
Era el año 2019 cuando David Jiménez, un malagueño de 26 años, decidió cambiar las calles y el clima de España por la vida en Vietnam. Ahora, a sus 33 años, es profesor de inglés en el sudeste asiático, y asegura que la calidad de vida es mucho mayor, al igual que sus ahorros, muy superiores a los que podía conseguir en su país natal.
“Se puede vivir con menos de 1.000 euros aquí”, afirma David en una entrevista concedida a Infobae España “Yo aquí puedo ahorrar bastante dinero... Hay meses que he podido ahorrar el sueldo mínimo de España. Eso allí es algo absolutamente impensable”, recalca.
La historia de David con Vietnam comenzó antes de su mudanza definitiva. Tras una estancia en Bangkok, quedó encantado con la región: “Me apasionó el estilo de vida, la comida, la gente, estos viajes cortos de una hora a otro país”, recuerda.
Pero fue la oportunidad laboral la que acabó por convencerlo. “Me dijeron que Vietnam necesitaba muchos profesores de inglés, porque se estaba desarrollando y estaban invirtiendo mucho en inglés. Y yo dije: ‘Vietnam es un país increíble, tiene playa, es superbonito y buscan profesores. Me voy’”.
No obstante, la adaptación no fue inmediata y los aspectos cotidianos, como el tráfico, fueron un verdadero choque cultural. “Es una de las peores cosas del país. Es un caos total, incluso peligroso si no te adaptas bien”, admite.
Y es que, como advierte David, “Vietnam no es un país para todo el mundo. El tiempo, la contaminación, los ruidos, el tráfico... Hay que venir con un plan, buena actitud y positivo”, recomienda.

La rutina de David, entre trabajo, deporte y ahorro
La vida diaria de David responde a la filosofía asiática: disciplina y organización. Sus días comienzan a las siete de la mañana. “Me ducho y me voy a una cafetería a beberme un café vietnamita”. Una hora después, coge su motocross y se va al colegio.
En el colegio privado donde trabaja, enseña inglés a niños de entre tres y seis años siguiendo el currículo de Cambridge. Su jornada se divide en dos turnos partidos, con una pausa de tres horas, que aprovecha para almorzar, ir al gimnasio o preparar actividades extracurriculares.
“Por la mañana doy mis clases de inglés, cantamos, bailamos… Después, vuelvo a casa, me hago mi almuerzo, voy al gimnasio o preparo alguna actividad. Por la tarde sigo con los niños y también tengo un pequeño negocio con actividades extracurriculares”, explica.
Pero es el aspecto económico uno de los principales atractivos de Vietnam: “Me organizo bastante bien, no tengo muchos vicios, ni fumo ni bebo alcohol. Lo que me gusta hacer es deporte, que es básicamente gratis”, dice.
Por ello, sus gastos son mínimos. Desayuna en casa, come en la calle “por uno, dos, tres o cuatro euros si quieres un sitio caro” y paga un alquiler muy asequible. Para compras importantes o visitas al dentista, espera a sus viajes a España, habitualmente en verano.

Adaptarse a la vida en Vietnam echando de menos “todo”
Encajar en la cultura vietnamita ha implicado cambios de hábitos y costumbres. Una de las tradiciones que más le ha impactado es la forma de entregar objetos importantes. “Me gusta mucho que los vietnamitas dan cosas, como dinero o algún papel necesario, con dos manos. Me parece supereducado y me encanta. Así que me he adaptado a esa cultura”.
También ha ajustado sus horarios de comida. “Ahora intento hacer los almuerzos un poco antes, que eso es más común aquí”. El deporte, especialmente el fútbol, se ha convertido en su principal vía de socialización.
“Juego al fútbol y tengo un equipazo. La mayoría son ingleses, del sur de África y vietnamitas. Tenemos una liga superbonita, entrenamos tres veces a la semana y los sábados vamos a jugar y a beber cerveza después”, comenta entre risas.
Aun con una vida estable, David reconoce la nostalgia por España: “Echo de menos todo: mi familia, mis amigos, la cultura de España, los bares, esos días largos para tomarme una cerveza y cenar con amigos… La comida, la música, el flamenco, la playa, Andalucía y mi Málaga”.
Consejos para quiénes están pensando en ir a Vietnam
David es un ejemplo de cómo muchos españoles buscan en el extranjero no solo oportunidades laborales, sino también la posibilidad de crecer personalmente, ahorrar y encontrar un equilibrio imposible en su país.
Para quienes contemplen emigrar al sudeste asiático, el profesor tiene un consejo claro: “Abre tu mente. Vietnam no es un país para todo el mundo… Animo a la gente a que vengan, que lo disfruten, que vean los pros y los contras y que ellos, como persona, digan si les merece la pena o no”.
Además, subraya la importancia de la profesionalización y de buscar un entorno donde se valore el trabajo. “Primero, que se preparen y sean profesionales en algo. Luego, busca un lugar donde se te dé valor, donde puedas ahorrar, viajar y sentirte libre”, señala.

En cuanto a sus planes personales, David prevé permanecer en Asia unos años más, quizá mudándose de Hanoi a Ho Chi Minh City: “Tengo 33 años y me gustaría estar aquí dos, tres o cuatro años más y después volver a España. Su calidad de vida no la hay en ninguna parte del mundo. El problema es la economía y los salarios bajos… Pero sí, volveré a España algún día”, reconoce.
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