Stephanie de Mónaco cumple 55: la vida de “la princesa rebelde” marcada por escándalos, amores desdichados y tragedias

Podría haber tenido una vida llena de glam, viajes y fiestas… pero al mismo tiempo monótona y aburrida. No fue así. La menor de los hijos de Rainiero y Grace Kelly nunca fue una princesa convencional. Acumuló romances, infidelidades, titulares de la prensa amarilla y el dolor de haber estado en el centro de la escena cuando su madre murió en un accidente automovilístico

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Nació el 1 de febrero de 1965. La bautizaron Stephanie Marie Isabelle Grimaldi. Fue la mimada de sus padres Rainiero III y Grace Kelly, y la "princesa rebelde" de Móanco (EFE)
Nació el 1 de febrero de 1965. La bautizaron Stephanie Marie Isabelle Grimaldi. Fue la mimada de sus padres Rainiero III y Grace Kelly, y la "princesa rebelde" de Móanco (EFE)

Ya no es más la princesa rebelde que las cámaras de los fotógrafos persiguen sin tregua para luego vender por miles de dólares sus escandalosas fotos a los medios. También es cierto que hoy no sorprendería demasiado que una “princesa de verdad” tenga amoríos con un domador de elefantes, viva en una casa rodante y tenga, sin casarse, varios hijos de distintos padres plebeyos.

Stephanie fue una pionera y una verdadera acróbata en el tema de saltarse las reglas. Escultural, bella e insolente se permitió derribar las normas que el palacio pretendía que cumpliera.

Stephanie se cansó de ser la princesa rebelde (Shutterstock)
Stephanie se cansó de ser la princesa rebelde (Shutterstock)

Hoy, 1 de febrero, cumple 55 años. Ha pasado el tiempo y la princesa ya es una señora, tiene tres hijos -de 27, 25 y 21- y en cualquier momento podría ser abuela.

Pero antes de la imagen que vemos hoy corrió mucha agua bajo los puentes de Mónaco. Y las navegaremos de la mano de los recuerdos.

Nace una rebelde

Corría el año 1965 cuando la bellísima Grace Kelly y el Príncipe Rainiero III tuvieron a su tercera y última hija en el Palacio de Mónaco. La bautizaron Stephanie Marie Isabelle Grimaldi.

El casamiento de Grace Kelly y el príncipe Rainiero (Shutterstock)
El casamiento de Grace Kelly y el príncipe Rainiero (Shutterstock)

El casamiento de sus padres había sido la noticia del siglo: la estrella norteamericana ganadora de un Oscar y dos Globos de Oro, dejaba la actuación a los 26 años para ser princesa en la vida real. Fue justamente grabando en la Costa Azul una película de Alfred Hitchcock que conocería, en 1955, al príncipe Rainiero III. Estaban haciendo fotos para una revista en uno de los castillos de los Grimaldi cuando el soberano se dejó caer. Los presentaron y las flechas quedaron lanzadas.

El romance terminó de concretarse con el casamiento civil el 18 de abril de 1956 y, el religioso, al día siguiente. La actriz del momento se había casado con el soberano del principado de Mónaco. El cuento de hadas se hacía palpable realidad.

La familia real en el Palacio: Rainiero Grace y sus tres hijos, Alberto, carolina y Stephanie (Shuttersotck)
La familia real en el Palacio: Rainiero Grace y sus tres hijos, Alberto, carolina y Stephanie (Shuttersotck)

El 23 de enero de 1957 nació la primogénita, Carolina, y el 14 de marzo del año siguiente, Alberto (actual príncipe gobernante de Mónaco). Siete años después llegó Stephanie. La “cuna” en la que nació la menor era perfecta: un palacio en un enclave soñado de Europa, una familia bien avenida y la mejor educación. Rodeada, además, de celebridades del cine, miembros de la realeza y personas poderosas. Estudió en Mónaco y en París y completó su educación con danza clásica y piano. Compitió en gimnasia y en equitación y aprendió a hablar fluidamente el francés, el inglés y el italiano.

