“Por qué elijo trabajar desnuda”: Bianca, su doble vida y la mentira que inició todo

Había empezado la universidad para estudiar Medicina pero dejó los libros para ser modelo vivo de desnudo erótico. Las opiniones de su entorno, las críticas de quienes creen que sus poses son una ofrenda para la mirada masculina, lo único que no hace y su trabajo, en paralelo, vestida y con niños

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Bianca Temperini tiene 33 años y vive en Haedo (Foto gentileza German Saez)
Bianca Temperini tiene 33 años y vive en Haedo (Foto gentileza German Saez)

Bianca enciende la cámara y está rodeada. De un lado, un maniquí color plata, sin nada de ropa, solo vestido con alas de plumas blancas. Del otro, un ejército de muñecas antiguas que compra a coleccionistas. En el centro, vestida, está ella: Bianca. No importa qué tiene puesto, porque el dato es ese: que está vestida.

“Es que la gente usualmente me conoce primero desnuda y después con ropa -cuenta a Infobae-. A esta altura me conoce desnuda no sé…el novio de mi mamá, supongo que la familia de mi novio, todos sus amigos”, se ríe.

"Me conocen primero desnuda", cuenta (Gentileza foto Cuvaz 2)
"Me conocen primero desnuda", cuenta (Gentileza foto Cuvaz 2)

Bianca Temperini tiene 33 años, es de Banfield pero vive en Haedo, y tiene, digamos, una doble vida: un trabajo que hace desnuda y otro que hace vestida. El primero porque es modelo de desnudo erótico, lo que significa que posa desnuda para que la fotografíen o la dibujen: como cuando Jack dibuja a Rose desnuda en Titanic, pero sin la historia de amor. El segundo porque también es animadora de cumpleañitos infantiles.

En esta entrevista con Infobae habla de todo: desde los hombres que la quisieron rescatar, tipo “Mujer bonita”, hasta lo que opina su entorno. Desde las críticas que recibe por exhibir un cuerpo hegemónico hasta los límites: qué decidió no hacer para trazar una línea divisoria entre lo erótico y lo porno.

A la vez, es animadora de cumpleañitos infantiles (Foto gentileza German Saez)
A la vez, es animadora de cumpleañitos infantiles (Foto gentileza German Saez)

Un mambo

Bianca no siempre tuvo esta relación de libertad con su cuerpo, al contrario. “Desde los 6 años hasta que empecé a posar desnuda ni siquiera iba a la playa en bikini. Evitaba ir a piletas, tenía mucho mambo con mi cuerpo, aunque era súper delgada, hegemónica, como se dice ahora”, cuenta.

“Yo lo entiendo -sigue. Somos una generación a la que nos inculcaron una imagen corporal irrealizable, pensá que desde muy chiquita jugás con muñecas que tienen unas tetas así y una cinturita así, es muy difícil que una logre tener naturalmente ese cuerpo”.

Hasta que empezó a posar tenía "muchos mambos· con su cuerpo. (Foto gentileza Cu-Vaz fotografía)
Hasta que empezó a posar tenía "muchos mambos· con su cuerpo. (Foto gentileza Cu-Vaz fotografía)

Terminó el secundario y empezó el CBC con la idea de ser médica, “aunque ese era el deseo de mi madre. En mi familia no había nadie que hubiera hecho una carrera universitaria así que esa fe la tenía puesta en mí”. Pero Bianca empezó a sentirse perdida, a tener la convicción física de que la Medicina no era para ella.

En paralelo trabajaba de secretaria y en un call center los domingos, “lo de ser modelo vivo ni se me cruzaba por la cabeza, seguía con mucho conflicto con mi cuerpo. Además, no sabía que existía el trabajo de posar desnuda. A menos que hayas nacido rodeada de artistas no pensás quién es la persona que está representada en un cuadro”.

