Macri buscó generar empatía; solo creó más desconcierto

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Una nueva pieza de colección se suma a la serie "Memorables videos argentinos". La irrupción del Presidente de la Nación en las redes sociales mediante un posteo de forzado tono doméstico intentando convencernos de quién sabe qué solo sumó desconcierto en el clima de creciente incertidumbre que anida en el alma de la mayoría de los argentinos.

El guion que animó la patética entrega se ajusta a las penurias del tiempo que corre. Esta vez no hubo mate. Ni con yerba de ayer secándose al sol. Sencillez y austeridad. De manual.

La impostada vecina que atendió por segunda vez el timbreo presidencial (ya había tenido un momento de gloria en 2018) no habló en esta oportunidad de su pasión por el flamenco. Le contó a Macri que la plata no le alcanza, que todo está muy difícil, que alquilan, que las expensas, que las facturas, que el súper, que es una locura. A la vecina le sube todo.

Macri la escucha como quien comprende y habla en plural. Se incluye en la desazón: "Necesitamos un alivio", dice. No hay por qué no creerle, él también tiene miedo de no llegar.

Macri intenta hablar de la inflación. Cuesta seguir el curso del mensaje porque la nena se aburre, se fastidia y no se lo escucha. El Presidente acaricia a la chiquita. Viene un corte, como editado.

Mirá: Mauricio Macri: "La batalla a la inflación la vamos a ganar"

La imagen pretende mostrarlo involucrado, empatizando, pero no le sale. Es comprensible: es ingeniero, no actor. A la que el papel le calza bien es a la dueña de casa. No consta que sea actriz, pero merecería serlo, le aporta volumen y terminología al magro léxico presidencial. Mete algunos pies interesantes, habla de transparencia, de seriedad, de que se sabe que esto es todo a futuro. Impecable.

Como el mensaje está destinado a todos los argentinos (es el mismísimo Macri el que explicita los objetivos de los creadores y guionistas del envío en cuestión), gira mirando a cámara y nos habla a todos. De todos modos no nos mira, no logra sostener la mirada a la cámara, vuelve a dirigirse a sus muy dispuestos interlocutores, porque se supone que esto no es un mensaje presidencial, sino una visita a una familia, y vuelve a hablarle a esos diligentes vecinos, tan colaboradores y atentos, tan sufrientes y a la vez tan felices de escuchar estas medidas.

Macri nos cuenta que los precios de 60 productos no aumentarán por seis meses, o sea, si las cuentas no nos fallan, hasta octubre. No habla de congelamiento, la palabra maldita. Tampoco usa la expresión "control de precios", vade retro, sino de impulsar por decreto "el control contra los vivos que abusan".

Las medidas que se presentan son solo para un alivio, para recorrer los próximos meses hasta que las herramientas de fondo empiecen a funcionar. No queda claro si es que todo se resuelve en octubre o por qué el alcance de los anuncios llega justo a las elecciones. A esta altura todo es pura confusión.

La vecina dice que soñaba con escuchar algo así del Presidente. Macri se va porque lo esperan en la reunión de gabinete. Tiene que ir a instruir a los ministros para que expliquen las medidas económicas, asegura.

El video, que lleva la marca de agua de la Presidencia de la Nación, dura 4 minutos con 42 segundos. Uno se queda pensando si los productores de esta lamentable entrega digital juegan a favor o decididamente en contra de la reelección presidencial.