En el mes de su nacimiento, una buena oportunidad para revisitar los relatos de Woody Allen : “Cómo acabar de una vez por todas con la cultura”

El reconocido cineasta llegó a sus ochenta y siete años como una de las figuras más originales del cine en la segunda mitad del siglo XX. Además, comediante, actor, dramaturgo y escritor.

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En su día, un libro: "Cómo acabar de una vez por todas con la cultura". AFP.
En su día, un libro: "Cómo acabar de una vez por todas con la cultura". AFP.

En 2020, cuando alcanzó los 85 años, Woody Allen le presentó al mundo el registro de sus memorias con la publicación del libro autobiográfico A propósito de nada (Apropos of nothing), en medio del recordartorio por la lluvia de escándalos y acusaciones de abuso sexual en su contra que durante varios años lo mantuvieron en el ojo del huracán. Allen venía de dirigir su película más reciente, Rifkin’s Festival, que inauguró la edición de ese año del Festival de Cine de San Sebastián. La recepción del libro fue inmediata. Ya fuera por admiración o por morbo, los lectores en todo el mundo querían saber qué tenía por decir el legendario cineasta.

Para muchos, esta fue la puerta de entrada para descubrir de lleno al director y sus múltiples facetas. No todo el que ha visto las películas de Woody Allen sabe que también ha escrito obras de teatro y libros de relatos. De hecho, fue así como comenzó su recorrido en la comedia.

Su primera pieza de teatro apareció en 1960, con el título De la A a la Z, y el primer libro de relatos, Sin plumas, se publicó en 1976. Desde entonces, ha escrito y publicado alrededor de una veintena de libros y obras teatrales.

(Shutterstock)
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Uno de sus libros más conocidos es Cómo acabar de una vez por todas con la cultura, publicado originalmente en inglés bajo el título Getting Even, a partir de una serie de textos que hicieron parte de una columna que Allen escribía por encargo en The New Yorker, entre 1966 y 1971.

La edición en español corrió por cuenta del sello Tusquets, que publicó el libro por primera vez en 1974, con la traducción de Marcelo Covian, y lo distribuyó por toda España. Con la segunda edición, un año después, el libro comenzó a llegar a otros países de habla hispana y tuvieron que hacerse alrededor de diez ediciones más, entre aquel año 74 y 1981.

Al interior de estas páginas, los lectores se encontrarán con algunos de los textos que Allen escribió en ese tiempo con el ánimo de ridiculizarlo todo: el cine, la literatura, la religión, la educación, la vida. Entonces, habrá espacio para burlarse de la rigurosidad de las biografías con el texto sobre el conde de Sándwich, por ejemplo, quien durante mucho tiempo hizo hasta lo imposible para patentar el platillo, poniendo el jamón afuera del pan, usando tres rebanadas de pan, carne al medio, o lo que fuera para ser aceptado en la sociedad de intelectuales y dejar así su valioso aporte a la humanidad; la burla a las películas de terror también está presente con la historia de este Drácula que, en medio de un despiste, sale a la calle durante un eclipse solar y de repente debe buscar un refugio. Termina ocultándose en un armario hasta que se hace de noche.

Son cerca de diecisiete relatos de este tipo en los que Allen se dedica a boicotear por completo el concepto de la cultura. Habla de Sigmund Freud, prácticamente le lanza un pastel a la cara, del cine de Ingmar Bergman, de Gertrude Stein, de Dostoiesvki y de Dios, entre otras cosas. Lo sabe absolutamente todo, desde lo que debe conocerse de psiquiatria hasta filosofía kantiana, política y crimen organizado. El recurso que utiliza es el de tomar el tema y revolcarlo hasta llevarlo a su faceta más absurda, apoyándose en su característico humor.

Portada del libro "Cómo acabar de una vez por todas con la cultura", de Woody Allen, en la edición de Tusquets. (Foto: AbeBooks).
Portada del libro "Cómo acabar de una vez por todas con la cultura", de Woody Allen, en la edición de Tusquets. (Foto: AbeBooks).
Musicología III: El Grabador o Magnetófono. Se enseña al estudiante a tocar “Cielito lindo” en su flauta de madera; rápidamente progresa hasta llegar a los conciertos Brandeburgueses. Luego, lentamente, vuelve a “Cielito lindo”. Cultura musical: Para”oír” correctamente una gran obra musical, se debe: (1) saber el lugar de nacimiento del compositor, (2) ser capaz de distinguir un rondó de un scherzo y probarlo con la acción. La actitud es importante. Sonreír significa malos modales, a menos que el compositor haya querido que su música fuera graciosa, como en el caso de Till Eulenspiegel que contiene numerosas bromas musicales (aunque el trombón se lleva los efectos más cómicos). Asimismo, el oído debe estar entrenado, ya que se trata de un órgano que se despista con gran facilidad. La gente suele tener poco oído. Según como se colocan los auriculares estereofónicos es como si tuvieran una nariz en el lugar de la oreja. Otros temas incluyen: la pausa de cuatro compases y su potencial como arma política (Fragmento, Boletín de cursos de primavera).

Tras ser expulsado de la Universidad de Nueva York y del City College, Allen se dedicó a escribir para la radio y la televisión. Luego descubriría en el cine y la palabra escrita una forma mucho más eficaz para ejercer su vocación: hacer reír.

 AFP 163.
AFP 163.

En 2022, Woody Allen ha llegado a los 87 años y su humor sigue tan afilado como entonces. Si bien ya no ve el cine con los mismos ojos de antes, y ha comentado que le cuesta entender las nuevas formas, sigue trabajando. En noviembre terminó el rodaje de su proyecto más reciente, en París, su película número 50 y la primera en lengua francesa. “Siempre soñé con ser un cineasta europeo”, dijo en una entrevista.

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