Carolina Sanín: Infobae publica gratis en México su libro cancelado

“Tu cruz en el cielo desierto” iba a ser editado por la editorial mexicana Almadía pero, a último momento, anularon el contrato tras los “cuestionamientos a la política identitaria” por parte de la colombiana, Sin embargo la novela no toca el tema sino que narra los avatares de un amor virtual.

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Leamos, el sello editorial de Infobae, publicó gratis para México la novela de Carolina Sanín "Tu cruz en el cielo desierto", que iba a ser publicada por la editorial Almadía antes de que esta anulara su contrato tras algunos dichos controversiales por parte de la autora. (Adrián Escandar)
Leamos, el sello editorial de Infobae, publicó gratis para México la novela de Carolina Sanín "Tu cruz en el cielo desierto", que iba a ser publicada por la editorial Almadía antes de que esta anulara su contrato tras algunos dichos controversiales por parte de la autora. (Adrián Escandar)

“‘Mi espacio íntimo’, dicen las personas. Durante tres meses yo estuve masturbándome con letras que me mandaban del otro lado de la Tierra. ¿Qué puedo decir sobre el ‘espacio íntimo’?”, escribe la autora colombiana Carolina Sanín en Tu cruz en el cielo desierto. A fines del año pasado esta, su última novela, iba a ser publicada en México por la editorial Almadía pero, a último momento, el sello anuló el contrato a raíz de los “cuestionamientos a la política identitaria” por parte de la autora, acusada de TERF (feminista radical trans-excluyente por sus siglas en inglés).

Esta cancelación -término que, en especial en los últimos meses, ha ido ganando terreno en el universo literario con controversiales ejemplos como la reescritura de los libros infantiles de Roald Dahl o las novelas de James Bond, a fin de suprimir todo lenguaje que pueda ser considerado ofensivo- generó un intenso debate que, sin embargo, al igual que la relación amorosa que tracciona la trama de la novela en cuestión, sucede solo en el intangible mundo de las redes y la virtualidad.

En Tu cruz en el cielo desierto -que el sello editorial de Infobae, Leamos, acaba de publicar de manera gratuita en México- Sanín parte de su enamoramiento con un poeta chileno que vivía a miles de kilómetros y con el que nunca llegaron a verse en persona. “Mi amor vivía en China, y yo le había propuesto que nos encontráramos en México para que nos viéramos por fin en la carne, pues solo nos habíamos visto en la pantalla del teléfono”, escribe la autora de libros como Ponqué y Somos luces abismales.

Halagos van, halagos vienen, los intercambios entre la narradora y el poeta, que habían surgido como una muestra de admiración al trabajo de la una y del otro, empiezan a ganar frecuencia y erotismo. Con la avidez y la urgencia que dictan el universo de las redes sociales, se van levantando los andamios de lo que podría llamarse una relación a distancia, en la que el lenguaje, un espacio liminal entre lo físico y lo virtual, suple la carne.

Portada de "Tu cruz en el cielo desierto" de la escritora colombiana Carolina Sanín, editado por Leamos para México.
Portada de "Tu cruz en el cielo desierto" de la escritora colombiana Carolina Sanín, editado por Leamos para México.

Pero la inmaterialidad, a veces, no alcanza. En Tu cruz en el cielo desierto -que fuera de México puede conseguirse en las respectivas editoriales que la publican, como la argentina Blatt & Ríos o la colombiana Laguna Libros-, lo que arranca como un juego no tarda, para la narradora, en transformarse en una promesa vacua que, como una bandita elástica, el poeta tratará de extender entre los miles de kilómetros que lo separan de su amada, incluso a sabiendas de que esta, indefectiblemente, acabará por romperse.

El español: esa era la lengua que querías que te lamiera entre los muslos”, se queja la narradora, que amalgama con astucia lo impalpable de las palabras con la materialidad candente de la carne, cuyas necesidades, de todos modos, el lenguaje nunca llega a satisfacer por completo. Y es precisamente ahí, en el lenguaje, donde la narradora encuentra las pistas de la reticencia del poeta a la hora de pasar del sexteo al sexo.

Por ejemplo, como destaca la narradora, mientras que ella escribía los encuentros sexuales en subjuntivo (“quiero que hagamos esto”), él prefería el indicativo (“estamos haciendo esto”): “La diferencia de modos verbales debió mostrarme que para él todo estaba en efecto sucediendo; que él no requería que nos encontráramos nunca en persona, sino solo así, en fantasma, cada uno en su lado del mundo, haciendo el papel del amor en el teléfono”.

Este desfasaje entre el uno y la otra -que es también la premisa con la que parte Los niños, su libro de 2014 en la que una mujer refugia a un niño en su casa y que, a pesar de que ella quiere ser su madre, él no quiere ser su hijo- es lo que termine propulsando la narración de Tu cruz en el cielo desierto que, híbrida, oscila entre el ensayo y la novela.

Carolina Sanín en el puesto de Infobae Leamos en la Feria del Libro de Buenos Aires 2022.
Carolina Sanín en el puesto de Infobae Leamos en la Feria del Libro de Buenos Aires 2022.

A lo largo de Tu cruz en el cielo desierto, Sanín incluye análisis literarios de obras que van desde la Biblia hasta William Shakespeare: “El hablador Romeo –que por Roma y el romance tiene ese nombre– dice temer que sus amores con Julieta sean un sueño. Unas líneas más abajo, Julieta le dice que lo seguirá por todo el mundo. Para ella es más importante el encuentro carnal que para él. Para ella, el destierro de él es la muerte. Ella quiere vivir el amor en vida. Él, que viene de otro amor y que ama verse enamorado, quiere oírse decir el amor: vivirlo en el lenguaje”.

Sobre las “relaciones asimétricas en las que no hay correspondencia de amor y de deseo” Sanín habló en su entrevista en el stand de Infobae Leamos en la Feria del Libro de Buenos Aires de 2022: “Una relación es de una sola persona. Al intentar entablar una con un otro, en realidad se está entablando una relación el propio deseo. El otro nunca está. La escritura es la manera de hacer existir una relación que no existe”.

Entonces, ¿qué es lo que busca la narradora en una relación que, sabe, nunca pasará a la instancia física que tanto ansía y necesita? ¿Por qué -si es que uno puede plantearse semejante pregunta cuando de amor se trata- se empeña en la imposible tarea de no solo verlo sino también poder tocarlo, olerlo, saborearlo, cuando su amado se encuentra en la China? Para reformular a Raymond Carver, ¿de qué hablamos cuando hablamos de amor (virtual)?

“No hay muchas cosas que haya aprendido por motivaciones distintas que el deseo por un hombre (y el de ponerme su corona)”, escribe la narradora. En Tu cruz en el cielo desierto, Sanín aprende (y enseña) que el amor, en todas sus acepciones -incluso una “traga”, como se le dice en Colombia a ese amor obsesionante, muchas veces fugaz, que en inglés se conoce como “crush”- es indispensable para ensanchar la capacidad propia de dar y recibir, de percibir el mundo con la curiosidad inagotable de un niño y de ser como un río cuyas aguas, sin importar su afluente, siempre estarán a salvo de estancarse.

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