Pero los moldes de la realeza que la encorsetaban eran para Stephanie muy ajustados. La incomodaban y la hacían sentir aprisionada. Creció rebelándose contra los protocolos: quería ser ella misma y sacar los pies del plato cuando le diera la gana. Ponía malas caras a la prensa que los acosaba desde niños e intentaba escapar de las ataduras como fuera posible.

Un confuso accidente

A sus 17 años, un hecho inesperado y trágico le cambiaría la vida por siempre.

La mañana del 13 de septiembre de 1982 Grace se levantó con sus clásicas migrañas, pero era un día muy importante: su hija Stephanie tenía pautadas unas sesiones de estilismo en la Maison Dior, en París, y quería acompañarla. Además, la adolescente debía volver a clases.

El lugar del accidente donde la princesa Grace de Mónaco perdío la vida. Viajaba junto a Stephanie de 17 años, cuando el auto se precipitó en un barranco el 13 de septiembre de 1982 (AP)
El lugar del accidente donde la princesa Grace de Mónaco perdío la vida. Viajaba junto a Stephanie de 17 años, cuando el auto se precipitó en un barranco el 13 de septiembre de 1982 (AP)

La noche anterior habían discutido fuertemente. Grace le había reprochado sus expulsiones de diferentes colegios y su permanente rebeldía. Pensó que el viaje juntas aflojaría tensiones. Tenían tickets de tren para ir de Mónaco a la capital francesa. Estaban en su casa de campo así que el chofer les alcanzó el auto y ofreció llevarlas. Grace insistió en que manejaría ella así cabía todo el equipaje que tenían. Cargaron vestidos y trajes en el automóvil Rover P6 3500 dorado y salieron de Roc Agel. Encararon la sinuosa ruta de la Turbie, por la carretera 53, conocida como El camino del Diablo por sus curvas y contracurvas. Un camión iba tras ellas y de pronto observó que el auto hacía varios zigzags para luego retomar velocidad y desbarrancarse unos 40 metros hasta aterrizar estrepitosamente sobre un terraplén.

Eran las 9.54 de la mañana.

La familia monegasca durante el funeral de Grace Kelly (Reuters)
La familia monegasca durante el funeral de Grace Kelly (Reuters)

Un granjero, Sesto Lecchio, testigo del accidente contó que cuando llegó al auto ayudó a salir a Stephanie… del lado del conductor. Y agregó que ninguna de las dos mujeres llevaba puesto el cinturón de seguridad.

Pero eso, decían los rumores, el hombre había sido silenciado para evitar el escarnio que caería sobre los Grimaldi: Stephanie no poseía carnet de conducir porque era menor de 18. Los peritajes sobre el auto nunca se hicieron públicos, pero lo cierto es que el hecho de que Stephanie saliera por esa puerta no probaba que hubiese conducido. Stephanie le explicó a Carolina que su madre gritaba que no podía frenar el auto y que ella había tirado con fuerza, pero inútilmente, del freno de mano. Esto es por lo menos lo que relata Jeffrey Robinson en su libro Rainiero y Grace: un retrato íntimo.

Cuando llegaron los rescatistas al lugar del accidente Grace estaba consciente y fue transportada con urgencia al hospital. Esa noche tuvo otra hemorragia y la mañana del 14 de septiembre entró en coma. Quizá, dijeron luego, se habían equivocado no llevándola a un centro de mayor complejidad. Cuando los cirujanos quisieron abrirle el cráneo para intentar descomprimir el cerebro, Grace ya estaba con muerte cerebral: las máquinas la mantenían artificialmente con vida. Decidieron desconectarla. A las 22.30 fue declarada muerta. Tenía solo 52 años. Tres menos de los que Stephanie cumple por estos días.

