Beatificaron en Santiago del Estero a Mamá Antula, una laica jesuita

La ceremonia fue presidida por el cardenal Angelo Amato, enviado del papa Francisco, quien promovió la causa de esta mujer que tuvo un papel clave en la difusión de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola en el Río de La Plata

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"Hemos pedido al papa Francisco que se digne inscribir en el número de los beatos a la venerable sierva de Dios María Antonia de Paz y Figueroa", dijo monseñor Vicente Bokalic, obispo de Santiago del Estero, quien definió a la nueva beata, popularmente conocida como "Mamá Antula", como "modelo de creyente" y"hermana cercana a todos", destacando además el "celo misionero" que, tras la expulsión de la Compañía de Jesús del Virreinato del Río de La Plata, la impulsaron a recorrer varias provincias argentinas y la propia capital difundiendo los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola.

Silvia Correale, postuladora de la causa de beatificación de la santigaueña María Antonia de Paz y Figueroa, hizo una semblanza de la vida de esta laica consagrada al servicio de los jesuitas.

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En el marco de una ceremonia multitudinaria, matizada con versiones folklóricas de cantos religiosos, el cardenal Amato, prefecto para la Congregación de los Santos de la Santa Sede, leyó la carta apostólica del papa Francisco por la cual éste concede inscribir a la venerable sierva de Dios, María Antonia de Paz y Figueroa, como beata. En la carta, el pontífice argentino anuncia que en adelante Mamá Antula será considerada beata, y su culto se celebrará el 17 de marzo de cada año.

Gabriela Michetti saluda al cardenal Mario Poli (@gabimichett)
Gabriela Michetti saluda al cardenal Mario Poli (@gabimichett)

En la ceremonia se encuentra también presente el cardenal Mario Poli, arzobispo de Buenos Aires, y, en representación del gobierno nacional, la vicepresidente de la Nación, Gabriela Michetti, quien incluso tuvo a su cargo una de las lecturas del Evangelio en la misa.

El cardenal Amato destacó el hecho de que María Antonia de Paz y Figueroa no fue conocida sólo en su Patria sino en toda la Iglesia en el mundo por su "extraordinario dinamismo apostólico".

"Esta insigne mujer argentina fue una incansable misionera, pionera en la formación de laicos y sacerdotes, en la vida de comunión con Jesús mediante la práctica de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola", dijo el enviado del Papa, señalando también que su obra superó incluso a la de muchos sacerdotes.