Los semáforos de la Ciudad de Buenos Aires cambiarán sus frecuencias de acuerdo a cuán congestionado esté el tránsito. Se trata de una mejora del sistema a través de un software integrado, que empezará a funcionar de manera piloto en el segundo semestre de 2018 sobre Avenida del Libertador, para luego pasar a las avenidas de mayor flujo vehicular, como Corrientes, Rivadavia, Pueyrredón e Independencia.
La nueva tecnología permitirá que los sensores instalados en los semáforos adapten el ritmo de las señales, en tiempo real, de acuerdo al nivel de embotellamientos. El mecanismo colaborará para descomprimir las calles en la Capital Federal, una ciudad en la que la circulación es un dolor de cabeza cotidiano a raíz de las protestas sociales, las obras, los espectáculos y recitales de gran magnitud y los partidos de fútbol.
Con el sistema actual, las frecuencias cambiaban solo según el horario y si era día hábil o fin de semana, pero no preveía modificaciones ante los sucesos accidentales o programados que impactan en el normal desenvolvimiento del transporte urbano.
Los anuncios fueron confirmados ayer por la Secretaría de Transporte y Tránsito porteño, en sintonía con el llamado a licitación para la renovación de la red de semáforos, que ingresó en período de vencimiento. La convocatoria, publicada este miércoles en el Boletín Oficial, sirvió de oportunidad para que los nuevos concesionarios incluyan en sus pliegos la incorporación de este tipo de mejoras virtuales.
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En una época donde se generalizan las apps de movilidad en tiempo real como Moovit, Waze o Google Maps, estas tecnologías integradas no son ninguna novedad en el mundo. Ya se utiliza en otras ciudades como Londres, Berlín y Santiago de Chile. Para poner a tono una red, la empresa contratista deberá incorporar más semáforos, sensores, cámaras y carteles de leyenda variable en accesos y puntos estratégicos de la Ciudad.
La coordinación pasará a ser centralizada en el Centro de Gestión de la Movilidad, que será inaugurado en abril en Pedro Chutro y Zavaleta, Parque Patricios.
Los cambios no implicarán el reemplazo de los viejos semáforos, aunque se les añadirá un nuevo software. En la actualidad, el 80% de los cruces con semáforos están centralizados, lo que permite detectar sus problemas técnicos a distancia. El 20% restante debe ser reparado manualmente y sus desperfectos son informados por los vecinos que hacen el reclamo. Hacia 2019, se prevé que el 100% esté integrado.
En total, la Ciudad cuenta con 3816 cruces semafóricos y 24.000 semáforos vehiculares. El plan prevé adicionar 400 sensores a los 80 ya existentes, que medirán los flujos de tránsito en las zonas más problemáticas. Además, los puntos monitoreados por cámaras pasarán de 2200 a 2322 y los carteles de leyenda variable, en los que se informa sobre el estado del tránsito, de 50 a 75.
De esta manera, el gobierno porteño buscará una gestión de mayor eficiencia en la movilidad diaria de las 6 millones de personas que circulan por la Ciudad de Buenos Aires, donde más de 1,5 millones se trasladan en vehículos particulares y medios de transporte público.
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