
Los gatos fascinan con su comportamiento intrigante y su elegante presencia hace miles de años. Su capacidad para comunicarse es notable, y el maullido es una de sus formas más distintivas de expresión.
Si bien los felinos salvajes vocalizan, y algunos hasta ronronean, los gatos domésticos presentan características únicas que surgieron luego de siglos de ser acompañantes de los humanos. El biólogo Jonathan Losos, ex profesor de Harvard, explicó la razón y la evolución detrás del maullido y la domesticación de estos animales de compañía.
¿De qué manera se comunican los gatos con los humanos?
“El gato doméstico es mucho más agradable a nuestros oídos, más agudo. Lo que eso sugiere es que durante la domesticación los gatos desarrollaron una diferencia en su maullido que nos resulta más atractivo y les permite manipularnos más”, comentó el experto en un artículo de Harvard. Además, aclara que este sonido, cuando proviene de los felinos silvestres, suena más exigente.

En el caso de los ronroneos, los gatos logran generar vibraciones de distintas frecuencias para demostrar satisfacción y otra para realizar pedidos. Cuando desean llamar la atención para conseguir algo, suelen emitir tonos altos que son percibidos por los humanos de manera similar al llanto de un bebé, según lo detallado en un estudio científico publicado en la revista científica Cell. Esto genera en las personas la necesidad de acudir a los requerimientos del felino.
“Cuando los gatos empezaron a vivir junto a los humanos, estas vocalizaciones adquirieron nuevos significados. En muchos sentidos, cuando un gato nos maúlla, es como si nos viera como sus cuidadores, al igual que sus madres felinas”, expresó Grace Carroll, profesora de comportamiento y bienestar animal en la Facultad de Psicología de Queen’s University de Belfast en un artículo de The Conversation.
¿Cómo se comunican los gatos entre sí?
Si bien la naturaleza de los gatos no es el vivir en comunidades, ya que sus ancestros preferían cazar de manera solitaria, son capaces de establecer vínculos con otros felinos. Debido a esto es que no suelen maullar entre sí, y reservan esa acción para su comunicación con los humanos.

La cola de un gato es una herramienta de comunicación crucial que le permite al animal expresar sus emociones y estados de ánimo a otros felinos. La posición y el movimiento pueden indicar una variedad de sentimientos, desde la confianza y la relajación hasta la agresión o el miedo. Una cola erguida generalmente señala un gato seguro y amistoso, mientras que una cola hacia abajo puede ser una señal de temor o de defensa ante una amenaza percibida.
Este rasgo lo comparten con los leones, según el especialista. Estos grandes felinos muestran altos grados de sociabilidad entre miembros de la manada. “Cuando los gatos viven en áreas de alta densidad, se comportan como leones”, explicó Losos. Esto significa que los gatos domésticos, más allá de su preferencia innata por la soledad, logran relacionarse de manera efectiva entre ellos.
¿De qué manera se domesticaron los gatos?
El trabajo del biólogo evolutivo se basó en el estudio de las especies de felinos desde el Proailurus lemanensis, animal que existió hace 30 millones de años. Es el ancestro de todos los félidos que existen hoy en día.

El experto señaló que los gatos domésticos podrían haber surgido entre 35.000 y 10.000 años atrás en el norte de África, momento en el cual comenzó la agricultura y cambió el estilo de vida de la humanidad de nómade a sedentario.
Los felinos, en ese momento salvajes, cazaban a los roedores que se alimentaban de los granos cosechados. Esto significa que, además de encontrar una fuente de alimento, esta acción también favorecía a los humanos.
“La gente veía la ventaja de tener a estos gatos cerca y les ofrecía un cuenco de leche o los dejaba entrar en la cabaña, donde estaban cálidos y secos. Y de repente, ya tenían un gato doméstico”, indicó Losos.
Las personas fueron las responsables que los gatos hoy en día se encuentren en todo el mundo. A partir del vínculo afectuoso, y beneficioso para ambos, los humanos llevaron a estos compañeros consigo en sus viajes.

Más específicamente, los vikingos, a través de sus navegaciones por toda Europa, y otros viajeros que se aventuraron por Asia, lograron esparcir a los gatos en todo el globo. Una evidencia de esto se encontró en la similitud entre el ADN de los gatos egipcios y aquellos que vivieron hace miles de años en la región del mar Mediterráneo, según explican en un artículo de la revista científica Nature.
Otra evidencia de la profunda relación se halló en Chipre, en donde encontraron restos de un gato que había sido enterrado junto a humanos hace alrededor de 9.500 años.
El vínculo milenario entre los gatos y los humanos es un testimonio de la profunda conexión que formaron a lo largo de la historia. Este lazo se basa en la convivencia, el respeto mutuo y la adaptación, lo que permite que tanto humanos como felinos disfruten y se beneficien de la compañía mutua.
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