Nació en 1890 pero hay hasta un videojuego sobre su obra: por qué Agatha Christie sigue enamorando y cómo leerla a menos de 600 pesos argentinos

Aunque Agatha Christie es una de las piedras fundacionales del género, pasan las décadas y su obra se mantiene tensa, actual. Clásica y moderna. Hay películas, obras de teatro, series, miniseries y hasta un videojuego, ABC murders, que es un rompecabezas de aventuras que se puede usar en plataformas como Nintendo o PlayStation 4 y también desde aplicación para celular.

Además, inspira formatos. El Menú, thriller con tintes de comedia negra que aún se puede ver en cines, o Glass Onion: Un misterio de Knives Out, flamante estreno en Netflix, usan el procedimiento que hizo popular la autora británica.

En estas dos películas, dirigidas respectivamente por Mark Mylod y Rian Johnson, el escenario es una isla privada. Además, llega ahí un grupo de personas adineradas que no se conocen entre sí. Fueron invitadas por un anfitrión misterioso que tiene una motivación que se relaciona con el peligro de muerte. Esta gente va a tener que resolver el puzzle para salvarse. ¿Dónde se habrá visto antes eso? Pues claro, en Y no quedó ninguno (o Diez indiecitos, depende el país), la novela de 1939 de Agatha Christie que fue adaptada a la pantalla casi una docena de veces. La primera, como película en 1945, dirigida por René Clair. La última, como miniserie de tres episodios para la BBC en 2015.

Si se aplicara la teoría del Big Bang, el origen de la expansión del universo “misterio de cuarto cerrado” fue Los crímenes de la calle Morgue, de Edgar Allan Poe, publicado en la revista estadounidense Graham’s Magazine en 1841. Es el subgénero que marca el pulso del policial, que Agatha Christie luego llevó a su pico de gloria durante el siglo XX. Se plantea un crimen cometido en un lugar del que el asesino no podría haber salido y la trama es el desarrollo de las hipótesis de alguien muy sagaz —luego sería un detective de características excéntricas— que luego develará quién y cómo lo hizo.

En la mayor parte de las novelas de la gran dama del misterio se repite este esquema. Va el enigma de frente. Algo sucede. Y un grupo de personajes imposibilitados de salir de donde están —un tren, una mansión, una isla, no importa— debe descubrir quién es el culpable entre ellos. Siempre hay un investigador que lleva la trama y explica todo al final. En su caso, son el mítico detective belga Hércules Poirot o la adorablemente perspicaz Miss Marple.

El quid de la cuestión de una de las escritoras más leídas del mundo es, claro, la intriga. Y suele sazonarla con lujo y muerte. El corazón del asunto tiene dos anzuelos casi imbatibles: la curiosidad de quién lee por descubrir el misterio, en paralelo al desafío de ser más rápido que el personaje que investiga. Así, Agatha Christie trascendió el tiempo con casi 70 novelas y más de 150 cuentos.

Su primera novela de género policial, El misterioso caso de Styles, tiene más de un siglo. En 1920, Agatha Christie llevó al máximo el esquema de la resolución puramente intelectual de un crimen que sucede en una habitación cerrada. Parece imposible a primera vista, pero no lo será para su protagonista. En este caso, el enigma comienza con una millonaria muerta en su cuarto. Podría haber sido un infarto, pero también envenenamiento. Cada habitante de la mansión tiene un motivo para matarla. ¿Quién fue? El encargado de descubrirlo es Poirot.

Un poco insoportable, pero siempre efectivo, el hombre de bigote estrambótico es protagonista de 33 novelas y 50 relatos de Agatha Christie. Casi dio inicio y fin a la obra de la autora. Su última aparición fue en Telón, de 1975, donde —absurdo spoiler alert, porque es muy sabido— pierde la vida. Esto fue un año antes del fallecimiento de su autora. Él investigador, además, es el único protagonista de ficción que tuvo un obituario real en el New York Times. El 6 de agosto de aquel año, el prestigioso diario publicó: “Hércules Poirot está muerto; afamado detective belga”.

