El documental en el que Perón explica cómo fue posible el 17 de Octubre

“Se dijo que nosotros no teníamos plan”, dice el tres veces presidente de los argentinos en un film en el que explica cuál fue su estrategia para llegar al poder. Objetivos, planes, metodología

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En La Revolución Justicialista, Perón explica su estrategia para llegar al poder

Desde Madrid, en 1971, y frente a las cámaras de Fernando Pino Solanas y Octavio Getino -Grupo Cine Liberación-, Perón contó cómo habían sido los años previos al 17 de octubre, es decir, cuál fue su estrategia para llegar al poder, la etapa preparatoria que va de 1943 a 1945, su programa de gobierno y cómo lo fue desarrollando en los años siguientes.

El film documental que resultó de esa charla se llama La Revolución Justicialista. Menos conocido que otros documentales del mismo equipo, es sin embargo muy instructivo. Los políticos que hoy se dicen sus herederos y con frecuencia hacen gala de una ignorancia palmaria sobre su legado, tanto en lo histórico como en lo doctrinal y metodológico, no tienen excusas, ya que Perón todo lo explicó.

Muchos hoy buscan minimizar el rol del General en su propia revolución, presentando la movilización como espontánea, agigantando el protagonismo de algunos cuadros sindicales o incluso presentando a un Perón sorprendido o desorientado, que pocas horas antes del histórico acontecimiento planeaba un retiro tranquilo junto a Evita.

Desde su arresto en Martín García, Perón le escribió una carta a Evita destinada a desinformar a sus adversarios sobre sus intenciones

Esta última hipótesis se basa en la carta que Perón le escribió a Eva Duarte desde Martín García: “Hoy he escrito a Farrel pidiéndole que me acelere el retiro, en cuanto salgo nos casamos y nos iremos a cualquier parte a vivir tranquilos”. Pero se trata de un mensaje escrito desde su arresto en la isla, a sabiendas de que sería leído por el adversario y evidentemente destinado a desinformarlo sobre sus intenciones. En el mismo momento, con la excusa de una dolencia, Perón estaba maniobrando para ser trasladado a la Capital, a fin de estar cerca de los acontecimientos. Todo, menos la actitud de un distraído.

En el documental La Revolución Justicialista, Perón explica cómo, durante los dos años anteriores, él y sus colaboradores fueron preparando el terreno sobre el cual caería la chispa de su arresto y se desataría la protesta.

Recordemos que el movimiento militar del 43, del que Perón fue parte activa, tuvo como finalidad poner fin a una etapa de fraude cínicamente llamado “patriótico”. Aunque no todos los militares que participaron de ese movimiento tenían un pensamiento y objetivos homogéneos, el del 43 no es un golpe comparable a los que antes y después derrocaron a gobiernos legítimamente constituidos y surgidos del voto popular. Por el contrario, en 1943, fue desplazada del poder una camarilla oligárquica que elegía la fórmula presidencial a dedo y orquestaba luego ficciones electorales, robándole a la gente su derecho a participar, a través del voto cantado y otros mecanismos de fraude.

El extracto que acompaña esta nota se limita al primer tramo de esa etapa: Perón relata su participación en el 43, su apuesta a construir poder desde el entonces Departamento del Trabajo -oficina a simple vista poco tentadora, a la que sus adversarios internos lo relegaron confiados-, el agravamiento de sus diferencias con otros miembros del gobierno -contrarios a que se llamara a elecciones-, su arresto en la isla Martín García y el 17 de octubre.

“Se dijo que nosotros no teníamos plan. Voy a tratar de probar que nada hemos hecho desorbitadamente, sino que todo estuvo sometido a un plan absolutamente racional”, dice Perón sobre el 43, según el testimonio dado a su biógrafo Enrique Pavón Pereyra (Yo Perón. La biografía - Sudamericana 2018).

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No le costó mucho ponerse al frente del deslucido Departamento Nacional del Trabajo. En palabras de Perón, “un lugar sin trascendencia, donde sólo se amontonaban informes y pilas de papeles aparentemente inútiles”. Un poco más difícil fue elevarlo a Secretaría de Trabajo y Previsión, con rango de ministerio.

Ese sería su “punto de apoyo”, la “palanca para hacer la preparación humana de la Revolución”, explica Perón en el documental. Para lo cual hubo que convertir esa herramienta de Estado en un verdadero tribunal arbitral en cuestiones de trabajo, en un receptáculo de los reclamos sindicales, en un órgano supervisor del cumplimiento de leyes laborales que hasta ese momento eran papel mojado.

Otro tópico frecuente sobre esta etapa es que las leyes laborales no fueron obra de Perón sino que ya existían casi todas antes de su llegada. Él mismo lo responde: “Cuando me hice cargo de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social, un abogado me preguntó: ‘¿Cuál cree usted, coronel, que es la ley obrera más necesaria?’ Y yo le respondí: ‘Una que haga cumplir la mitad de las que existen’”

También existía el sufragio, pero era cantado...

Para Perón, la llegada a la Secretaría de Trabajo y Previsión fue “el punto de partida de la era de política y de justicia social, dejando atrás para siempre la época de inestabilidad y desorden en que estaban sumidas las relaciones entre patrones y trabajadores”.

Perón se hizo cargo de esa dependencia el 27 de octubre de 1943: “Entonces comenzaba el verdadero trabajo de la Revolución o, mejor, dicho, de lo que consideraba debía ser el objetivo último de lo que habíamos iniciado el 4 de junio (del 43). Tenía que transformar aquella pila de papeles en herramienta política”.

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Lo detalla de esta manera: “Junto con Mercante y Bramuglia nos pasábamos los días reuniéndonos con delegaciones sindicales y patronales. El objetivo era que la enorme masa de trabajadores solucionara sus problemas de salarios, sus dificultades sanitarias, que lograran sindicatos realmente representativos."

"En última instancia -resume-, el objetivo era dignificar la figura del trabajador argentino en su concepto histórico y nos preocupamos por fijar escalafones y condiciones laborales que otorgasen seguridad al trabajador”.

En paralelo, Perón debía lidiar con otros sectores del gobierno que no veían con buenos ojos este fortalecimiento de la posición de los trabajadores. La radio fue su gran aliada, al permitirle llegar directamente a la gente con su mensaje.

Un acto convocado por la CGT en respaldo de la obra de la Secretaría reunió a decenas de miles de trabajadores y le permitió medir hasta qué punto “toda la predicación” que venían realizando había tenido un “efecto positivo en el pueblo”. Entonces llamó a los coroneles para comunicarles que “la preparación de la Revolución desde el punto de vista humano” ya era “suficiente como para ejecutar después la Revolución”. Les dijo que había que convocar a elecciones para normalizar la situación. Pero otros integrantes del gobierno no entendían este deseo de jugarse en una elección que temían perder.

Perón les dice: “Señores, nosotros hemos dicho al pueblo argentino qué es lo que queremos realizar. Se ve que nuestra idea se comparte en gran medida. Hay que llamar a elecciones. Si el pueblo nos elige, tendremos su mandato explícito, entonces nadie nos podrá detener”.

Ese diferendo desembocó en el arresto de Perón y su traslado a Martín García.

“Yo seguía trabajando y pensando en mis cosas; seguía trabajando en un plan que sabía que algún día sería útil”, dice el General en La Revolución Justicialista.

Esa frase sintetiza la filosofía que siempre tuvo Perón. Creer en el destino, pero nunca dejar de trabajar ni de estar preparado para cuando éste le saliera al encuentro.

Y así, “el 17 a la mañana se produjo una eclosión popular”.

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