“En la caída perdí la conciencia (...) Tenía miedo que el auto explotara. Sabía que debía salir del auto y hacer salir a mi madre, abrí la puerta”, dirá Stephanie al periodista Bertrand Tessier años después.

Carolina y Stephanie. A la menor de los Grimaldi los rumores empezaron a acorralarla después del fatal accidente: se señalaba que ella estaba al volante y que el principado había ocultado la información. La señalaban como culpable de la muerte de su madre (EFE)
Carolina y Stephanie. A la menor de los Grimaldi los rumores empezaron a acorralarla después del fatal accidente: se señalaba que ella estaba al volante y que el principado había ocultado la información. La señalaban como culpable de la muerte de su madre (EFE)

Los rumores empezaron a acorralarla. Stephanie, que debía llevar cuello ortopédico por la fractura de una de sus vértebras durante el accidente, empezó a ser señalada como la que iba manejando, la culpable. Las versiones sobre ella se acrecentaron cuando no asistió al funeral de su madre.

En 1989, en una entrevista, protestó por esos comentarios malévolos: “Hay mucha presión sobre mí, porque todo el mundo dice que yo conducía el coche, que es mi culpa, que he matado a mi madre… No es fácil cuando tienes que vivir eso con 17 años”.

En 2002, en la revista Paris Match, volvió a tocar el tema que tanto la afecta: “No solo tuve que pasar por el horrible trauma de perder a mi madre a una edad muy joven, sino también estar a su lado en el momento del accidente. Nadie puede imaginar lo mucho que he sufrido y sigo sufriendo”. Y al periódico The Guardian le explicó: “La puerta del pasajero estaba totalmente destrozada. Salí por el único lugar accesible que era la puerta del conductor”.

Pasarían 30 años hasta que el periodista Bertrand Tessier pudo investigar y neutralizar un poco aquella teoría. Encontró a Roger Bencze, el capitán de la gendarmería de la época que le aseguró que la conductora del vehículo era la princesa Grace. Además, estaba el testimonio de otro gendarme que las había visto 10 minutos antes: Grace iba al volante.

De todas formas, las dudas persisten hasta hoy y muchos consideran que fue un accidente al menos confuso.

¿Amores inconvenientes?

Los años que siguieron a la muerte de Grace Kelly fueron más que inquietos para Stephanie. La princesa, que era la debilidad de su padre, hacía lo que se le antojaba: tatuaba su cuerpo (los tatuajes eran entonces muy poco frecuentes), hacía topless, protagonizaba amoríos que escandalizaban...

Estefanía de Mónaco y Paul Belmondo
Estefanía de Mónaco y Paul Belmondo

El primer romance público de Stephanie fue con Paul Belmondo, corredor de autos e hijo del actor Jean Paul Belmondo. Vivieron juntos en París durante dos años mientras ella trabajaba diseñando para la maison Dior. Paul sería reemplazado, de un día para otro, por el hijo de otro actor: Anthony Delon.

Steph fue fotografiada con Anthony y Belmondo, traicionado, se retiró de la escena. Pero la volcánica relación con Anthony duró un suspiro. En menos de un mes todo había volado por los aires. No había lugar para arrepentimiento ni tristeza en el corazón de la princesa, solo había espacio para más romances, que preocupaban a su padre y alegraban a los paparazzi: el piloto de Fórmula 1 Stefan Johansson; el fotógrafo Francois Darmigny; los actores Christopher Lambert, Rob Lowe, Jean Claude van Damme y Mickey Rourke; el aristocrático John John Kennedy; el productor discográfico Ron Bloom... Con este último llegó a mudarse a Los Ángeles.

Cuando comenzó salir con el empresario de la noche Mario Oliver (cuyo nombre verdadero era Mario Jutard) Steph tenía 22 años. A la prensa le dijo que quería compartir su vida con él. Este oscuro personaje había sido condenado por violación y era dueño de la famosa discoteca Vértigo de Los Ángeles. Aun así llegaron a construirse una casa en las Islas Canarias. Para alivio de Rainiero III el amor no prosperó.

