La inspiradora historia de Milagros, la niña que superó 12 años de tratamiento por la reconstrucción de su fisura de labio

Tiene la misma edad que los años que le llevó atravesar el procedimiento médico. Ahora la joven sueña con convertirse en patinadora profesional mientras invita a otros niños que tenían lo mismo que ella a animarse: “Les digo que el tratamiento es para que hablen bien y que los doctores van a ayudarlos como me ayudaron a mí”

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La historia de Milagros

Milagros sonríe. Se siente una niña feliz y no teme en hablar de su fisura labio palatina, la patología con la que nació y que la llevó a enfrentar desafíos durante su crecimiento. Habla con las niñas y niños que se cruza en el consultorio al que acude desde recién nacida. En ese intercambio, se muestra como ejemplo exitoso su tratamiento, aquel que detrás conserva su valentía, su compromiso y el acompañamiento de sus padres que nunca cancelaron una cita con la médica que ahora espera ansiosa la foto de ambas sonrientes. Esa postal marcará el final de un largo camino.

“Fue por un scan fetal que le hicieron a la mamá de Mili cuando estaba embarazada de cinco meses que supimos que la bebé tenía una fisura, no sabíamos de qué se trataba ni qué hacer. Un padre no quiere que a su hija le duela ni una uña, pero Mili debió afrontar dos cirugías de reconstrucción siendo tan chiquita”, le cuenta a Infobae Eduardo Vázquez (50), su padre, sobre las dos intervenciones quirúrgicas reparadoras de labio y paladar que le practicaron a la niña días antes de que cumpliera el primer año de vida y la segunda, meses después.

En la Argentina, cada año, nacen alrededor de mil niños con esta malformación en la boca y el paladar, denominada fisura labio palatina, una patología congénita “que se produce entre la cuarta y octava semana de vida intrauterina en las cuales no hay una unión en la línea media de las estructuras embrionarias que van a formar el labio superior y el paladar”, explica Analía Langsam, odontopediatra y vicedirectora de PIEL, que trató a la pequeña junto a un equipo multidisciplinario de pediatría, odontología, fonoaudiología, kinesiología y psicología.

Cuando Milagros nació sus padres estaban preparados para iniciar el tratamiento (PIEL)
Cuando Milagros nació sus padres estaban preparados para iniciar el tratamiento (PIEL)

Luego de 12 años de tratamiento ininterrumpido, Mili comenzó la última etapa y afianza sus sueños de ser patinadora profesional y representar a su barrio Alianza, de Santos Lugares. “Voy a patín tres veces por semana al Club Alianza y me gustaría dedicarme a esto cuando sea grande”, reconoce la nena (casi adolescente) que no deja de dar su mano a quienes están pasando por lo que ella pasó: “Les digo que el tratamiento es para que estén bien, hablen bien y que los doctores van a ayudarlos como me ayudaron a mí”, dice con una sonrisa la nena que vive con su mamá.

De paciente a “secretaria”

Cuando nos dieron el diagnóstico fue como una tragedia porque no sabíamos exactamente de qué se trataba ni qué iba a pasarle, ni si su situación era grave o no”, reconoce Eduardo Vázquez, empleado de Aerolíneas Argentinas, y admite que pese a esa angustia, el diagnostico temprano hizo que pudieran buscar ayuda para ella antes de que naciera.

Aunque aún el tiempo les jugaba a favor, se encontraron caminando en medio de una nebulosa mientras Mili crecía en la panza de su mamá porque no encontraban dónde llevarla para que fuera tratada apenas naciera. Fue gracias a un conocido que les acercó el recorte de un diario, a finales de 2008, que supieron de la Asociación PIEL de Avellaneda, uno de los 16 centros de salud del país asociados a Smile Train, una ONG internacional que capacita a profesionales de la salud en el tratamiento de fisura labio palatina. “Allí nos explicaron bien por qué podía pasar, qué era y apenas nacida debería comenzar el tratamiento”.

En los meses siguientes, el último trimestre del embarazo, Alejandra y Eduardo recibieron apoyo profesional y tuvieron el tiempo para entender que su beba debía ser intervenida entre los seis meses y el año de vida debido a que la maleabilidad de huesos y cartílagos facilita el procedimiento.