La primera vez que hizo un desnudo total fue después de una mentira  (Foto gentileza Pablo Pares)
La primera vez que hizo un desnudo total fue después de una mentira (Foto gentileza Pablo Pares)

Lo que siguió fue una crisis existencial, el abandono de la carrera por un curso de cosmetología - “mi mamá me quería matar”-, y un amigo que le dio la idea: ¿por qué no probás siendo modelo? Era 2009 y, con su metro y medio, Bianca se hizo un book de fotos, lo llevó a agencias, contactó a decenas de fotógrafos, hizo las fotos clásicas y quedó embelesada con las imágenes que un fotógrafo subía a Facebook, alguien que tenía una mirada mucho más artística que publicitaria.

“Le escribí, nos juntamos y me dijo que solamente trabajaba con modelos desnudas. Obviamente, después me preguntó si yo hacía desnudos”, sonríe Bianca, porque fue a él a quien le dijo la mentira piadosa con la que arrancó su carrera: “Le dije que sí, que hacía desnudos y que tenía muchísima experiencia”.

Su primer trabajo vino de la mano de una mentira (Foto gentileza Pablo Pares)
Su primer trabajo vino de la mano de una mentira (Foto gentileza Pablo Pares)

La mentira, de todos modos, quedó en evidencia el día de la sesión, porque Bianca se quedó en el baño sin saber cómo salir, si desnuda de una o con qué. “No tenía ni la más mínima idea ni conocía a nadie que hiciera eso tampoco, mis amigas de secundaria eran todas evangelistas”.

Salió, finalmente, con una camisa encima de la piel, era 2014.

Posa para fotógrafos, dibujantes y pintores (Foto gentileza Carlos Gambino)
Posa para fotógrafos, dibujantes y pintores (Foto gentileza Carlos Gambino)

Desde ese entonces empezó a posar desnuda para dibujantes, pintores, pintoras, fotógrafos, fotógrafas, uno a uno y también en lo que se llama jam de dibujo. En esos casos, se desnuda frente a un grupo de dibujantes o aprendices para que cada uno trace los pliegues de su cuerpo a su manera.

Tuvo que poner límites, claro: “Al principio era más estricta porque había tenido experiencias que no me habían gustado, por ejemplo, fotógrafos que te invitaran después a tomar algo porque creían que si te desnudabas entonces querías tener algo más. Y no, es mi trabajo. La regla en el desnudo artístico es que no te pueden tocar, ni siquiera para acomodarte el pelo”.

"La regla en el desnudo artístico es que no te pueden tocar", dice (Foto gentileza Pablo Pares)
"La regla en el desnudo artístico es que no te pueden tocar", dice (Foto gentileza Pablo Pares)

Pero más allá de esos límites, Bianca marcó otro más bien estético, lo que de alguna manera divide lo erótico de lo pornográfico. “Lo único que no hago son desnudos explícitos, así los llamo. Me refiero a poses en donde queden los genitales muy expuestos”.

El límite entre lo erótico y lo pornográfico -piensa- es muy fino. “Yo tengo fotos y videos subidos en Patreon y en Only Fans. Bueno, en Patreon no te dejan hacer nada que consideren pornográfico, pero quizás consideran pornográfico una cara de placer”.

¿Trabajo sexual?

Un dibujo con ella como modelo (por Jorge Aldapi)
Un dibujo con ella como modelo (por Jorge Aldapi)

La otra diferencia es que en el porno hay sexo -y penetración cuando es porno heterosexual-, algo que, al menos en el caso de Bianca, no sucede.

“Muchas veces poso desnuda con dos compañeras, pero es puramente artístico, no hay sexo. Es muy difícil que las modelos vivo hagan en paralelo algo que tenga que ver con el trabajo sexual, pero porque se dedicarían más a eso, que paga mucho más”.

Dice que no cobra por sexo ni cobraría pero que no se ofende cuando le preguntan si es trabajadora sexual (foto gentileza Natalia Nobile)
Dice que no cobra por sexo ni cobraría pero que no se ofende cuando le preguntan si es trabajadora sexual (foto gentileza Natalia Nobile)

Porque no es un trabajo en el que se gane mucho es que Bianca lo combina con la animación de fiestas infantiles, muchas veces sabiendo que, como decidió usar su nombre real para posar desnuda, no es difícil que algún papi o mami la reconozca.

“Me sorprende esta dicotomía capitalista, la necesidad de meternos en una cajita y de tener una sola etiqueta: si trabajas con chicos no podes trabajar con erotismo, si sos mamá no podés tener sexo, no podés mostrar el cuerpo”.