Stephanie no paraba. Era la delicia de los paparazzi que tenían con ella siempre material disponible y muy codiciado a mano.

Junto a Daniel Ducruet (EFE)
Junto a Daniel Ducruet (EFE)

Por esa época apareció también en su vida el estafador cazafortunas Jean Yves Le Fur. No duraría mucho esa relación porque el guardaespaldas de Stephanie, Daniel Ducruet, logró conquistar el corazón indomable de la hija de Rainiero durante una gira musical por Latinoamérica. Era la época en que Stephanie se dedicaba a la música y grababa canciones. La novedad salió a la luz unas semanas después, cuando unas fotos de ambos en Portugal fueron publicadas por la revista Paris Match.

Las tensiones en el palacio esta vez fueron intensas. Al ver impreso a todo color el nuevo romance de su hija menor Rainiero le suspendió inmediatamente la mensualidad de 20 mil dólares.

Pero ella dio, como siempre, un paso más. Los abismos no le producían ningún miedo.

El episodio Ducruet

Stephanie no capituló ante su padre y quedó embarazada del guardaespaldas Ducruet. Necesitados de fondos no les tembló el pulso para venderle la exclusiva de su primer embarazo a la prensa. Y Louis nació en 1992 en medio de terribles turbulencias familiares. Hacía dos años otro accidente había golpeado a la familia: el marido de Carolina. Stefano Casiraghi, se había estrellado con su lancha corriendo el mundial offshore en Montecarlo.

Fue precisamente Carolina la que se preocupó e intercedió frente a su padre para conseguir el perdón para Stephanie y devolverle el sostén económico. Rainiero exigió para ello que no se casara con Ducruet, así podría asistir sola a los actos oficiales: los Grimaldi no querían ningún trato con él.

Pero Stephanie se embarazó de nuevo y, en 1994 nació Pauline Ducruet. Fue así que quebró la voluntad de su padre quien, finalmente, aprobó el casamiento.

La tapa de la revista Interview con la infidelidad de Ducruet con "Miss Senos Desnudos Bélgica". Además del escándalo, se descubrió que la mujer había engañado al marido de Stephanie para sacarle dinero: fue su  novio fotógrafo quien tomó las imágenes
La tapa de la revista Interview con la infidelidad de Ducruet con "Miss Senos Desnudos Bélgica". Además del escándalo, se descubrió que la mujer había engañado al marido de Stephanie para sacarle dinero: fue su novio fotógrafo quien tomó las imágenes

El 1 de julio de 1995 se celebró la boda en la residencia Grimaldi con la ausencia de Carolina. La hermana mayor estaba en desacuerdo con los pasos que seguía dando Stephanie. Además, desde que había enviudado, estaba refugiada con sus hijos en Aix en Provence: no quería ir a semejante boda y ser el centro de las miradas. En la ceremonia no hubo más que un fotógrafo oficial. Los de prensa estuvieron prohibidos por expreso pedido de Rainiero.

La princesa y su guardaespaldas se casaron. Pero el olfato del padre no estaba errado. Las cosas no funcionarían y Ducruet mostraría en breve la hilacha que Rainiero tanto sospechaba.

El 28 de agosto de 1996, 14 meses después de la boda, las revistas Paris Match e Interviú y varios tabloides italianos publicaron unas fotos que le compraron al fotógrafo Stéphane de Lisiecki y que habían sido tomadas en una casona de Villefranche, cerca de Niza. En esas imágenes se veía a su yerno Ducruet haciendo el amor en una piscina con una pulposa amante. La mujer era “Fili” Mol-Hauteman, Miss Senos Desnudos de Bélgica, quien también trabajaba de prostituta.

