
Microsoft abrió un espacio para conocer sobre realidad mixta y el metaverso con el fin de poner en nuestras manos los casos más usuales de este universo digital. Y las posibilidades son infinitas.
Infobae probó las HoloLens 2, unas gafas que mezclan realidad aumentada y virtual para entender de primera mano el funcionamiento de estos lentes que están transformando el mundo laboral, de entretenimiento y educación.
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Antes de entrar al mundo virtual
Estar en frente de unos lentes de realidad mixta es inquietante. Son muchas preguntas las que me surgieron sobre lo que pasará una vez las tuviera puestas y abra los ojos a un espacio diferente: cómo se verá, qué tipo de movimientos hay que hacer, cómo es la dimensión del espacio, qué tanto se puede hacer.
Las HoloLens 2 son gafas que permiten interactuar con elementos digitales combinadas con el entorno real. Por lo que la promesa es encontrar un espacio lleno de hologramas a los que tendremos acceso con los movimientos de nuestras manos y comandos de voz.
Toda esta información la fui procesando mientras esperaba el turno en el test y veía a los demás moverse, sentirse cómodos, errar en movimientos, reírse de sí mismos y descubrir algo diferente.
Pero la espera acabó y era momento de entrar en el espacio digital.
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Con los lentes puestos
A diferencia de la versión anterior, Microsoft hizo que estas gafas fueran más ligeras y cómodas de usar, por lo que se ajustan con facilidad a la cabeza de cada usuario y la primera sensación es que son casi imperceptibles en cuanto a su peso o alguna molestia física. Así que estoy listo.
Con el brazo derecho doblado frente a mí, veo el ícono de la empresa para abrir el panel general y con la mano izquierda doy clic sobre él para desplegarlo.
Al frente se abre un menú con todas las aplicaciones instaladas que van desde plataformas de trabajo, juegos, educación, tutoriales y una de viajes por el mundo, que es la que escojo para iniciar la prueba.
Un universo gigante se pone ante mis ojos con dos opciones: Perú y Roma.
La primera reacción fue mover la mano para escoger una de las dos, pero la persona que estaba ayudando en el test dijo que la elección del lugar de viaje se hacía mirando una de las dos casillas. Justo en ese momento estaba enfocado en la casilla de la ciudad italiana, así que el sistema tomó esa como mi decisión y sin querer viajé a Roma.
Se abrió un panel con los sitios turísticos y la elección más evidente para mí era ir al Coliseo. Así arranqué el tour.
Todo inicio en la entrada del monumento histórico, justo al lado de dos gladiadores, de quienes me contaron parte de su historia y las luchas que tuvieron en el pasado, mientras podía girar la cabeza y ver todo el entorno.
La habitación en la que estábamos tenía mucha luz y elementos que obstaculizaban la visión, por lo que no fue muy cómodo disfrutar del contenido con la precisión necesaria para hacer la conexión justa para sentirme inverso. Muchas distracciones para un momento que tendría que ser más personal.
Después de algo de historia y de ver cómo era el museo en el año 100 d.c., pedí que me ayudarán a tener una experiencia un poco más interactiva para coger objetos, moverlos y sentir algo diferente. Hasta ese momento la experiencia era prometedora, pero era necesario estar un espacio menos iluminado.
Volví con mi mano derecha a abrir el menú e ingresé a una aplicación que sirve de tutorial para aprender a realizar movimientos básicos: coger, girar, agrandar, arrastrar y alejar. Lo primero que encontré fue un piano y esta vez la plataforma creó una réplica de mi mano para que la interacción fuera más precisa. Toque el piano y por suerte era un test de cómo usar la herramienta y no de talento musical, porque se necesita de práctica para sacarle más provecho.
Luego, tome una tasa de café que había al lado y la agrande, la hice más pequeña y después la perdí porque no supe exactamente donde quedó tras intentar devolverla a su sitio original. Espero la encuentren.
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Finalmente, interactué con el modelo de un corazón que permitía pocos movimientos, lo mismo con una réplica del planeta Tierra y, por último, con una figura que cambiaba de color. Hasta que mi tiempo en el mundo virtual terminó.
Fuera del metaverso
Terminada la sesión surgieron muchas más preguntas de las que tenía al inicio. Quería saber más de cómo sacarle provecho a un dispositivo de este tipo en la vida diaria, cómo usarlo para que los niños tengan una educación diferente y cómo puede cambiar la vida de muchos trabajos.
Al mismo tiempo, quedé con la sensación de que esta tecnología todavía está lejos del consumidor habitual, que su enfoque real está en los entornos industriales y que la sorpresa de lo que nos encontramos al tener las gafas puestas puede ser efímera para ciertos usuarios.
Un dato, el mareo después de quitarse las gafas puede dar, todo depende de cada persona, por eso hay que realizar las acciones físicas con mucho cuidado.
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