“Soy el hombre que han construido los que he besado”: Chris Pueyo habla sobre su nuevo poemario

‘Hombres a los que besé’ es un libro en el que su autor se desnuda desde su infancia ante el lector. Infobae Colombia conversó con él acerca del proceso

Compartir
Compartir articulo
Chris Pueyo presenta su libro 'Hombres a los que besé' en la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBo).
Foto: Corferias Bogotá.
Chris Pueyo presenta su libro 'Hombres a los que besé' en la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBo). Foto: Corferias Bogotá.

Para escribir de amor, Chris Pueyo empezó por contar las heridas de su niñez: su nuevo libro, ‘Hombres a los que besé', es la prueba de ello. El poemario revela los tres amuletos del autor, crecer, besar y perdonar. Tal como lo dijo Elvira Sastre en el prólogo de esta obra, “solo un adulto es capaz de convertir la oscuridad en una cueva en la que refugiarse y hacer de una infancia complicada un cuento con el que dormirse cada noche”.

El novelista y poeta español llegó a Colombia para presentar este poemario en el marco de la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBo). Infobae Colombia conversó con él sobre ‘Hombres a los que besé', en el que queda al desnudo desde la infancia hasta la actualidad.

Infobae Colombia: ¿Por qué empiezas por la infancia si quieres hablar de amor?

Chris Pueyo (C.P.): ¿Qué no comienza en la infancia? Por mucho que vayamos a hablar de amor, de la muerte, del miedo, de la ilusión, nacimos y ese fue nuestro comienzo. Nacer es comprender que esta vida es una trampa, resbalas por una rampa y te obligan a crecer.

Entonces decidí que el libro tendría sentido por el principio, porque lo que yo quiero contar con ‘Hombres a los que besé' es que eran ocho y que no tenían un problema como yo me creía. Era yo, desde mi infancia, que arrastro una medusa que me atormenta. Es algo que no funciona dentro de mí lo que ha hecho que bese a tantos hombres hasta llegar a entender que yo soy el hombre final; soy el hombre que han construido los que he besado.

Infobae Colombia: El poemario tiene ocho cartas dedicadas a esos hombres que besaste, pero antes hay un poema llamado ‘Verde Guadalquivir’ y dices que el primer beso de todos es de tu padre ¿Por qué?

C.P: La poesía nos permite hacer magia, porque en realidad yo nunca conocí a mi padre. Entonces, una vez soñé con él y esto es lo que cuenta el poema: cómo mi padre se acerca, se sienta en mi cama, se quita los zapatos y me da un beso.

Es que tú estás dando con la clave constantemente, en plan de por qué empecé con la infancia y es porque antes no hubo ningún hombre que me besó. Entonces, claro, tenía que hablar de esto para llegar al momento en el que yo besé a esos hombres o al menos yo lo sentía así.

Infobae Colombia: Cuando llegas a la parte en la que escribes de amor y también del desamor, ¿cómo es eso para ti?

C.P: Depende del poema, la verdad, porque para mí cada poema es un sentimiento completamente diferente o incluso varios al mismo tiempo. Yo creo que el amor tiene muchas caras. Te puedo decir: “qué bien te recuerdo, qué bien me hiciste y no me di cuenta”, como te puedo decir “qué te jodan”. Entonces también estamos hablando de un no amor en el libro, por mucho que bese hombres.

Infobae Colombia: ¿Por qué hablar de amor entonces?

C.P: Me parece importante hablar de amor en estos tiempos en los que todo el mundo te dice: “quiérete a ti mismo”. Cuando todos aprendemos a querernos a nosotros mismos, que ya estamos un poco en el proceso, ¿cuándo empezamos entonces a querernos entre nosotros?

Yo tengo esa duda, si todos nos queremos tanto a nosotros mismos, nos vamos a convertir en una cosa horrible y vamos a ser todos súper egoístas. Entonces yo pienso que hay que hablar de amor.

Infobae Colombia: ¿Y eso cómo encaja con el público juvenil que suele leerte?

C.P: Es muy bonito porque ¿cuándo vives el primer amor?, ¿qué amor no se olvida nunca? El juvenil, el primero, el sincero, el que canta la oreja, el que nunca olvidas; el verdadero. Aunque, tampoco es cierto del todo, porque luego vives amores que se transforman y dices “ostras, sí que podía volver a sentir esto”.

Infobae Colombia: Y si el amor tiene esta contradicción, ¿por qué dices que “crecer es una trampa”? Cuando en el mismo libro también sugieres enamorarnos de la vida.

C.P: Porque no te queda otra. La realidad es que crecer es descubrir cosas; descubrir cosas es decepcionarse; decepcionarse es tener que perdonarte a ti mismo y perdonarte a ti mismo es una movida. Entonces, si vas uniendo todo esto, tenemos dos opciones: morirnos o no morirnos. Hemos nacido, hemos caído en la trampa, tenemos que caer en la trampa y vamos a llegar hasta el final.

Al menos vamos a buscar un motivo para despertarnos todos los días, porque para mí eso es la poesía o incluso la literatura en general. Pienso que crecer es una trampa y pienso que no hay nada más triste que lo que debería ser feliz y no lo es, como, por ejemplo, una infancia.

Infobae Colombia: ¿Y por qué mostrarlo? En el libro hay un poema titulado ‘Trece maneras de quitarse la ropa’ y lo presentaste desde el amor, pero también lo relacionas con tu editorial. ¿Cómo “te quitas la ropa” sabiendo que te van a leer así de desnudo?

C.P: Yo creo que el secreto es que nunca me lo he creído del todo, que me fueran a leer tan desnudo. Si yo llego a saber, te lo prometo, si yo llego a saber la magnitud que alcanzaría probablemente en vez de desnudarme, hubiese hecho un striptease para quedar mejor. Pero en realidad, yo creo que el acto de desnudarse habla mucho más de tu intimidad que del valor.

Infobae Colombia: Hablando de la intimidad, en uno de tus poemas también aseguras que podemos alejarnos de todo menos de lo que llevamos dentro. ¿Eso es la poesía para ti?

C.P: Sí, porque yo necesito descubrir la herida y el diagnóstico para mí es la literatura y escribir. He tenido la gran suerte que de repente, la literatura, además de mi vocación, ha sido mi profesión, mi terapia y vivo de esto. Entonces es muy evidente. Por mucho que corras, por mucho que te escapes, por mucho que vayas a hacia una dirección, vas con tu cabeza encima, vas o vas con tu corazón dentro. Entonces, a veces el secreto no es correr, es pararse.

SEGUIR LEYENDO: