Aunque la inflación tarda en bajar, el dólar de vez en cuándo corcovea y hace tambalear el humor de los argentinos, las grandes inversiones todavía no llegan, se esperan nuevos aumentos de tarifas para el mes de abril y esta semana su ministro estrella, Luis Caputo, se debe enfrentar a legisladores que le preguntarán si le mintió o no a la Oficina Anticorrupción, el presidente Mauricio Macri parece estar plantado y con un optimismo a toda prueba.
Lo noté al terminar la extensa nota que le hice ayer para La Cornisa, pero también antes y después, cuando tuvimos oportunidad de hablar brevemente, de manera informal, sobre algunas cuestiones personales.
Pensé, al principio, que iba a surfear el tema de la liberación de Cristóbal López y el escandaloso fallo de los camaristas Jorge Ballestero y Eduardo Farah, pero me equivoqué. No solo dijo que le indignó la decisión de los jueces.
Además puso muy clara su postura y la postura de la AFIP, que es la del saliente Alberto Abad, y que no tiene matices. Según Macri, para el gobierno Cristóbal López se robó plata de los impuestos, malversó fondos, y antes de empezar a discutir cualquier otro asunto tiene que empezar a devolver los 8 mil millones de pesos más intereses y punitorios que usó del Impuesto a la Transferencia de Combustibles para comprar otras empresas, como varias radios y canales de televisión.
La escandalosa apropiación de impuestos, y la decisión consciente de López y Fabián de Sousa de hacer el pagadiós más caro de la Argentina, es, para el Presidente, un caso testigo, con múltiples implicancias políticas.
Si Cristóbal sale indemne, podría suceder un intento de rebelión fiscal, acorde con los memes que circularon durante todo el fin de semana, diseñados por algunos monotributistas que, al analizar el fallo de los camaristas, se declararon unos imbéciles y llamaron a no pagar impuestos.
Otra consecuencia política negativa sería la sospecha de que, en el fondo, aunque el Presidente se indigne mucho y la AFIP levante el dedo, en la Argentina, se cumpla la máxima que Alfredo Yabrán deslizó, antes de suicidarse, sobre el verdadero sentido del poder. "El poder es impunidad" fue la respuesta del controvertido empresario cuyos empleados asesinaron al reportero gráfico José Luis Cabezas solo porque se tomó el atrevimiento de tomarle una foto.
En Comodoro Py, y también fuera de la Justicia, ya se habla del fallo Ballestero-Farah como uno de los más sospechosos de la historia reciente. Porque no solo dejó en libertad a los empresarios. Además intentó corregir una decisión de un tribunal superior, la Cámara de Casación, cuando dijo que el expediente debe mantenerse en la justicia federal, y no en el fuero penal tributario, donde López podría continuar con sus maniobras dilatorias.
El otro asunto en el que lo vi bien plantado a Macri, es con su convicción de ir por otro mandato. Aunque empezó diciendo que no era el momento para hablar de eso, enseguida, como hacen los futbolistas del seleccionado argentino a los que el técnico todavía no los convocó pero esperan su llamado, dijo: "Si me necesitan estoy".
Sería bueno que la oposición, si tiene vocación de competir y ganar, se empiece a dar cuenta de qué material está hecho Cambiemos. Quizá todavía no alcanzan a comprenderlo de tanto que los subestimaron.
Macri tiene a todo el equipo trabajando a tiempo completo, como antes lo hacía Néstor Kirchner. Una parte de ese tiempo la dedican a la gestión. Y otra parte, cada vez más importante, a ponerle aceite a la máquina electoral que, hasta ahora, les viene funcionando casi a la perfección.
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