Un Gobierno sin brújula

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El presidente Alberto Fernández (Foto: Franco Fafasuli)
El presidente Alberto Fernández (Foto: Franco Fafasuli)

La reacción violenta del Presidente ante una pregunta de la periodista Cristina Pérez es una foto de época perfecta. La descripción del accionar del peronismo se puede describir históricamente, parafraseando un dicho tradicional del periodismo: “Nunca dejes que la verdad te arruine el relato”. Eso fue lo que mostró Fernández mandando a la periodista a “leer la Constitución” cuando claramente la Constitución, en el artículo 17, dice exactamente lo que la periodista estaba afirmando. La expropiación se debería hacer por Ley (no por DNU como lo hizo el gobierno) en línea con la Ley de Expropiaciones. El Presidente contestó como un columnista de canal oficialista. Dijo una estupidez y se enojó con la persona que decía lo correcto. Las mujeres kirchneristas que salieron a criticar a la periodista y a defender al “macho” están en un estado de indigencia intelectual que da risa y pena. Feministas de plastilina, que sólo defienden los derechos de la mujeres que piensan como ellas.

Lo hecho por Fernández muestra el estado de desconcierto y de endeblez intelectual en la que está este hombre. Comenzó a darse cuenta de que le dieron los atributos del gobierno, pero no el poder. Al advertir esto, su reacción es de furia y pierde todo atisbo de racionalidad al afirmar algo incorrecto y al faltarle el respeto a la periodista que había afirmado lo correcto. La reacción violenta y destemplada contra las periodistas forma parte de una gran tradición peronista. En el año 1974, Perón estaba dando una conferencia de prensa y la periodista Ana María Guzzetti le preguntó sobre los crímenes que estaban sucediendo en manos de parapoliciales (la Triple A). La respuesta es un molde peronista para preguntas complicadas. Perón responde enojado, con violencia y amenazas. En un momento donde el país atravesaba una orgía de violencia, típica del peronismo, Perón expuso a la periodista, que tenía razón, a todo tipo de riesgos (de hecho, estuvo varios días secuestrada durante su gobierno). Estos son meros ejemplos de violencia política cuando el poder está en manos del peronismo. Un clásico.

Las cosas son como son y no como el voluntarismo populista quiere que sean. Intentaron ponerle reglas mafiosas a Latam y la empresa respondió informando que se iba del país. El sueño dorado de La Cámpora y de los sindicalistas se empieza a cumplir. Querían que no hubiera competencia y que sólo volase Aerolíneas Argentinas, empresa con un monumental subsidio estatal. Los pobres que pagan impuestos financian a quienes viajan en avión. A su vez, quienes viajan en avión pagan pasajes más caros que en cualquier lugar del mundo porque no hay competencia. Todos trabajando y aportando para que se beneficien unos pocos. Esa es la definición del funcionamiento de la mafia más clara que se puede encontrar.

Si Fernández está enojado debería hablar con CFK, pero la sensación imperante es que le tiene miedo. Las decisiones de fondo las toma ella. A él le dejan la cuarentena eterna y CFK no es solidaria con el presidente en ese tema. La cuarentena es una trampa en la que Fernández se metió y no sabe cómo salir. Los efectos sobre la economía son una catástrofe. Además, la cantidad de víctimas que habrá por otras enfermedades no atendidas o por estudios pospuestos es enorme y los daños psicológicos que se están produciendo en muchas personas (angustia, depresión) son impactantes. Sobre todos estos tópicos se han expedido economistas, asociaciones médicas y asociaciones vinculadas a la psicología. El Gobierno eligió destruir la economía y ahora desatiende la salud mental y la salud de todos los pacientes que tienen o pueden tener otras enfermedades.

En esta línea la persecución mediática y el intento de criminalizar a las personas que quieren salir a correr es una muestra más de las ciénaga moral y el desprecio por el conocimiento que muestran. Muchas personas calificadas en el mundo han explicado que la actividad física es buena y que al aire libre no hay riesgos si se mantiene la distancia adecuada. El ministro de Salud de la ciudad de Buenos Aires, Fernán Quirós, dijo que “no hay ningún elemento para asociar la actividad física con el aumento de casos”. Muchas ciudades del mundo comprobaron que la actividad física no sólo no trae problemas sino que, por el contrario, beneficiaba enormemente. Fernández, en cambio, expresó: “Querían salir a correr y pasear, salgan; ahí están las consecuencias”. Ya va teniendo el tonito de odio para el que lo contradice, tan típico de CFK. Por supuesto las supuestas consecuencias del “problema” de la actividad física no se ven. Lo que sí es evidente son las consecuencias, cada vez peores, del desastre de este gobierno -mezcla de autoritarismo, ideologización y mala praxis. Desde un principio deberían haber realizado muchos tests y trabajado muy fuertemente sobre las poblaciones de riesgo, tal como les señaló tantísima gente seria. No lo hicieron, entonces apelan al miedo y a meter culpa a ciudadanos, que lo único que quieren es que el Estado no los funda y que se respeten sus derechos. Los ciudadanos tienen mucha más responsabilidad y sentido común que algunos políticos.

Por eso, el enojo de Fernández se dispara en los demás. En temas como Vicentin y Latam, la extrema ideologización está dañando seriamente la confianza internacional. El Gobierno sigue, a los tumbos, tratando de llegar a un acuerdo con los acreedores mientras la imagen de Argentina se desmorona en el mundo por estos actos patéticos. Nadie tendrá interés en invertir en Argentina cuando se ve que el gobierno juega con la idea de expropiaciones de empresas sin respetar la dinámica judicial de un concurso de acreedores. O cuando una empresa aérea se va por presiones de su competidor subsidiado. Están destrozando puestos de empleo y expectativas de futuro. Y cualquiera que informe de eso será victima de la ira y la venganza. Siempre la misma idea. Como cuando Fernández (en épocas de Néstor Kirchner) echó a Pepe Eliaschev de Radio Nacional porque no les gustó lo que decía. Sólo están cómodos con los medios comprados que tienen “periodistas” que los alaban y le preguntan idioteces sobre su perro o sus gustos musicales. Los que piensen por sí mismos y pregunten con libertad sufrirán el escarnio.

Mientras ocurre todo esto, siguen disminuyendo los ingresos de los jubilados y el Gobierno sigue extendiendo la suspensión de la movilidad previsional. Si se calcula lo que los jubilados deberían haber percibido por el sistema que suspendió este gobierno (fórmula de movilidad) y lo que percibieron por aumentos por decreto (política de este gobierno) nos encontramos con que todos percibieron menos de lo que hubieran percibido. La cifra de pérdida oscila de acuerdo a la jubilación de cada uno pero todos perdieron. Este gobierno bajó las jubilaciones. En tanto que continúa esa política aberrante que va en contra de los que trabajaron toda la vida, el gobierno decide pagarle una fortuna de jubilación como Vicepresidente a Boudou, que está condenado por corrupción. Primero lo sacaron de la cárcel y ahora esto. Mientras muchos ciudadanos no saben cómo seguirá su futuro económico, hay récord de negocios que cierran y la pobreza avanza de manera catastrófica.

Fue un gran acierto llamar a este proceso “infectadura”. El tiempo confirma el acierto del neologismo en muchos de los actos de los gobernantes.