Desde su nacimiento, Poirot pasó casi de inmediato a la pantalla y todavía sigue ahí. En cine y televisión a lo largo de las décadas. El primer y más emblemático actor en interpretarlo fue el británico Albert Finney, que comenzó su saga en la superclásica Asesinato en el Orient Express —basada en la novela homónima de 1934—, dirigida en 1974 por Sidney Lumet. La trama es simple y efectiva: después de resolver un crimen, el detective vuelve a su casa en un tren lujoso. Durante el trayecto, queda detenido una noche por una tormenta de nieve y a la mañana siguiente aparece el cadáver de un millonario estadounidense. Misterio, su ruta clásica y resolución sorprendente.

El clásico en la pantalla chica fue la saga inglesa Poirot, que comenzó en los 80 protagonizada por David Suchet y le valió en 1991 una nominación de la British Academy Television Award. Muchos otros fueron el famoso detective. Se dejaron los bigotes durante el siglo XX, entre otros, Tony Randall en la película The ABC Murders, de 1965, basada en la novela de 1936, y Peter Ustinov en 1982 para Muerte bajo el sol, basada en la novela de 1941 Maldad bajo el sol.

Más cerca en el tiempo, Alfred Molina protagonizó la versión de 2001 de Asesinato en el Orient Express; John Malkovich hizo la remake de 2018 de The ABC Murders y ahora Kenneth Branagh está terminando el rodaje (como protagonista y director) de A haunting in Venice, inspirada en Las manzanas (Halloween Party, 1969), después de estrenar Asesinato en el Expreso de Oriente en 2017 y Muerte en el Nilo (basada en la novela homónima de 1937) en 2022. Además, anunció, comenzará una suerte de multiverso Agatha Cristie, en donde se van a cruzar personajes icónicos de la reina del misterio.

Agatha Mary Clarissa Miller nació el 15 de septiembre de 1890 en Wallingford, al sureste de Inglaterra, y según contó en su autobiografía (publicada póstuma en 1977) tuvo una infancia muy feliz. Creció a la par de dos hermanos varones y fue criada en una familia de clase media que creía en la independencia femenina.

“Los mejores crímenes para mis novelas se me ocurrieron lavando los platos. Lavar platos convierte a cualquiera en un maníaco homicida de categoría”, dijo una vez. Todo lo que hizo terminó siendo material para sus historias. Fue enfermera durante la I Guerra Mundial, donde encontró lo heroico en la vida cotidiana. Trabajó en la farmacia de un hospital y ahí perfeccionó su conocimiento sobre venenos. Se divorció de su primer marido y casó con el arqueólogo Max Mallowan, a quien acompañó en varias excavaciones en Oriente Medio, que después fueron escenarios de muchas de sus novelas y cuentos.

Por ejemplo, la historia en la que crece el protagonismo de su personaje Miss Marple es la de Muerte en la vicaría, de 1930, que sucede en esa zona. La anciana inglesa había aparecido por primera vez en un relato breve publicado en 1927 por The Royal Magazine y finalmente llevó la trama de innumerables cuentos recopilados en al menos tres antologías y doce novelas. Fue muy popular durante el siglo XX y se realizaron un montón de adaptaciones al cine y la televisión. La versión más famosa es la serie protagonizada en los años 80 por Ángela Lansbury.

Miss Marple no es detective, sino una aficionada a la resolución de crímenes. Vive en un pueblito pequeño, pero suele ir a Londres con su sobrino, Raymond West, que es escritor. Soltera o solterona, de aspecto inofensivo y hasta dulce, es casi un estereotipo de la mujer mayor del interior de Inglaterra. Eso le sirve para pasar inadvertida y enterarse de todo. Sus habilidades deductivas se basan en su curiosidad un poco chusma, desarrollado por su hobbie de analizar el comportamiento de sus vecinos cuando se aburre en su casa. Eso termina siendo siempre fundamental para resolver sus casos.

Las novelas policiales tienen, entre muchos otros beneficios, la característica de garantizar casi siempre un momento entretenido, atrapante. Todo lo que escribió Agatha Christie agarra de las pestañas a quien lee y lo mantiene al filo de la almohada hasta la última página. En forma de videojuegos, en películas clásicas y también nuevas, rebozando las mesas de saldo y en libros digitales, la oferta es amplia y siempre resulta una apuesta segura. Nunca falla. Ideal para las vacaciones.

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