“Es la abuela de Messi, es la abuela de Messi, es la abuela de Messi, es la abuela de Messi” cantó la multitud en uno de las decenas de videos que se viralizaron durante los festejos del triunfo de la Selección Argentina contra Croacia en las semifinales del Mundial 2022.
La escena transcurría en una esquina superpoblada de jóvenes hinchas en Rosario. Más precisamente en la puerta de una casa ubicada en las calles Alvear y Güemes. Cientos de chicos y chicas pedían la salida de una adulta mayor a una ventana y una vez que la señora respondió al pedido, todos se pusieron a cantarle como si se tratara de la abuela de la gran estrella del equipo argentino.
El video formaba parte de la fiebre de celebraciones con personas mayores en cada partido de la Argentina. El “Abuela, la, la, la, la, la” nacido en el barrio porteño de Liniers se extendió a diversos rincones del país y regaló imágenes increíbles, como adultos mayores centenarios celebrando con chicos de 18 años en plena calle o un festejo en conjunto entre jóvenes y los pacientes de un geriátrico.
Como era de esperar, la viralización del video apareció acompañada de la duda y una serie de aseveraciones sin prueba alguna. ¿Era la abuela de Messi? ¿Era posible que pasara eso?
Bueno, no. No era la abuela de Messi. Por un lado, es ya casi un lugar común los festejos de Messi con sus dedos señalando al cielo, en memoria a su abuela materna Celia, quien fue la principal promotora familiar de perseguir e insistir para que el crack se dedicara al futbol en Rosario.
Por el otro, Infobae corroboró que la abuela paterna del crack, llamada Rosa María Pérez, también falleció.
La canción entonada por los jóvenes hinchas sobre “la abuela de Messi” formaron parte del espíritu creativo popular y no hicieron más que generar una bola de nieve de incertidumbre a partir de lo que era un simple momento de diversión en el medio de los festejos de un triunfo de semifinales mundialistas.
Así y todo, la anécdota permite ahondar un poco en la historia de los abuelos paternos de Messi, quienes se mantuvieron entre la rama familiar menos conocida del crack rosarino.
Rosa María Pérez estaba casada con Eusebio Messi, un inmigrante italiano que también murió. Ambos vivían en la calle 1º de Mayo al 4500, en el barrio Las Heras, de Rosario.
Nunca quisieron mudarse de su modesta casa, ubicada por encima de la panadería que ambos manejaron durante años. En el 2011, el Diario Perfil publicó un perfil sobre el matrimonio donde se destacaba que ambos vivieron en el mismo domicilio durante 50 años y, mientras Messi le ganaba la final de la Champions League 2011 al Manchester United en Wembley con un golazo, ellos continuaban atendiendo su panadería familiar.
Eusebio llevaba a Messi a jugar al club Grandoli cuando la otra abuela, Celia, no podía hacerlo y, de acuerdo al libro Messi, de Leonardo Faccio, él mismo compró el terreno y construyó la casa donde viviría el crack argentino y su familia durante años.
La historia de Rosa María Pérez esconde incluso una conexión que casi nadie tenía conocimiento sobre Messi y una relación genealógica con Cataluña, donde entre 2004 y 2020 se convertiría en el rey del fútbol.
La madre de Rosa María Pérez, una de las cuatro bisabuelas de Messi, era catalana. Se llamaba Rosa Mateu i Jesé, nacida en 1910 en Blancafort de Tragó de Noguera, localidad que con el tiempo sería absorbida por el municipio de Os de Balaguer.
En 1928, Rosa Mateu viajó con 18 años a la Argentina y durante el trayecto conoció a otro catalán, José Pérez Solé, de Bellcaire D’Urgell, quien sería otro bisabuelo catalán del astro futbolístico. Esa pareja tuvo tres hijas y una de ellas, Rosa María Pérez, sería la madre tiempo después de Jorge Messi, el padre de la estrella mundial.
La historia de Messi con su otra abuela, Celia, ya es popularmente conocida. Ella fue quien llevó al pequeño con 4 años al Club Grandoli y que, cuando el DT de ese equipo de infantil que se resistía a ponerlo en cancha por miedo a que lo lastimaran en una categoría superior, le dijo al entrenador Salvador Aparicio: “Ponelo porque te va a salvar el partido”. En ese encuentro, Messi metió dos goles.
Celia murió en mayo de 1998, poco antes de que Messi cumpliera 11 años, víctima de un cuadro de Alzheimer. Así y todo, su marca en el mejor jugador del mundo de los últimos 25 años fue tal que su recuerdo es el único ritual conocido popularmente de cada uno de las celebraciones de Messi.
Es por eso que todos los fanáticos del astro en el Mundo, los 47 millones de argentinos y él, especialmente él, aguardan con toda la ansiedad posible el festejo y los dos dedos índices que hasta ahora nunca pudo suceder: la celebración de un gol en una final de una Copa del Mundo.
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