo: tener una relación absolutamente libre donde ellas puedan hacer lo que desean", cuenta en esta charla en la que sorprende al abrir su mundo más íntimo.

Poco se sabe de su vida privada, le adjudicaron romances con famosas y hasta una relación con Federico Hoppe: él se ríe y aclara, cuando tiene ganas. Supo triunfar en la vorágine mediática sin entregarle su vida ni dar explicaciones sobre su privacidad.

El escenario del Teatro Astral, dos horas antes de su show, es el marco ideal para esta entrevista. Sin caer en lugares comunes, Martín Bossi (42) explica: "Aunque es una frase hecha 'El teatro es mi casa', es el lugar donde vivo, estoy más acá que en mi casa". De jueves a domingos se entrega de lleno a un público que lo ama, y cuando pareciera que no puede superarse, llega con una propuesta nueva que eleva aún más la vara.

"Es muy serio hacer reír", asegura, pese a que el género muchas veces sea menospreciado y cita a Aristóteles que hablaba del drama como algo superior: "Si hacés Edipo, matás a tu mamá y tenés relaciones con tu tía, sos un actor serio; ahora si haces reír, no".

La vocación comenzó a los cinco años, pero la fama llegó hace quince, cuando pisó la televisión en el ciclo Vale la pena. Sin embargo, no fue la popularidad lo que le cambió la vida, explica: el quiebre en su vida fue estudiar teatro, la fama vino acompañada de otros beneficios: "Ya no me gritaron más en el barrio: 'atorrante, devolvé la plata'. Hasta empecé a ser lindo. No me lo creí, pero de repente empecé a ser lindo para mi madre, para alguna chica. Estuve 31 años remando para que me den bola y ahora soy lindo. La tele te transforma".

—¿Cambió el levante con la tele?

—En ese momento sí, después te das cuenta de que estás vacío. La tele, si la sabés mal utilizar, te puede vaciar. Es muy peligroso el tema de la fama. Es una dulce forma de meterte en cana, porque después terminás dando explicaciones.

—En ese sentido, vos supiste preservar mucho tu intimidad y tu mundo.

—Yo salgo, en su momento con mi novia o con mis parejas, camino por Lomas de Zamora agarrado de la mano.

—¿Y por qué no te vimos en una foto?

—Porque no soy eso, trato de no hacer un culto de eso. ¿Vos me ves a mí en la tapa de una revista del corazón agarrado con una modelo diciendo: "Estamos bien"? Mis amigos del barrio, mis profesores de teatro, Dios, mi padre, me dirían: "¿En qué te estás equivocando para aparecer en la tapa de una revista con una chica diciendo 'estamos bien'?", con el perro y la mucama. No.

—No vas a presentar a tus hijos en cuanto nazcan.

—Me mato. Sería una falta de respeto. No estoy juzgando a los demás, estoy hablando de lo que es mi concepción del teatro, del arte. Esto es un templo, yo esto o lo vacío o lo lleno con mi arte.

—Hace un ratito me decías que en estos años maduraste. En algún momento dijiste que ya no eras un tipo egoísta. ¿Qué cambió?

—Primero empecé a revalorizar la palabra egoísta. Egoísta viene seguido de una puteada: "Egoísta de mierda". Nosotros nacemos con un amor propio, te dicen: "¿A quién querés más, a papá o a mamá?". ¿Y el cura? Hay que querer al cura. Siempre a los demás. Cuando vos te querés, te juzgan: "Sos un egoísta". Te enseñan que el amor es siempre afuera. Terminás mendigándole a una mina y a todo el mundo. De hecho, dicen: "Tenés que buscar la media naranja, tu otra mitad". ¿Qué otra mitad? Yo ya estoy entero o no, pero soy esto. Por eso digo que Hollywood y Shakespeare nos hicieron mucho daño.

—¿Por qué?

—Esto del veneno, "si no me amas, Julieta", el néctar y Di Caprio muriéndose ahogado.

Lloré de amor cuando me creía el reality

—¿No lloraste por amor?

—Sí, lloré de amor cuando me creía el reality. También lloraba cuando los reyes no venían.

—¿Ahora no llorás por amor?      

Puedo llorar por amor, por amor a mi madre, a mi hermana, a una compañera que dejemos de compartir, puedo llorar. Pero ya no es eso de "me mato si te vas". Ese cuentito no me lo creo más.

—¿Sos enamoradizo?

—Sí, muy, de hecho estoy absolutamente enamorado de esta pasión, que es la mejor de las religiones, el teatro y el arte, porque no te imponen mandamientos.

—¿Y las mujeres?