Después se sabría que todo había sido una trampa económica en la que Daniel Ducruet cayó sin red... El fotógrafo era nada menos que el novio de la joven desprejuiciada de 26 años y por esas fotos habrían facturado -se dijo- unos 35 millones de dólares. El fotógrafo se había subido al techo de la casa desde donde capturó, cuadro por cuadro, todo lo que ocurría en esa pileta.

Carolina nunca aceptó a Ducruet, pero Alberto eligió el silencio. Sus hermanos la apoyaron cuando Stpehanie quedó devastada por la traición de su marido (Foto: AP)
Carolina nunca aceptó a Ducruet, pero Alberto eligió el silencio. Sus hermanos la apoyaron cuando Stpehanie quedó devastada por la traición de su marido (Foto: AP)

Se desató un escándalo mundial de proporciones irremontables. Ducruet escapó inmediatamente a Marruecos. Para cuando volvió el divorcio estaba cocinado. El bochorno de que Ducruet saliera desnudo y teniendo relaciones sexuales había sido espantoso y demasiado mediático para soportar. Stephanie, desilusionada y angustiada, compró la parte del Restaurante Replay, que compartían con Ducruet en Mónaco. Esta vez, le habían asestado un golpe que la dejó sin aliento.

Ducruet, un año después, buscando fondos, publicaría un libro al que llamó Carta a Stephanie, donde contaba con lujo de detalles todo lo ocurrido en Villefranche. Una traición sobre otra. Con lugares comunes y giros sentimentaloides él narraba lo que nadie querría escuchar de su propia historia. Y, por supuesto, en esas páginas se justificaba diciendo que aquel día había sido drogado, que le habían puesto algo a su champagne y que su conducta era producto de ello. Agregó también un condimento dramático y sospechosamente oportuno: que el día que aparecieron las fotos había querido suicidarse, pero que se había contenido por sus dos hijos.

Domadores de fieras

Increíblemente, en 1998, Stephanie volvió a embarazarse de otro guardaespaldas. El hombre era ahora Jean Raymond Gottlieb. La pareja no se consolidó, pero cuando Camille nació él la reconoció. Al ser hija extramatrimonial Camille no integra hoy la línea de sucesión al trono de Mónaco. Curiosamente es la más parecida a Grace Kelly de las nietas y es una celebridad en ascenso: en Instagram, Camilloush, tiene unos 63 mil seguidores. La it girl es toda una influencer real.

Luego de tener a Camille, Steph se volvió a enamorar, en 2002, de un domador de elefantes llamado Franco Knie, que era dueño de uno de los espectáculos circenses más importantes del mundo. Famoso en su rubro era un hombre económicamente poderoso: poseía 150 vehículos y hasta un zoo propio.

Stephanie volvió a formar pareja con Franco Knie, un domador de elefantes que era dueño de uno de los espectáculos circenses más importantes del mundo. Famoso en su rubro era un hombre económicamente poderoso: poseía 150 vehículos y hasta un zoo propio (Reuters)
Stephanie volvió a formar pareja con Franco Knie, un domador de elefantes que era dueño de uno de los espectáculos circenses más importantes del mundo. Famoso en su rubro era un hombre económicamente poderoso: poseía 150 vehículos y hasta un zoo propio (Reuters)

Stephanie se mudó a un tráiler que bautizaron ¿irónicamente? Palace, en el que ella compartía su vida ambulante con sus tres hijos. Tenía calefacción, heladera, aire acondicionado, agua caliente… un verdadero palacete sobre ruedas que le armó su potentado novio adiestrador de elefantes asiáticos. Pauline, la menor de sus hijos con Ducruet, participaba también en los espectáculos con los elefantes para escándalo de toda la realeza europea que miraba sus arrebatos y cambios con temor. En escena, la pequeña de 8 años, era sostenida por la trompa del paquidermo o se dejaba poner encima la enorme pata gris. ¿Exponía a su hija al peligro? ¿Qué necesidad tenía Stephanie de llegar a eso? Stephanie ocupaba, otra vez, el centro de atención.

