Siempre se ha dicho que comer zanahoria mejora la vista. Según el medio especializado en oftalmología Vista Oftalmólogos, esto se debe, en parte, a un mito que se extendió después de que las Fuerzas Aéreas Británicas (RAF) atribuyesen su éxito derribando aviones de la Luftwafe a que sus soldados comían muchas zanahorias, aunque realmente se debía a un nuevo sistema de radar aéreo que debía mantenerse en secreto. Sin embargo, sí que hay cierta verdad en la afirmación: este tubérculo contiene betacaroteno, el pigmento natural que da color a las zanahorias y que el cuerpo utiliza para producir vitamina A.
Según un estudio de la Universidad de Duke, la deficiencia de esta vitamina provoca el deterioro de los fotorreceptores del ojo, afectando las capacidades de visión de quienes la padezcan: aunque no existe ninguna mejora en la visión de las personas que no sufran de esta deficiencia, aquellas personas que si la sufran se beneficiarán de una dieta que contenga alimentos ricos en betacaroteno.
Lo que si es cierto, sin embargo, es que incorporar zanahorias a la dieta puede tener muchos beneficios nutritivos, según informa el medio especializado en salud Healthline: además del betacaroteno, contienen una alta concentración de fibra, buena para el sistema digestivo; de vitamina K1, que promueve la correcta coagulación de la sangre y la construcción de tejidos y huesos saludables; de potasio, imprescindible para el correcto funcionamiento de los nervios y músculos, además de para el ritmo cardiaco; y de antioxidantes, que ayudan a proteger las células de su daño diario.
Además de nutritivas, tienen un bajo contenido en calorías: solo 34 por cada 100 gramos. Los efectos positivos en la salud con los que se vincula su consumo son varios, como reducir los niveles de colesterol y de las probabilidades de desarrollar cáncer. Pero, cuidado, como todo, en exceso, es malo: consumir demasiadas zanahorias puede provocar hipercarotenemia, volviendo la piel amarilla o anaranjada; y el consumo excesivo de vitamina A puede resultar tóxico y provocar náuseas, mareos, vértigo y vómitos.
Carbohidratos, fibra, y propiedades anticancerígenas
Los carbohidratos de la zanahoria (9g por cada 100g del tubérculo) toman la forma de azúcares y almidón, como la sacarosa y la glucosa, aportando además bastante fibra. A pesar de su contenido de azúcares naturales, su posición en el índice glucémico revela que son de los alimentos que menos elevan el nivel de azúcar en sangre después de su consumo, lo cual es especialmente beneficioso para las personas que padecen de diabetes.
Las zanahorias también tienen un alto contenido de fibra, aproximadamente 2,7 gramos por cada 100 del tubérculo. La fibra soluble más abundante es la pectina, un tipo de almidón. Este tipo de fibras ayudan a regular el nivel de azúcares en la sangre debido a que ralentizan su digestión. Además, también son beneficiosas para la flora y fauna intestinal, lo cual pude suponer un mejor estado de salud y un riesgo reducido de desarrollar enfermedades.
Además de los previamente mencionados betacarotenos, también contiene otros carotenoides beneficiosos para la salud, como el alfacaroteno, que también contribuye a la síntesis de vitamina A; la luteína, consumida generalmente para prevenir enfermedades oculares; el licoteno, con propiedades antioxidantes; los poliacetilenos, compuestos bioactivos que, según estudios recientes, pueden ayudar a prevenir la leucemia y otros cánceres; y antocioninas, con propiedades antioxidantes, antiinflamatorias, y anticancerígenas.
Aunque está claro que no es un alimento milagroso, su consumo frecuente puede mejorar la salud de las personas debido a su contenido nutricional que, al igual que el ajo, colabora en el mantenimiento de organismo con sus numerosos beneficios. No ayudan a ponerse moreno, por desgracia, pero, con todo lo que hace, ¿quién puede pedir más?