—Dejé de hacer boludeces, ya hice todo, ya me consumí todo. Ya lloré en la playa arrodillado por un amor. Me quise tirar de un balcón. Ya escuché Roxette cuando ella me dejó. Ya hice todo.

—Escuchaste Roxette cuando te dejaron.

—Sí, "Spending my time" cuando ella ya me había dejado, llorando.

—¿Te dejaron más o dejaste más vos?

—Me hice dejar mucho.

—Cobarde.

—Sí, cobarde absolutamente, yo me hacía dejar. Después lloraba para que vuelva, una locura. Cuando empecé a entender que el amor era otra cosa, que la propiedad privada no existe entre las personas, que yo no puedo ser propietario de nadie. Pasa que también vengo de -¡pobre mi madre!- "soy la señora de Bossi". "¿De quién?". "De Bossi."  "Yo esposé a tu padre". Claro, lo esposó. Imaginate las vueltas que tuve que pegar para entender.

“Mi única vida se la dediqué a esto. Yo me muero por hacer reír”
“Mi única vida se la dediqué a esto. Yo me muero por hacer reír”

—¿Qué te genera este éxito en una época complicada como la que estamos viviendo?

—Es muy terrible lo que voy a decir, no quiero pecar de soberbio, pero lo voy a hacer. Es un acto de justicia.

—A ver…

—Yo tengo una vida, una. Y mi única vida se la dediqué a esto. No te estoy diciendo: "Yo di mi vida por el espectáculo". ¡Las pelotas!, desde los 5 años y desde que empecé a estudiar teatro los que me conocen saben que obsesivamente he dejado todo. Entonces, si la única vida que tengo se la dediqué a esto y no me vienen a ver, hago la gran "Spending my time."

—Ahí sí llorás.

—Lo digo con amor, ya que entregué mi vida está bueno. Yo me muero por hacer reír, por hacer preguntas en voz alta.

—En un momento en el que la gente se pelea tanto, a vos te quieren.

—Es raro, igual trato de no leer mucho los blogs porque hacen mal. Yo trabajé para ser querido, porque amo que me quieran, yo necesito que me quieran. Y el que no me quiere voy a hacer un esfuerzo para que me quiera.

—¿Qué quiere decir que necesitás que te quieran?

—Necesito afecto. No está mal decirlo. Necesitás afecto todo el tiempo. Necesito que el país Argentina sea como mi barrio. Yo amaba vivir en un barrio en donde todos me conocían. Cuando me fui de mi barrio, dije: "Voy a lograrlo, yo quiero que la señora simplemente me diga 'hola, Martín'". Te juro que lo logré.

—¿Y no te fastidia en ningún momento?

—No, no entiendo a la gente que trabaja para que lo conozcan y después pone vidrios polarizados y guardaespaldas.

La foto que publicaron junto a Federico Hoppe con la leyenda “Simplemente amigos” llevó a que les adjudicaran un romance
La foto que publicaron junto a Federico Hoppe con la leyenda “Simplemente amigos” llevó a que les adjudicaran un romance

—¿Después de la foto con Federico Hoppe con la frase "Simplemente amigos" te quisieron seducir más hombres o más mujeres?

—La frase más linda. Te digo la verdad, me vino muy bien (risas). Empezaron a joderme que era pareja de Hoppe, me pareció fantástico. El otro se reía. Yo me reía pero en el barrio un día me piropean unos albañiles: "Adiós, hermoso". Dije: "Uy, la p… Esto se está complicando. ¿Cómo voy a la cancha de Los Andes?". Es muy difícil ser heterosexual en esta época porque si decís que sos gay, que los respeto muchísimo, te felicitan: "Qué valiente, salió del closet". Si decís: "Soy hetero", te dicen: "No aclares que oscurece, discriminás". No, me gustan las minas y estoy orgulloso de mi heterosexualidad. Es muy difícil.

Es muy difícil ser heterosexual en esta época

—¿Me contás tu peor cita?

—¿Mi peor cita? Sí, sí, tuve una cita muy fea. Salí con una chica en un momento donde había mucha hambre en Lomas, no nos iba bien, yo jugaba al tenis y la verdad que no era lindo todavía.

—No eras famoso.

—Estaba a tres años de ser lindo. Era muy feo. No tenía muchas virtudes, era simpaticón, y tuve una noche muy linda en Buenos Aires News, esas noches que uno está iluminado. Me fue muy bien con una chica que hacía promociones de una crema en el shopping de Lomas. Era como salir con Nicole Neumann. Salimos y, esas cosas de la vida, tuvimos sexo.