Pero este romance con Knie -quien estaba en proceso de separación de su mujer Claudine- terminó abruptamente con el pedido de divorcio de su mujer. El dinero es el dinero. Stephanie diría al semanario Paris Match, para justificar sus incursiones en el mundo circense: “El sueño secreto de mi padre era ser director de un circo. De él heredé su pasión”. La relación había durado 18 meses.

En 2003, Stephanie se involucró con un empleado del domador de elefantes, el acróbata portugués llamado Adans Lopez Peres, diez años menor que ella. Otra vez creyó en el amor eterno.

La  Princesa siempre encontró algo aburrida la vida de la realeza y se  dedicó a hacer distintas actividades. Trabajó como cantante, diseñadora  de ropa, modelo y hasta se animó a ser artista de circo (Reuters)
La Princesa siempre encontró algo aburrida la vida de la realeza y se dedicó a hacer distintas actividades. Trabajó como cantante, diseñadora de ropa, modelo y hasta se animó a ser artista de circo (Reuters)

Se casaron en un pequeño pueblo suizo y la princesa dio el sí en zapatillas, remera blanca y jeans. Rainiero soportó una vez más y recibió a su consuegro, un payaso llamado Salvador. Parecía una comedia. Los tres hijos de la novia estuvieron presentes improvisando un cortejo inaudito. El novio, un joven plebeyo sin hijos todo vestido de negro, había vivido hasta los 12 años en un circo. Los ojos de las familias reales del continente estaban puestos, con disimulo, en los avatares que enfrentaba Rainiero.

El casamiento duró menos de un año porque devino en otro desastre anunciado.

La búsqueda del amor de la heredera no termina allí, pero desde entonces ha sido mucho menos movida. Solo se sabe que en 2005 tuvo un affaire con el cantante Merwan Rim y que, en 2006, la revista italiana Oggi la mostró con un hombre llamado David. Nada más hay publicado sobre el tema, lo que no quiere decir que Stephanie no siga despertando pasiones.

Una madre presente

Stephanie vivió a la sombra de sus hermanos Carolina y Alberto. Ella no quería el rol protagónico, huía de los vestidos vaporosos y los eventos glamorosos. Su rol como madre, a medida que fue madurando, se empezó a tomar bastante más en serio.

El 6 de abril de 2005 murió su padre lo que para ella supuso otro duro revés de la vida: “Dio la casualidad que mi papá era príncipe y yo su hija… pero para mí era solo papá”.

Louis Ducruet, Pauline Ducruet y Camille Gottlieb. Los hijos de la princesa son su gran soporte (Reuters)
Louis Ducruet, Pauline Ducruet y Camille Gottlieb. Los hijos de la princesa son su gran soporte (Reuters)

Harta, en un reportaje en 2015 para la revista Vanity Fair en su versión española, sostuvo: Dejen de llamarme la princesa rebelde, ¡basta ya! ¡Se quedaron anclados en los años 80! No soy esa persona. No me adapto al lado glamoroso de la monarquía. Eso no es para mí (...) No soy ese cliché. Me considero ante todo madre, tengo tres hijos que he criado yo misma y seré abuela algún día, seguramente pronto. Es hora de que sepan quién soy hoy y que conozcan cómo vivo (...) Lo único que hago es aprovechar mi notoriedad para cambiar las cosas y ayudar (...)”.

Está claro que son sus hijos el bastión en el que puede refugiarse.

Camille, la menor, estudia comunicación en Niza. Es la que vive más cerca de su madre it girl y muy parecida a su abuela Grace. Pauline, su hija del medio, siguió sus pasos con la moda. Estudio en la Parsons School de Nueva York y en París y trabajó para Vogue y en Vuitton. Es, además, eximia deportista (practica clavadismo y natación): fue parte de la delegación monegasca en los Juegos Olímpicos de la Juventud, en Singapur, en 2010. Para el Día de la madre hace dos años le escribió a su madre en la red Instagram: “Mamá, yo te amo tanto. Gracias por el amor infinito que me das cada día. Gracias por darme la sonrisa que te habla. Sos la persona más bella, la más generosa y fuerte que conozco. Te amo”. Pauline fue además quien diseñó el vestido de boda de la novia de su hermano Louis, quienes se casaron en julio pasado.

