A tres años de la triple fuga: cartas de “fans”, condenas y la revelación de Martín Lanatta

Durante dos semanas los tres prófugos lograron vivir en la clandestinidad. Desde el 27 de diciembre de 2015 al 11 de enero de 2016, Lanatta, su hermano Cristian y su amigo Víctor Schillaci huyeron de más de mil policías que los buscaron por todo el país, Los recuerdos de aquellos afiebrados días a sangre y fuego

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Martín Lanatta
Martín Lanatta

Martín Lanatta no recibe cartas como antes. En su momento, a la cárcel de Ezeiza le escribían hombres y mujeres. "Ojalá tuviera tu coraje", lo elogió uno de sus admiradores. "Me gustaría escapar con vos adonde quieras, te cambiaría por mi marido", le reveló una mujer en una de las cartas.

A tres años de la triple fuga, Lanatta revela: "Hay gente que me llegó a consider un héroe, me lo escribió en las cartas que recibía".

Para la Justicia fue uno de los sicarios de Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina, los tres empresarios acusados de traficar efedrina que aparecieron muertos en una zanja de General Rodríguez el 13 de agosto de 2008.

Todo comenzó el 27 de diciembre de 2015. Ese día Lanatta volvió a ser noticia: se fugó de la cárcel bonaerense de General Alvear junto a su hermano Cristian y su amigo Víctor Schillaci. Durante dos semanas estuvieron a la deriva, pero armados. Desde Buenos Aires y hasta Santa Fe, robaron autos, camionetas, tomaron rehenes y se tirotearon con gendarmes y policías. Los detuvieron el 11 de enero de 2016, después de una cacería de la que participaron 1000 policías.

Así los atraparon luego de la fuga
Así los atraparon luego de la fuga

Llegaron al último día sedientos y lastimados. Juraron que la fuga fue armada por las autoridades penitenciarias a partir de una orden política. Y que ellos escaparon para mantenerse con vida porque había un plan para eliminarlos.

-¿Qué recuerda de esos días? Por ejemplo, qué hicieron el 28 de diciembre -le preguntó Infobae a Lanatta.

-La verdad es que esos días fueron como un solo día. No teníamos registro del tiempo, todo era fugaz. Vivimos en alerta porque el plan era matarnos. Era fugarnos o morir asesinados.

-¿Se imaginaban qué la fuga iba a causar tanta repercusión?

-No. En ese momento teníamos la mente en otra cosa. Pero con el tiempo me mandaron por carta las impresiones de las placas rojas de Crónica. Esa que decía que éramos más duros de matar que Bruce Willis. Y los chistes que hacían por Internet. A nosotros no nos pareció gracioso el asunto. Ni a la gente que salio lastimada. Pero se ve que hubo mucho rating.

-¿Por qué cree que muchas personas le mandan cartas de aliento?

-Porque no ven al monstruo que quiso construir parte del periodismo o la política. Ven a tres hombres desesperados que fueron víctimas de un sistema. La gente está harta de las mafias y de la corrupción. Nosotros denunciamos eso.

Los detuvieron el 11 de enero de 2016, después de una cacería de la que participaron mil policías
Los detuvieron el 11 de enero de 2016, después de una cacería de la que participaron mil policías

La principal hipótesis de la Justicia es que los dejaron escapar. Aunque los investigadores siguen sin saber cuáles fueron los motivos. Después de la fuga, el Ministerio de Justicia bonaerense relegó de sus cargos al entonces jefe del penal de Alvear, inspector mayor Jorge Mario Bolo; al que fuera el subdirector en el momento de la fuga, prefecto mayor Manuel Guebara, y a seis subordinados. Además, los ocho fueron imputados por ser los presuntos facilitadores de la huida. El misterio es quién o quiénes la ordenaron. Hasta Lanatta se confunde cuando intenta recordar los hechos, como si lo que vivió le hubiera pasado a otro.

"Antes me acordaba de todo, pero cuando volcamos la camioneta en plena fuga me fracturé el cráneo. Zafé de milagro", dice.

Schillaci y Lanatta antes de la fuga. El líder del grupo bajó 20 kilos y parece otro hombre
Schillaci y Lanatta antes de la fuga. El líder del grupo bajó 20 kilos y parece otro hombre

Si se comparasen las fotos del Lanatta de hace cuatro años con las del Lanatta de ahora, cualquiera podría llegar a pensar que son dos hombres distintos. Su transformación física es notable. Antes tenía veinte kilos de más. Ahora está flaco y su rostro anguloso. Es como si su aspecto hubiese sido transformado por el paisaje agreste que atravesó en esos días clandestinos.

