El motivo por el que Mark Zuckerberg optó por regalarle auriculares a sus vecinos enfadados por el ruido

La llegada del CEO de Meta a Palo Alto transformó la vida en Crescent Park, generando tensiones y cambios irreversibles en el vecindario

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El fundador de Facebook adquirió
El fundador de Facebook adquirió al menos 11 casas y realizó remodelaciones masivas, alterando la convivencia y el paisaje tradicional del barrio. (REUTERS/Manuel Orbegozo)

La imagen de una tranquila comunidad residencial en Palo Alto, ubicada en el corazón de Silicon Valley, ha experimentado un giro drástico desde que Mark Zuckerberg, fundador de Facebook y actual CEO de Meta, decidió hacer de ese vecindario su principal hogar.

El fenómeno implica compras masivas de casas, obras interminables, estrictas medidas de seguridad y una convivencia deteriorada con quienes, hasta hace unos años, disfrutaban de una vida comunitaria apacible y cercana. Al punto, que el empresario ha tenido que regalarle a los habitantes de la zona unos auriculares con cancelación de ruido.

Cómo las remodelaciones de Mark Zuckerberg han molestado a sus vecinos

Crescent Park, una zona privilegiada de Palo Alto, se distinguía por la convivencia entre médicos, abogados, catedráticos y ejecutivos. Las casas, algunas con arquitectura centenaria, formaban un paisaje diverso bajo robles y magnolias, mientras los niños llenaban las calles de risas sobre sus bicicletas.

Todo ese entorno cambió radicalmente desde 2011, cuando Mark Zuckerberg adquirió la primera de sus viviendas en la zona. Lo que al principio pareció un movimiento habitual en una ciudad habituada a figuras de la élite tecnológica, pronto adquirió otra escala.

Intentos de conciliación como regalar
Intentos de conciliación como regalar auriculares con cancelación de ruido no lograron calmar el malestar de la comunidad local. (Facebook/ Mark Zuckerberg)

Zuckerberg no solo se limitó a comprar una casa: entre 2012 y 2023 adquirió al menos 11 propiedades, invirtiendo más de 110 millones de dólares, desembolsando cifras mucho mayores que el valor estimado del mercado inmobiliario local. Varios dueños recibieron ofertas de hasta el triple del valor de sus viviendas.

Con el tiempo, varias de estas casas quedaron vacías, otras se transformaron en espacios exclusivos para invitados, jardines diseñados a medida, canchas deportivas e incluso una escuela privada para uso restringido.

Una de las propiedades alberga una estatua de gran tamaño de Priscilla Chan, esposa de Zuckerberg, elemento icónico dentro del nuevo paisaje. Bajo el complejo, el CEO de Meta construyó más de 650 metros cuadrados de sótanos, ambientes que sus vecinos denominan bunkers y “cuevas de multimillonario”.

La vida cotidiana del barrio cambió de manera irreversible. El vecindario comenzó a convivir con ruidos de maquinaria, calles bloqueadas por camiones y vallas, y vibraciones incesantes por las obras que se prolongaron durante ocho años.

Varios vecinos se sintieron desplazados
Varios vecinos se sintieron desplazados y afectados por la pérdida de la vida comunitaria y la transformación del entorno.(REUTERS/Evelyn Hockstein)

Muchas casas tradicionales fueron demolidas para edificar otros espacios, los jardines originales dieron paso a patios privados y un gran jardín central. El “Monopoly inmobiliario” ejecutado por Zuckerberg dejó tras de sí un entorno fragmentado, donde la calma anterior se transformó en incomodidad y resistencia.

Zuckerberg tuvo que regalar audífonos para calmar a los vecinos

Ante la creciente tensión, el equipo de Zuckerberg buscó gestos conciliadores. Además de avisar sobre eventos perturbadores y facilitar líneas directas de contacto, en momentos donde el ruido de obras se volvía especialmente insoportable, la familia optó por repartir regalos a los vecinos.

Entre ellos, sobresalieron botellas de vino espumoso, cajas de donuts y, notoriamente, auriculares con cancelación de ruido.

Estos obsequios, más allá de sus buenas intenciones aparentes, activaron el malestar y la desconfianza de la comunidad. Algunos vecinos interpretaron los auriculares como una solución superficial y, en cierto modo, como una burla.

La tradicional apertura y convivencia
La tradicional apertura y convivencia del barrio se perdió, dando paso a vallas, puertas cerradas y relaciones distantes entre vecinos.(REUTERS/Manuel Orbegozo/File Photo)

Para muchos residentes, el gesto evidenciaba que el problema no residía únicamente en los ruidos, sino en el modo en que la presencia de Zuckerberg había alterado para siempre la vida social, la identidad y el ambiente del barrio.

Muchos residentes se han sentido desplazados física y simbólicamente. Algunos narran cómo los trabajos de construcción bloquearon entradas, dañaron vehículos por escombros y provocaron la pérdida de la convivencia habitual.

La tradicional apertura entre hogares se transformó en altas vallas y puertas sin acceso. Intentos por integrar a Zuckerberg y su familia en la vida barrial, como invitaciones a fiestas locales, fueron ignorados o retribuidos únicamente con gestos materiales.

Por otro lado, varios vecinos aseguran que el propio Zuckerberg, a través de su equipo, intentó adquirir aún más propiedades, ofreciendo comprar casas colindantes y promoviendo acuerdos de confidencialidad en las transacciones.