—Primera cita sin ser todavía lindo.

—No tercera o cuarta cita. Remé como loco, yo ganaba 300 pesos, 150 pesos para estudiar teatro, 50 de nafta, 50 pesos le daba a mi mamá, me quedaban 50 mangos. Si tomaba un daiquiri, la piba me fundía. Y el albergue transitorio en Lomas salía 35 mangos. Finalizabas el acto de amor y te agarraba una depresión porque decías: "Devolveme la plata". Yo agradecía a Dios porque era el momento más lindo de mi vida estar con esta chica.

—Claro, era tu Nicole Neumann.

—La primera vez que me enfrento con una belleza tan importante, con un ego tan importante. La belleza viene al lado del ego.

—A veces, no.

—Generalmente, sí. La primera cita voy y ella estaba viendo una nota suya que había salido en diario La Unión. Yo llegué a la cita, seis minutos en silencio ella mirando la revista, en un momento levanta la vista me ve y me dice: "Preguntá que yo te contesto, eh", y siguió leyendo.

—¿Por qué volviste a salir después de eso?

—Porque cuando uno consigue una cosa así… era hermosa. La experiencia fue terrible, porque cuando empecemos a hacerlo había un espejo en el techo y ella se miraba constantemente. Yo un tipo laburante, soy un tipo respetuoso, le pongo onda. Soy un trabajador, aparte de chiquito había visto películas condicionadas, sabía cómo gemir, hacía todos los gemidos, con "a", con "e", no decía "yes, yes", porque no daba, pero Ella hacía dos movimientos y se miraba. Y acá viene el desenlace que fue terrible porque entraba a su cuerpo, era uno, dos: "¿Acabaste?", "No" le digo. "Sorry, sorry", de nuevo, uno, dos: "¿Acabaste?". Cada vez que ella hablaba, Martín junior se me iba abajo. Era muy molesto. Y uno, dos: "¿Acabaste?". Y se miraba al espejo. Y el "acabaste" fue tres veces, tres albergues transitorios, 35 por tres, me gasté 105 en esta experiencia que era terrible y yo nunca llegaba a nada. Le decía: "¿Podemos hacerlo en silencio?" (risas).

—¿Pero la seguías viendo?

—Claro, porque era eso o nada. Tenía 19 añitos, yo andaba de la mano en el shopping con ella y era Gardel. Hasta que un día le dije: "¿Podemos hacer silencio?". Yo quería que evite decirme: "¿Acabaste?". Nunca lo pudimos solucionar. Cuando se callaba, no sabés, éramos Poroto Cubero y Nicole en sus mejores épocas. Éramos Emilio Disi y Doris del Valle, éramos Vilma y Pedro Picapiedra.

Bossi Master Show se presenta en el teatro Astral de jueves a domingo.
Bossi Master Show se presenta en el teatro Astral de jueves a domingo.

—¿Te gusta más salir con mujeres del medio o de afuera?

—De afuera, porque si no, me paranoiqueo. No mando más audios, eh. Hay un gremio, esto no se puede decir en cámara, las que te botonean. Después, si uno está casado, con hijos, y va por la izquierda, por la derecha, es otro tema. Yo estoy diciendo a los que caemos en combate, a los que nos venden, está de moda ahora. Antes no, había otro código. Yo ahora tengo mucho cuidado.

—¿Las mujeres afuera del medio tienen más códigos?

—Y, viene la abogada González del juzgado de Lomas: "Martín me dijo que me quiere hacer el amor hasta el Mundial de Rusia".

—Bueno, cuidado, además de con los audio, con el chat, ¿no?

—Ya estoy en el horno, les pido que tengan piedad. Yo elijo de afuera del medio.

Si hay atracción, no existe la edad

—¿Rango de edades?

—No, no tengo.

—¿Mínimamente que sea mayor de edad?

—Por supuesto. Arrancando de los 23. Tengo 42. Si hay una mujer de 60 que me seduce, de 65 no hay problema. Las mujeres son mujeres y si hay atracción, no existe la edad.

—Recién hablaste de la propiedad privada. ¿Te gustan las parejas abiertas?

—Es un debate, yo a veces lo hablo en las mesas y mis amigos dicen: "Uh". No considero la propiedad privada, yo estoy enamorado de vos, estoy en pareja con vos, de a par, y si yo te digo que de ahora hasta mis 80 años voy a elegirte en la cama siempre, como dice la religión, te estaría mintiendo, te estaría tomando por estúpida. Entonces, te doy la clave de mi celular, te digo: "Acá está la selva, donde quieras entrar vas a encontrar lo que quieras buscar, voy a contarte mi verdad, y si no te elijo en la cama, te lo voy a contar también". Creo en eso, en la verdad absoluta. Porque si no, es esta cacería de brujas: "Me enamoro de vos y a partir de ahí empiezo a esconderte quién soy y empiezo a investigar que nadie te mande un mensaje".

—¿Te la bancás en el otro también?

—Me la recontra banco, es el precio que pago porque me dejen ser yo.

—Hay un momento en este espectáculo que a mí me gusta mucho que tiene que ver con la tecnología.

—Sí, es una catarsis colectiva. Hoy si no se filma, no sirve, hay que filmar todo: "Me pongo la ropa, muestro cómo estoy vestido, mirá qué me estoy comiendo", esto es muy de porteño. ¿Viste las fotos de las minas? "Mirá lo que me estoy comiendo", la foto de la mina. Hay que mostrar todo. Acá hacemos una catarsis colectiva donde tratamos de sanar.

—Ahora, si vos te olvidás el celular en tu casa, ¿no volvés a buscarlo?

—Sí, olvidate. Yo caí en las redes. En esta catarsis colectiva yo digo que soy adicto. Lo lograron conmigo. Cuando no tengo señal de WhatsApp, me ahogo. Pero soy muy medido con Twitter, con Instagram.

—¿Eso tiene que ver también con esto de preservar tu intimidad? Te salió muy bien.

—Roberto Sánchez, Sandro, me dijo: "Si querés hacer una buena carrera, que no se sepa. Todo el mundo muestra". Yo he estado cuatro años en pareja, por ejemplo. Estos quince años he estado más en pareja que soltero.

—¿Y nunca te exigieron que lo hicieras público?

—No, porque la condición para estar de a dos, tener una socia de corazón, es que a mí me respeten la intimidad absoluta.

—Te escuché decir en algún momento que tenés ganas de ser papá.

—Sí.

—¿Cómo te imaginás?

—Un desafío hermoso. Hace cinco años me lo decías y me agarraba furia, hoy la verdad es que sería hermoso poder compartir con alguien de tu sangre lo que aprendiste, me encantaría. Corregir lo que mi viejo hizo mal conmigo, potenciar lo que hizo bien, sanar eso y agregarle mi experiencia. Criaría un hijo con mucha libertad, haría todo lo contrario de lo que hicieron conmigo.

—Está decidido, es algo que va a suceder.

—Sí. Y respeto todas las formas de paternidad, hoy sé que hay muchas posibilidades, pero en este caso soy bastante tano, todavía creo en el papá y en la mamá. No en el papá, la mamá, el changuito, los domingos, la familia con los ravioles, no. Tal vez sea con una socia del corazón que estemos enamorados o no y decidamos compartir la paternidad y compartir eso en casas separadas.

—Tal vez juntos.

—O juntos, o tres días en la semana. Un día, mi tío Horacio, un sabio de la vida, me dijo: "Negrito, te quiero decir algo. ¿Querés desenamorarte de una mina? Andate a vivir". Es una animalada, perdón.

Bossi comparte su mirada del amor y la pareja desde la libertad: “Tengo relaciones con mujeres cuando quieren lo mismo que yo, una relación absolutamente libre”
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—Ahora, en estos años de los que sabemos poco, ¿conviviste en algún momento?

—No, no conviví. No es conveniente. Pero no porque soy un bardo ni nada, pero ¿quién dijo hace dos mil años que el amor tiene que ser bajo el mismo techo? Empecé a entender la libertad como la posibilidad de una sana rebeldía, estos que armaron el reality hace 2017 años hicieron un gran negocio para que no seamos felices, pero ya hay gente que se está rebelando. Yo creo en el amor, creo en el par y creo en la familia, pero en la forma que uno quiere. Yo creo que es un contrato de a dos, no es unilateral. Tengo relaciones con mujeres cuando quieren lo mismo que yo, no quieren vivir, tener una relación absolutamente libre donde ellas puedan hacer lo que desean.

—Si hablamos en cinco años, ¿cómo te voy a encontrar?

—Me vas a encontrar con cinco años más de experiencia. Espero que opinando lo mismo que opino ahora pero más profundamente, con más sabiduría. Quizás con un hijo que corretee por acá. Con una mujer que me respete y me ame como soy. Con mis deseos cada día que los pueda compartir con ella y que ella pueda tener los deseos, que todos esconden, y  me los pueda contar. Sueño con eso, que se puede, eso es para siempre.

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Agradecimiento: Paula Balmayor, producción de vestuario, Janette Sedi, maquillaje.