Louis Ducruet y su esposa Marie Chevalier en el balcón del Palacio junto a Stephanie, en el Día Nacional de Mónaco en noviembre de 2019 (REUTERS)
Louis Ducruet y su esposa Marie Chevalier en el balcón del Palacio junto a Stephanie, en el Día Nacional de Mónaco en noviembre de 2019 (REUTERS)

El casamiento de su hijo mayor Louis Ducruet (vivo retrato de su padre) con Marie Chevallier, la obligó a enfrentarse a la prensa nuevamente con un condimento superlativo: iba a estar junto al hombre que la humilló con su infidelidad. Era su reencuentro oficial, por primera vez desde su divorcio en 1996, con Daniel Ducruet ya vuelto a casar con otra mujer. Se abrazaron y todo fluyó. La paz sobrevoló, por un rato, a la familia.

Trabajo, fracasos y éxitos

Su vida laboral fue también un sube y baja. En 1983, después de recuperarse del accidente con su madre, comenzó un curso en Christian Dior, bajo la dirección del jefe de diseño Marc Bohan. En 1986 hizo trajes de baño con Alix de la Comble, abrió un café y una boutique de jeans en Mónaco. También fue imagen de la línea de belleza suiza La Prairie.

Ese mismo año produjo su primer single. La canción Ouragan (y su versión en inglés Irresistible) fueron éxitos internacionales: vendieron más de 2 millones de copias. Ouragan es uno de los discos sencillos más vendidos en Francia de todos los tiempos.

Stephanie de Mónaco, Ouragan

Luego se lanzó a realizar un álbum completo que vio la luz en 1991. Las ventas fueron decepcionantes y las críticas muy negativas. A pesar de la gira promocional que incluyó la actuación en el show de Oprah Winfrey. Stephanie decidió retirarse. Pocos supieron que había grabado In the Closet con Michael Jackson para su álbum Dangerous. La canción se convirtió en un éxito mundial y fue top ten en Estados Unidos. Pero Stephanie figuraba con el alias Mystery Girl... Su participación en esa canción no fue revelada hasta años más tarde.

Michael Jackson, In the closet

En 1989, lanzó también su propio perfume. Pero con el paso de los años comenzó a mostrarse preocupada por otros temas que la movilizaban más.

En 2003, Estefanía creó su propia asociación de mujeres para enfrentar al Sida. Y desde 2006 es la embajadora de un programa de Naciones Unidas sobre el Sida. El 26 de junio de 2010 inauguró la Casa de la Vida en Carpentras, Vaucluse, Francia, que ofrece ayuda psicológica y material a las personas que viven con esa enfermedad.

La Princesa Stephanie entrega la estatuilla de plata al grupo de acróbatos rusos The Pronin Troupe (AP)
La Princesa Stephanie entrega la estatuilla de plata al grupo de acróbatos rusos The Pronin Troupe (AP)

En 2013 el zoológico de Lyon iba a sacrificar a unos elefantes por enfermedad. Ella se conmovió y decidió hacerse cargo para salvarlos. Para muchos podría resultar paradójico haber trabajado en un circo y enarbolar la bandera de defensa de los animales. Ella no lo pensó de esa manera y logró su cometido.

Los tatuajes que lleva en su muñeca, espalda y tobillos son testigos de sus 55 años de vida intensa. Cero protocolo, mucha pasión.

Al fin y al cabo, la princesa encarnó un solo papel: aquel en el que se representa a sí misma. Porque desde que pisó la tierra Stephanie de Mónaco viene saboreando su existencia sin pedirle permiso a nadie.

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