Boleta única en Santa Fe: una alternativa para la nación

Oscar Blando

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Desde 2011 Santa Fe abandonó las boletas partidarias e implementó, por primera vez en la Argentina, la boleta única de papel, con reconocido éxito. En la provincia de Santa Fe ya cambiamos.

Utilizar la boleta única significa que todas las listas o los candidatos que compiten para un mismo cargo son presentados al elector en una sola boleta, ya sea que todas las categorías estén incluidas en una sola papeleta (Córdoba) o que exista una sola boleta por cada una de las categorías (Santa Fe).

La característica fundamental es que el Estado es quien tiene la responsabilidad de diseñar, imprimir y distribuir las boletas en lugar de los partidos políticos. Esto termina con el negocio de la impresión de boletas y garantiza no sólo que todas las candidaturas estén disponibles para los votantes, lo que asegura equidad en la competencia, sino que todos los partidos y los frentes tengan un espacio y visibilidad equivalentes, asegurándose un trato igualitario en los espacios asignados. Se acaba con la práctica de robar u ocultar boletas en el cuarto oscuro, ya que es el presidente de mesa el encargado de entregar una boleta a cada elector. Se garantiza al votante autonomía: encontrará todas las alternativas electorales y los candidatos sabrán que su opción estará disponible para todos los ciudadanos: se asegura de manera igualitaria el derecho constitucional a elegir y ser elegido. La boleta única, por fin, ataca prácticas clientelares y elimina la posibilidad de distribuir boletas falsas o adulteradas de los adversarios para perjudicarlos.

La boleta única de papel es el sistema utilizado por la inmensa mayoría de los países del planeta. El voto electrónico, que el Gobierno nacional ha denominado y edulcorado con la marca "boleta única electrónica", es un sistema en retroceso en el mundo desarrollado: Gran Bretaña, Irlanda, Holanda, Israel, Alemania y los países nórdicos (Suecia, Finlandia, Noruega) no lo utilizan o lo han abandonado. Muy pocos países lo conservan en todo su territorio: Venezuela, Brasil, India.

El voto electrónico suele aparecer como la solución a una serie de problemas que, en todo caso, también y más eficazmente son resueltos por la boleta única, con la diferencia que esta no genera los inconvenientes y los peligros que apareja la opción tecnológica. Con la boleta única el presidente de mesa es la máxima y exclusiva autoridad, y no delega funciones en los informáticos de la empresa contratada. Es lo que ha advertido la acordada 100/15 de la Cámara Nacional Electoral cuando dijo: "Las opciones tecnológicas no pueden implicar transferencia, ni una dependencia del poder político respecto a empresas comerciales, pues, en términos llanos, la soberanía popular no se puede privatizar".

Los especialistas advierten que, como todo sistema informático, el voto electrónico es vulnerable: es más, es el único que permitiría realizar fraude a gran escala, ya que en el sistema tradicional se necesita la complicidad de muchos (miles) de personas para que un fraude sea masivo.

Los países desarrollados han abandonado el voto electrónico porque pone en peligro tres principios fundamentales de la democracia electoral: el secreto del voto, la posibilidad de que pueda conocerse la identidad del elector y a quién votó (recordar lo que dijo el presidente Nicolás Maduro cuando alertó que tenía identificados a quienes habían votado en su contra); la integridad del voto, la posibilidad de que se distorsione la voluntad popular y los resultados puedan ser adulterados; y la transparencia (el voto electrónico no es auditable para ciudadanos, partidos o fiscales). Todo instrumento de votación a través del cual el elector expresa su voluntad debe ser accesible, fácil de utilizar, comprensible a todos, inalterable, sencillo de escrutar y auditable para el común de los ciudadanos, y no sólo para los expertos. La rapidez en la difusión de los datos puede ser una aspiración deseable, pero secundaria y supeditada a que no se pongan en duda la certeza y la confiabilidad de los resultados y la legitimidad del proceso electoral. En términos de Daniel Zovatto: "El valor fundamental no es la celeridad ni la modernidad o la comodidad, como dice el Gobierno, porque ello no está en el artículo 37 de la Constitución Nacional, sino que el valor más importante a tutelar es el secreto de voto y eso lo garantiza la boleta única de papel".

Resulta falsa la dicotomía tecnología, sí o tecnología, no. En todo caso, adoptada la boleta única de papel, podrá discutirse en qué fase del proceso y por qué razones (identificando lo que no funciona) tiene sentido incorporar tecnología.

Es lo que hemos hecho desde el Gobierno de Santa Fe en las últimas elecciones, que fueron simultáneas con nación, y en formato de prueba piloto en dos localidades de la provincia.

En 2015 tuvimos inconvenientes por los errores en el llenado de las actas en el escrutinio de mesa y en la transmisión de resultados a través del obsoleto fax, que, sin embargo y a favor, en nuestra provincia los datos se envían desde el propio establecimiento de votación. Ahora, a través de la Secretaría de Tecnología para la Gestión y la Dirección de Reforma Política y Constitucional (es decir, desde el Estado) nos propusimos tratar de solucionar aquellos problemas y utilizar tecnología sólo en las fases finales del proceso electoral. La emisión del sufragio y la sumatoria de votos en la mesa se realiza en la forma tradicional, pero, al momento de volcar los resultados, un dispositivo (tablet) permite asistir a la autoridad en la confección de los documentos (actas, certificados a fiscales y telegramas) y luego de impresos en la propia mesa y con las firmas de autoridades y fiscales, independientemente se utiliza otro dispositivo (celular) para el envío de telegramas a los centros de cómputos. Esto agiliza el trámite y se solucionan los inconvenientes que ocasiona el fax. La experiencia, que resultó exitosa, contó con una auditoría de la Cámara Nacional Electoral y el acompañamiento y la evaluación de resultados del Centro de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec).

Es deseable que en el país se inicie un debate serio, abierto y no dogmático en torno a la reforma política que excede la modificación del mecanismo de votación. El financiamiento de la política, los sistemas de partidos y alianzas, los regímenes electorales vigentes, el problema de la sub o sobrerrepresentación, la paridad de género, la eliminación de las listas colectoras, espejos, de adhesión y el tema de los organismos electorales, deben ser los ejes principales de la deliberación.

El debate, por tanto, no puede ser reducido en torno a qué software o qué hardware utilizaremos, porque los problemas de la política no se solucionan con tecnología. Pero, además, esa es una discusión para y entre pocos. Debemos analizar públicamente, entre todos, qué reglas y qué instituciones deben regir la competencia política y electoral, y qué mecanismos permiten garantizar más fielmente la voluntad popular: tan simple como eso.

Mientras, desde nuestra provincia y hacia el país, ofrecemos un sistema de votación validado por la sociedad, los partidos, los especialistas, las universidades y las ONG. Como dijera la recientemente designada directora de Transparencia Internacional, la argentina Delia Ferreira Rubio: "Santa Fe es un ejemplo en el mundo en la utilización de la boleta única". Aprovechemos esta experiencia, cuidemos el voto: porque cuidar el voto es cuidar la democracia.

El autor es doctor en Derecho. Docente. Director de Reforma Política y Constitucional de Santa Fe.