Milagros Vázquez está en la última etapa de su tratamiento por fisura labio palatina y alienta a otros que están comenzándolo (PIEL)
Milagros Vázquez está en la última etapa de su tratamiento por fisura labio palatina y alienta a otros que están comenzándolo (PIEL)

“Aunque sus padres estaban muy asustados también se mostraron predispuestos a afrontar el tratamiento sabiendo que comienza con el nacimiento y que terminaría a los 12 o 13 años, aproximadamente”, recuerda la especialista en odontopediatría en momento en que Alejandra y Eduardo entraron a su consultorio con la beba en brazos, temerosos ante la incertidumbre, pero confiados porque el equipo médico estaba listo para trabajar y ayudarlos a afrontar los primeros desafíos que se presentaban.

Quizás lo más doloroso para sus padres fue que a Mili le costaba alimentarse porque cuando un bebé con fisura debe amamantar se le escapa la leche por la nariz. A ello se sumaba que también podía tener dificultades para respirar, escuchar y hablar, pero tenía un equipo impidiendo que ello sucediera.

En ese contexto haber logrado que la beba llegara al peso indicado fue el mayor logro antes del primer año de vida de la niña que pronto sería sometida a la primera cirugía.

Milagros ama patinar y quiere dedicarse de lleno a ese deporte
Milagros ama patinar y quiere dedicarse de lleno a ese deporte

“Mili realizó el tratamiento de Remodelación Dinámica Prequirúrgica que consiste en colocar una plaquita para modelar los tejidos duros y blandos, y también un remodelador nasal. Así llegó en óptimas condiciones a la cirugía que se fue desarrollando de manera mucho menos cruenta, que fue más corta y con mejores resultados en cuanto a la cicatriz. La bebé fue operada en tiempo y forma, y luego recibió su tratamiento para la cirugía de paladar que también fue casi perfecta. Es de destacar que la familia siempre le dio prioridad al tratamiento y que en todos estos años jamás han cancelado un turno”, recuerda emocionada Langsam al rememorar el camino transitado junto a Mili y que entró en la etapa final.

Ahora solo resta el tratamiento de ortodoncia para alienar los dientes... Mili siempre me trae portarretratos con fotos suyas que tengo en el consultorio: de su Bautismo, de sus cumpleaños, de la Primera Comunión, así que estoy esperando el momento de tener una foto de las dos con una sonrisa bien amplia”, reconoce con emoción y cuenta que lo que la asombró para bien es que la mamá de Milagros pronto asumió el compromiso de ayudar no solo con su hija sino con el resto de los pacientes.

Interactúa con otras madres y contiene a las demás familias que esperan en la sala. Nadie se lo pide, pero ella que pasó por ese lugar les habla como mamá y eso genera confianza inmediata”, asegura y revela que cuando Mili tenía tres o cuatro años tomó ese ejemplo que aún mantiene.

Milagros y su papá Eduardo (PIEL)
Milagros y su papá Eduardo (PIEL)

Es increíble cómo interactúa con otros pacientes. Les habla, los calma, les cuenta qué pasará adentro del consultorio. Es una nena amorosa y adorable que se autoproclamó como mi secretaria, si lo comenzó como un juego ahora lo toma muy enserio: llega siempre una hora antes de su cita para conversar y chequear la agenda. En todos estos años se generó una hermosa relación con ella y su familia; y se hizo amiga de Luna, otra nena a la que conoció cuando estaba en el consultorio y le tomó la mano para que no tuviera miedo”.

Orgulloso por el presente de Milagros, que espera el regreso a clases en la escuela Las Carmelitas de Santos Lugares y a las de patín, Eduardo cuenta que si bien en la familia todos gustan de la actividad física, el deporte que eligió su hija es algo que la enamoró desde muy pequeña y que ellos apoyarán su sueño de dedicarse a practicarlo.

“Fue por una amiga que Mili comenzó a ir a un club de barrio donde daban patín, y se enamoró de lo que veía. Le gusta mucho, se divierte, pero lo toma con responsabilidad y quiere ser patinadora profesional. La hace muy feliz estar ahí”, reconoce y dice que hablar de su hija lo llena de orgullo porque “por todo lo que vivió desde bebé supo forjar un carácter muy fuerte y dulce a la vez. Es mi mayor ejemplo a seguir”, concluye.

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