Los dialoguistas temen fugas que le permitan al Gobierno blindar el veto a las jubilaciones: los votos clave en disputa

El oficialismo necesita sumar pocos votos para bloquear la insistencia con el proyecto original. Hay sospechas en todos los bloques de posibles defecciones. El rol de los gobernadores será determinante

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Miguel Ángel Pichetto, de Encuentro Federal (Luciano González)
Miguel Ángel Pichetto, de Encuentro Federal (Luciano González)

La convocatoria para sesionar el próximo miércoles en la Cámara de Diputados dejó a los bloques dialoguistas en estado de ebullición. Por estas horas nadie puede asegurar si se llegará a los dos tercios de los votos para insistir con la nueva fórmula jubilatoria y revertir el veto total que firmó Javier Milei. En casi todos los espacios afloran las sospechas sobre posibles “traiciones” y ya se barajan algunas alternativas.

En el oficialismo se muestran “prudentemente optimistas”. Saben que la votación será muy ajustada y con lograr algunas pocas ausencias o cambios de posición podrían bloquear la mayoría especial. El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y su vice Lisandro Catalán se encargan de la negociación con los gobernadores, mientras que Martín Menem hace lo propio con los bloques “dialoguistas”. “Estamos cerca de 85″, aseguraban sobre el final de la semana.

El rol de los gobernadores será clave porque únicamente su intervención directa puede dar vuelta el resultado: hace poco más de dos meses la media sanción de la fórmula jubilatoria obtuvo 160 votos afirmativos y 72 negativos. Los dos tercios se alcanzan con 171 votos, pero como en aquella oportunidad hubo 16 ausentes -y el cómputo se hace sobre los presentes-, esa mayoría especial se logró con apenas 160 voluntades.

Hay dos bloques que concentran las miradas. Por un lado, Innovación Federal, el espacio que tiene ocho integrantes y nuclea a representantes de Río Negro, Salta y Misiones. Ante la consulta de Infobae, uno de sus miembros había reconocido que estaban esperando la llegada del proyecto de Presupuesto 2025. Especulaba con conocer de antemano los fondos que la Casa Rosada planea destinar a obra pública o a transferencias para luego tomar una decisión.

Guillermo Francos recibió a los diputados de Innovación federal
Guillermo Francos recibió a los diputados de Innovación federal

Si bien hace dos meses votaron a favor, reconocía que existía la posibilidad de ausentarse o incluso apoyar el veto presidencial. No obstante, la convocatoria para la semana que viene los pone en un lugar incómodo: deberán sentar posición antes de conocer el Presupuesto 2025. Por eso esperaba un gesto concreto del Gobierno.

En paralelo, el radicalismo sigue atravesado por sus internas. En la votación anterior el bloque pudo mostrar unidad y apoyó sin fisuras el proyecto. Era lógico porque habían elaborado el dictamen y convocado a la sesión.

Sin embargo, los sectores más cercanos al gobierno (o más renuentes a votar en contra de los intereses de la Casa Rosada) ya no se sienten tan cómodos. De hecho, en la última reunión de bloque el tucumano Mariano Campero avisó a sus compañeros que tenía pensado dar quórum y votar en contra (antes había votado a favor). Otros guardaron un sugestivo silencio.

Los más duros del bloque, como el sector liderado por Facundo Manes o los diputados de Evolución referenciados en Martín Lousteau, desconfían de la conducción del bloque y de la influencia de los gobernadores. Apuntan contra los correligionarios que, por ejemplo, recientemente defendieron junto a los libertarios el DNU que ampliaba en $100 mil millones los fondos reservados de la SIDE: son Pamela Verasay, Lisandro Nieri, Luis Picat, Roxana Reyes, Pablo Cervi, Martín Arjol. También señalan a Francisco Monti como principal defensor del veto de Milei.

Ante la consulta de Infobae, cerca del gobernador Alfredo Cornejo reconocieron que los mendocinos Pamela Verasay y Lisandro Nieri “aún no definieron” su posición.

Bloque UCR (Adrián Escandar)
Bloque UCR (Adrián Escandar)

Justamente para que no quede expuesta la fractura interna, algunos diputados dejaron trascender que analizaban la posibilidad de avanzar con una insistencia parcial. Es lo que le habían sugerido de manera informal a Milei algunas semanas atrás: en concreto, que solo vete los artículos que generen mayor impacto fiscal.

