
La deshidratación es un problema frecuente que puede afectar a personas de cualquier edad y condición, con consecuencias que van desde molestias leves hasta emergencias médicas. Reconocer sus síntomas y entender cómo prevenirla resulta esencial para proteger la salud.
Según especialistas consultados por Infobae, la detección temprana de las señales físicas y cognitivas asociadas a la falta de líquidos puede marcar la diferencia entre mantener el bienestar y enfrentar complicaciones. Esta condición afecta tanto el rendimiento físico como mental y representa un mayor riesgo para niños, embarazadas y adultos mayores.
Cuáles son los síntomas de la deshidratación
Los síntomas iniciales de la deshidratación abarcan manifestaciones físicas y cognitivas. El neurólogo Alejandro Andersson, director del Instituto de Neurología Buenos Aires (INBA), explicó: “La deshidratación ocurre cuando una persona pierde más líquido del que ingiere, y su cuerpo no tiene suficiente agua y otros fluidos para cumplir sus funciones normales”.

Harvard Health señala que los primeros signos incluyen sed intensa, sequedad en la boca y la piel, orina oscura y escasa, fatiga, debilidad y dolor de cabeza. A nivel neurológico, pueden presentarse confusión, dificultad para concentrarse y sensación de lentitud mental.
Si la falta de agua progresa, se suman mareos, vértigo, palpitaciones, calambres musculares y cambios en el ánimo, como irritabilidad. Andersson destacó que la presencia de síntomas graves, como desmayos, confusión extrema o shock, requiere atención médica inmediata.

Además, estudios recientes señalan que aun una disminución leve (del 2%) en la hidratación puede afectar la concentración, la memoria y la capacidad para realizar cálculos simples.
Qué hacer en caso de estar deshidratado
Frente a los primeros indicios de deshidratación, es fundamental reponer líquidos y electrolitos. La ingesta de agua debe ser prioritaria, pero ante situaciones de pérdidas importantes —como vómitos, fiebre, diarrea o ejercicio físico prolongado— puede ser necesario recurrir a bebidas con sales minerales o alimentos que contengan agua y minerales.

Las autoridades recomiendan no esperar a sentir sed para beber líquidos, ya que la sed indica que la deshidratación ya comenzó. Es preferible repartir el consumo de líquidos a lo largo del día, sumando un vaso de agua en cada comida y en actividades sociales o médicas.
Una orina clara y la ausencia de sed frecuente son señales de una hidratación adecuada. En quienes practican actividad física intensa, la cantidad de líquido recomendada puede llegar a cuatro o seis litros por día, especialmente si hay sudoración elevada. También es importante vigilar la hidratación en personas mayores y niños, quienes pueden no manifestar la sensación de sed con la misma claridad.
Las bebidas que ayudan a mantenerse hidratado
El agua es la principal fuente de hidratación y la opción más saludable. Sin embargo, otras bebidas y alimentos contribuyen a cubrir los requerimientos diarios de líquidos.
Harvard Health menciona que Infusiones, jugos naturales, frutas y verduras de alto contenido hídrico (como sandía, melón, naranja y pepino) pueden integrar una dieta orientada a la hidratación. La recomendación general para adultos oscila entre dos y 3,7 litros diarios, dependiendo de la edad, el sexo, el clima y el grado de actividad física.

En niños, es fundamental evitar el reemplazo del agua por bebidas azucaradas, ya que esto aumenta tanto el riesgo de deshidratación como la incidencia de sobrepeso y enfermedades metabólicas. Los expertos resaltaron la importancia de inculcar hábitos de hidratación saludables desde la infancia y facilitar siempre el acceso a líquidos seguros.
Por qué las bebidas con alcohol colaboran con la deshidratación
El consumo de bebidas alcohólicas contribuye a la deshidratación porque el alcohol actúa como diurético, acelerando la eliminación de agua y electrolitos a través de la orina.

Para los nutricionistas, olvidar hidratarse al beber alcohol es el error más común durante celebraciones.
Harvard Health recomienda alternar cada bebida alcohólica con un vaso de agua para atenuar estos efectos. Iniciar los días de festejo bien hidratado, seguir la llamada “regla del sándwich de agua” —beber agua antes y después de cada copa— y mantener siempre agua disponible son estrategias efectivas.
Incorporar frutas ricas en agua y fibra, como sandía, pepino, melón o apio, junto con caldos y yogur, favorece la prevención de la deshidratación. Además, reducir el consumo de bebidas azucaradas y mantener una alimentación equilibrada contribuye de manera significativa al bienestar general.

Incorporar pequeños cambios en la rutina, como priorizar el agua, estar atentos a las señales del cuerpo y evitar el consumo excesivo de alcohol o bebidas azucaradas, fortalece la salud y previene complicaciones asociadas a la deshidratación.
Mantener una hidratación adecuada permite conservar la energía, el rendimiento físico y mental, y el bienestar en cualquier circunstancia.
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