"En una fuga te sentís observado todo el tiempo. No quedaba otra que ir con el dedo en el gatillo. Pasó el helicóptero con láser por arriba nuestro y nos tiramos en una zanja. Zafamos. Pero cuando tomamos un rehén y usamos su ropa, salimos a la calle y caminamos por la calle como si fuésemos turistas. Nuestras fotos estaban en todos lados, pero nadie nos reconoció. Llevábamos gorras, lentes y bermudas", recuerda el ex fugitivo.

Gimnasia, películas y juicios

Lanatta enfrentará en 2019 el cuarto juicio en su contra. Y aunque en el primero fue condenado a perpetua y le espera un quinto, está de buen ánimo. Hace gimnasia casi todos los días, mira películas de acción -la última fue una que reúne a Mike Tyson y Steven Seagal– y comparte largas charlas con sus compañeros de pabellón en el Complejo Penitenciario Federal de Ezeiza Número 1.

"Nunca quisimos lastimar a nadie, sólo defendimos nuestra vida. Quedó claro que nos dejaron fugar y desde ahí nos quisieron emboscar. Por eso huimos desesperadamente…. Estoy bien, lo importante es que hasta ahora quedó probado lo que siempre dije: que más allá de haber sido un tirador experto e instructor en materia, nunca tiré a matar", asegura Lanatta.

Durante dos semanas estuvieron a la deriva, pero armados. Desde Buenos Aires y hasta Santa Fe, robaron autos, camionetas, tomaron rehenes y se tirotearon con gendarmes y policías
Durante dos semanas estuvieron a la deriva, pero armados. Desde Buenos Aires y hasta Santa Fe, robaron autos, camionetas, tomaron rehenes y se tirotearon con gendarmes y policías

En la última condena su situación se vio aliviada. Lanatta había sido imputado por tentativa de homicidio contra el comandante de Gendarmería José María Valdez, pero cambiaron la calificación a lesiones graves. "Le disparé con el fusil en el brazo para que se le cayera el arma, no tiré a matar", dijo Lanatta.

En menos de tres meses, los tres ex fugados recibieron dos condenas. El lunes 1 de octubre, el Tribunal Oral en lo Criminal N° 1 de La Plata, a cargo del juez Juan José Ruiz, condenó a los Lanatta y Schillaci a 7 años y 6 meses de prisión por la fuga de General Alvear.

La primera condena que recibieron fue el 21 de diciembre de 2012, cuando recibieron la pena perpetua por los crímenes mafiosos de Forza, Ferrón y Bina.

El objetivo de Lanatta es que esa condena se caiga. "Nosotros no fuimos. Una vez que se sepa la verdad, ese juicio debería ser anulado. Y todas las otras causas deberían caerse o deberían bajarnos las penas, porque a nosotros nos hicieron escapar. Y encima estábamos detenidos por tres crímenes que no cometimos".

El quinto juicio que deberán afrontar los tres condenados será por herir, el 31 de diciembre de 2015 en Ranchos, a los policías bonaerenses Lucrecia Yudati y Fernando Pengsawath, quienes llegaron a estar en grave estado. En ese juicio estarán ante un jurado popular.

Los policías bonaerenses Lucrecia Yudati y Fernando Pengsawath baleados por los prófugos
Los policías bonaerenses Lucrecia Yudati y Fernando Pengsawath baleados por los prófugos

Los dos policías soñaron con la cara de Martín Lanatta en el momento en que dispara su fusil. Pengsawath y Yudati, de 25 y 36 años, están vivos de milagro. Sus pesadillas son casi una réplica de lo que vivieron en la vida real: el 31 de diciembre de 2015 fueron baleados en un puesto policial a tres kilómetros de Ranchos.

En los tres últimos años, Yudati entró 56 veces al quirófano. Aquella madrugada de terror sufrió dos balazos en cada pierna. "Cuando se acerca esta fecha, sueño con Lanatta y con su fusil rompiéndome el pie", revela Yudati.

Su compañero, Pengsawath, estuvo un mes en coma. "Lanatta se me apareció en pesadillas, eso es aterrador", dice el policía que recibió un balazo en el abdomen y antes de ser trasladado al hospital le susurró a su compañera: "Me muero".

Los dos policías son la cara más trágica de la triple fuga de la cárcel de General Alvear. La otra cara, la de los fugitivos, es la cara de la ferocidad.

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