Dice Bianca que no es trabajadora sexual en el sentido de cobrar a cambio de sexo. Sin embargo, juega con una definición más amplia de trabajo sexual. “Cuando hacés desnudo erótico sabés que, a veces, la intención del que te compra las fotos es autoerotizarse. Yo podría decir ¿soy trabajadora sexual porque alguien usó las fotos para masturbarse, aunque no era mi intención?”.

No hay respuesta para la pregunta, tampoco una etiqueta que la ofenda: “Muchas veces me contactan preguntándome si soy trabajadora sexual, cuánto cobro la hora y no me ofende. Entiendo que las trabajadores sexuales tienen fotos muy parecidas a las mías, y no puedo pretender que un tipo caliente distinga”.

"¿Soy trabajadora sexual porque alguien usó las fotos para masturbarse, aunque no era mi intención?", se pregunta (Foto gentileza Natalia Nobile)
"¿Soy trabajadora sexual porque alguien usó las fotos para masturbarse, aunque no era mi intención?", se pregunta (Foto gentileza Natalia Nobile)

Es cierto que mucha gente cree que solo quienes cobran a cambio de sexo están en Only Fans, pero es un error. Por ejemplo, los museos de Viena tienen una cuenta ahí para mostrar, sin censura, las obras de arte con desnudos explícitos.

La mirada ajena

Al principio muchos creían que “era una etapa”, que ya se le iba a pasar, que lo hacía por plata.

“O ‘pobrecita’, lo estás haciendo para validarte o para que te revalide el entorno’, o ‘tenés la autoestima muy baja, entonces necesitás llamar la atención’, o ‘lo haces para que te vean y conseguir novio, ya te vas a reformular y ser una chica bien’”, enumera. Nunca en esas opiniones existía el “mi cuerpo, mi decisión”.

“He tenido citas en las que, cuando contaba a qué me dedicaba, me decían ‘bueno, vos hacés esto ahora, pero quizás si tenemos algo serio…”: hombres “salvadores”, tipo “Mujer bonita” que suponían que debían sacarla de un lugar en el que ella estaba por necesidad económica o por opresión, no por elección.

Hubo hombres que la quisieron "rescatar" (Foto gentileza Pablo Pares)
Hubo hombres que la quisieron "rescatar" (Foto gentileza Pablo Pares)

En el camino quedaron las amigas evangelistas, las personas que la cuestionaron. “Los que siguen hoy en mi mundo entendieron que esto es lo que me gusta, lo que hago es parte de lo que soy”. Habla, por ejemplo, de su mamá, que quería que fuera médica pero que ahora tiene sus fotos eróticas pegadas en su casa.

“¿Por qué elijo trabajar desnuda? El desnudo en mi trabajo no es solamente físico, el cuerpo representa también un desnudo tanto energético como emocional. Hay un momento en el que la cáscara se desdibuja. Aunque hagas algo erótico, hay algo interno que también se transmite. Mi pasión es ver qué puedo inspirarle al otro”, explica.

"Mi pasión es ver qué puedo inspirarle al otro", dice (Foto gentileza Pablo Pares)
"Mi pasión es ver qué puedo inspirarle al otro", dice (Foto gentileza Pablo Pares)

Pero claro, las opiniones no vienen sólo de quienes la conocen sino de cualquiera que entre a sus redes y vea sus fotos.

“Pasa incluso con mujeres feministas. Si sos hegemónica hay muchos comentarios del tipo ‘te desnudás para la mirada del hombre’, ¿por qué hacés esto? Si no tenés un cuerpo hegemónico escriben ‘qué valiente’, ‘qué bueno que promuevas el amor hacia tu cuerpo’. Lo bueno es que el feminismo no es uno solo, hay muchas miradas. Y la verdad es que yo elijo qué hacer, no soy un objeto sexual. En la medida en que una tiene la posibilidad de elegir si hacerlo o no, cómo mostrarse, cómo no mostrarse sos una persona que piensa y decide sobre su propia vida: que yo sepa los objetos no hacen eso”.

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