Tomando un antecedente de 2002, de la ley de Propiedad Participada para los agentes de YPF, algunos consideran que se podrían insistir solo con algunos artículos, como el que otorga una recomposición del 8% para todos los haberes, mientras que se aceptaría el veto en otros, como el que dispone las transferencias a las cajas previsionales provinciales o el que obliga a pagar las sentencias de juicios por reajuste.

“El 8% se puede pagar. De esta forma la oposición se queda con la victoria de recomponer al menos un poco las jubilaciones y el Gobierno voltea los artículos que tienen mayor costo fiscal”, explicó una diputada radical que ve con buenos ojos esa alternativa.

Representantes de la Coalición Cívica y de Encuentro Federal reconocieron que estaban evaluando la idea. Sin embargo, coincidieron en que sería imposible articularlo en el recinto sin un acuerdo con Unión por la Patria, que aporta la mayoría de los votos.

“Basta de creatividad al servicio de Milei. Que se pongan creativos a favor de los jubilados. El dictamen lo hizo el radicalismo y tiene lo que ellos querían que tenga. ¿Y ahora dicen que quieren menos? Es una locura política”, argumentó un hombre fuerte del peronismo.

Germán Martínez, presidente del bloque UxP - Gustavo Luis Gavotti
Germán Martínez, presidente del bloque UxP - Gustavo Luis Gavotti

En el PRO la situación es menos conflictiva, ya que antes se opusieron a la nueva fórmula de movilidad y solo tendrían que asegurarse el voto de los siete ausentes que tuvieron. Entre ellos hay algunos larretistas, como Álvaro González, que ya adelantaron que por disciplina partidaria apoyarán el veto de Milei.

Los 37 diputados del PRO, más los 37 libertarios, los 3 del MID, 2 de Buenos Aires Libre, 1 de FE (el flamante monobloque de Lourdes Arrieta), 1 de CREO y 2 de Producción y Trabajo le dan al oficialismo 83 votos. Muy cerca de los 85 que necesitan para blindar el veto.

¿De dónde sacaría el Gobierno los rechazos que le faltan? Además de los ocho diputados de Innovación Federal que ahora mantienen un silencio estratégico, los tres peronistas díscolos tucumanos del bloque Independencia (estuvieron ausentes en la primera votación) podrían dar una sorpresa si así lo ordena el gobernador Osvaldo Jaldo, de muy buena sintonía con la Casa Rosada.

También podrían hacer su aporte Rogelio Frigerio, mandatario de Entre Ríos, y su par de Chubut, Ignacio Torres, que tiene influencia sobre Francisco Morchio y Jorge Avila, respectivamente. Ambos son miembros de Encuentro Federal, el bloque de Miguel Ángel Pichetto, y estuvieron ausentes en junio.

No es necesario que voten en contra, ya que dependiendo del número total puede ser suficiente que den quórum y se abstengan. De esa forma subirían el umbral de los dos tercios de los presentes. Por ejemplo, si los cinco ausentes de Encuentro Federal e Independencia esta vez dan el presente y el hemiciclo está completo, los dos tercios se alcanzarían con 171 votos, lejos de los votos que hoy por hoy tiene garantizados la oposición dura.

A favor del proyecto original están los 99 integrantes de Unión por la Patria, 33 de la UCR, 13 de Encuentro Federal, 6 de la Coalición Cívica, 2 de Por Santa Cruz, 1 del Movimiento Popular Neuquino y 5 del Frente de Izquierda. En total 159.

Pero ni siquiera este número está garantizado ya que las sospechas flotan alrededor de los cuatro diputados peronistas de Catamarca, ya que el gobernador Raúl Jalil se ha mostrado colaborativo con el gobierno en más de una oportunidad. En el bloque aseguran que están todos alineados, pero la verdad se sabrá el próximo miércoles cuando suene la campana para dar inicio a la sesión.

Los dialoguistas reconocen que la votación “está difícil” y descuentan que la Casa Rosada desplegará todo su arsenal de herramientas para robarle algunos votos a cada bloque, con eso es suficiente. Aunque tampoco se puede descartar por completo la impericia para negociar que más de una vez le trajo dolores de cabeza al Gobierno.

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