El ganador de la licitación del escrutinio provisorio se conocerá a fines de abril: las ofertas se guardan en una caja de seguridad con cámaras

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(Télam)
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Los sobres con las ofertas económicas que definirán al ganador se guardan en una caja de seguridad de un metro de altura, con clave numérica y llave, fajada con dos precintos y custodiada por varias cámaras que nunca se apagan, en la oficina de la Gerencia de Abastecimiento, en el segundo piso.

En el edificio del Correo Argentino ubicado en la calle Brandsen, en el sur de la ciudad de Buenos Aires, están todos pendientes del proceso licitatorio del servicio del escrutinio provisorio de las próximas elecciones. Un negocio millonario que ahora se disputan tres firmas.

Es la licitación más importante, según la cúpula de la empresa estatal.  Y se encuentra atravesada desde hace meses por una cruda guerra empresarial, presiones de lobbistas y mensajes cruzados con funcionarios. Por eso el inusitado nivel de seguridad implementado.

Según confiaron este viernes desde el correo, la adjudicación, que debe ser aprobada por el directorio, será a fines de abril. Después de eso, la compañía ganadora deberá realizar una prueba integral antes de las primarias.

La empresa postal oficializó el miércoles las conclusiones de las evaluaciones técnicas de las cuatro empresas que se presentaron en la licitación. Los especialistas analizaron, entre otras cuestiones, los planes de trabajo, seguridad e infraestructura, y los antecedentes, de INDRA, Smartmatic, SCYTL y Thomas Greg & Sons. Y resolvieron que todas menos la última mencionada, de origen colombiano, pasaron el corte técnico.

En la cúpula del correo llamó la atención el bajísimo puntaje de Thomas Greg & Sons en la evaluación técnica: solo 92 puntos sobre 200, cuando el resto de las empresas obtuvieron puntaje por encima de 165. Lo más llamativo es que en el rubro antecedentes, la firma colombiana tuvo la máxima puntuación: 100 sobre 100.

El lunes vence el plazo de presentación de observaciones para que las compañías planteen sus descargos, que serán analizados durante la semana. Según directivos del correo, dentro de la evaluación se incluyó la consulta a gobiernos de otros países en los que trabajaron las compañías en procesos eleccionarios. Se pidieron las certificaciones, a raíz de las denuncias por irregularidades que tuvieron todas las firmas, sin excepción.

Recién ahí el correo empezará a evaluar los informes financieros de las firmas y las ofertas económicas.

En el 2017, INDRA, de origen español y que monopoliza el escrutinio provisorio desde 1997 -el definitivo está a cargo de la Justicia electoral- se volvió a quedar con el negocio a cambio de 23 millones de dólares.

Esta vez, el correo decidió priorizar el presupuesto: la adjudicataria será aquella que presente la oferta más económica, siempre que sea 10% mayor que las del resto. Si la diferencia es menor al 10% se abre una ventana de negociación entre las empresas, que, en ese caso, deberán volver a ofertar, otra vez a sobre cerrado. En las oficinas de INDRA, Smartmatic -que se popularizó en la última década por su participación en las elecciones venezolanas- y SCYTL hay nerviosismo generalizado.

Este año, para colmo, el escrutinio provisorio de las primarias, las elecciones generales y el eventual ballotage estará bajo la lupa por la reñida pelea electoral entre el oficialismo y la oposición, que incluye la posible candidatura de Cristina Kirchner.

En las legislativas del 2017 incluso hubo denuncias por parte del kirchnerismo por la demora y la supuesta manipulación en la carga de datos durante las PASO. Antes de la medianoche, la lista de Cambiemos encabezada por Esteban Bullrich resultaba ganadora. Entrada la madrugada, el triunfo fue de la ex Presidenta por unos pocos votos.

Además, antes de los comicios un artefacto explosivo explotó en la sede de INDRA, en Puerto Madero.

En el correo están expectantes. Por eso decidieron achicar los margenes de error. Será la primera vez que monten dos centro de cómputos: el tradicional de la calle Brandsen y otro en la planta de Monte Grande, en el Gran Buenos Aires. "Un plan de contingencia", según las autoridades de la empresa postal, ante cualquier eventualidad.