
La controversia digital que involucró a Haybinn y a la influencer Moca dio un giro inesperado luego de que el propio denunciante reconociera públicamente que su expareja no le sustrajo el teléfono por el que la señaló horas antes.
El caso, seguido en tiempo real por miles de usuarios, había escalado hasta una intervención policial durante una transmisión en vivo, alimentando especulaciones, juicios anticipados y una intensa exposición mediática.
La rectificación llegó mediante un comunicado en redes sociales, donde Haybinn admitió un error de interpretación tras encontrar el dispositivo en un vehículo cercano. La aclaración abrió un nuevo debate sobre el impacto de las denuncias públicas y la velocidad con la que se construyen narrativas digitales.
El comunicado que cambia el rumbo del caso

La versión inicial que colocó a Moca en el centro de una grave acusación comenzó a desmoronarse cuando Haybinn decidió leer un comunicado dirigido a sus seguidores. En el mensaje, explicó que el celular que creyó perdido apareció en el vehículo de la pareja de su hermana, lo que descartó la hipótesis de un robo. “Les quería decir que encontré el teléfono en el carro de la pareja de mi hermana”, señaló al inicio de su pronunciamiento, marcando distancia con la denuncia previa.
El creador de contenido relató que, al despertar sin sus pertenencias, asumió que la responsabilidad recaía en Yuseira, nombre real de Moca, debido a una discusión previa y a la forma abrupta en que ella se retiró. “Pensé que fue ella porque estuve con ella y como se bajó corriendo”, expresó, reconociendo que su conclusión se basó en una percepción equivocada.
En el mismo mensaje, Haybinn ofreció disculpas directas. “Le pido disculpas por pensar que fue ella”, afirmó, y agregó que el cierre de sus cuentas y los movimientos financieros reportados se explicaban por la ausencia del teléfono, donde almacenaba accesos personales. El comunicado concluyó con un agradecimiento a sus seguidores y el anuncio de una transmisión en vivo para ampliar detalles, lo que mantuvo la atención pública sobre el caso.
De la denuncia al espectáculo digital

Antes de la retractación, el episodio había alcanzado un alto nivel de exposición. La denuncia presentada por Haybinn derivó en una intervención policial que sorprendió a asistentes y espectadores durante una actividad social transmitida en directo. La imagen de patrulleros llegando al lugar y solicitando la identificación de Moca se difundió de inmediato, alimentando una narrativa de presunto delito que aún no había sido verificada.
Según el relato inicial, el denunciante sostuvo que su celular, valorizado en varios miles de soles, habría sido sustraído tras un encuentro casual. A esa versión se sumaron reportes sobre consumos bancarios y el cierre de cuentas digitales, datos que reforzaron la gravedad del señalamiento. Comentarios de terceros, difundidos en videos y transmisiones, aportaron un tono irónico que contrastó con la seriedad de la acusación.
Tras la rectificación, algunas voces críticas cuestionaron la forma en que el episodio fue manejado. Desde espacios digitales se calificó el giro como innecesario y se puso en discusión la responsabilidad de quienes amplifican acusaciones sin corroboración. El propio Haybinn fue blanco de comentarios que interpretaron su anuncio como un intento de capitalizar la atención generada.
Reacciones, disculpas y el impacto de una acusación pública

La disculpa pública no cerró el debate. Usuarios recordaron que la intervención policial y la exposición mediática ya habían tenido consecuencias. La falta de un pronunciamiento inmediato de Moca mantuvo la incertidumbre durante varias horas, periodo en el que su imagen fue asociada a un presunto delito.
El caso reavivó cuestionamientos sobre el uso de redes sociales como escenario para conflictos personales. La facilidad para emitir acusaciones, sumada a la lógica del directo y la viralidad, crea situaciones donde la rectificación llega tarde frente al daño inicial. “Todo estaba en mi teléfono y pensé que me había quitado el todo”, explicó Haybinn, intentando contextualizar su reacción, aunque esa explicación no evitó críticas.
Seguidores y detractores debatieron sobre la responsabilidad compartida entre creadores y audiencia. Algunos señalaron que el consumo masivo de este tipo de contenidos incentiva exageraciones, mientras otros exigieron mayor cautela antes de recurrir a instancias policiales con versiones incompletas.
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