En Madrid sobran batas blancas: los médicos de familia y pediatras rechazan trabajar en la comunidad

El 83% de las plazas destinadas a los estudiantes de medicina que finalizan sus prácticas MIR quedarán vacantes después de que los sanitarios hayan rechazado incorporarse a la bolsa de la Comunidad de Madrid

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Protesta de médicos del Hospital 12 de Octubre de Madrid. (Asociación Médicos Unidos por sus Derechos)
Protesta de médicos del Hospital 12 de Octubre de Madrid. (Asociación Médicos Unidos por sus Derechos)

La sanidad pública de la Comunidad de Madrid da síntomas de agotamiento y prueba de ello son los recientes datos en el sector de la Atención Primaria, uno de los focos más intensos durante la legislatura de Isabel Díaz Ayuso, que aspira a revalidar el Gobierno el próximo 28 de mayo tras las próximas elecciones autonómicas.

En unos días finalizan su residencia 298 estudiantes MIR (219 de Medicina Familiar y Comunitaria y 79 de Pediatría), para los que se ofertaban 257 puestos. Lejos de que los sanitarios entraran en disputa por obtener las plazas, quedarán desiertas 215. Es decir, el 83% de los puestos no se cubrirán y esos sanitarios, formados en la Comunidad de Madrid, no aceptarán las condiciones de trabajo que se les ofrece.

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Tan solo aceptarán el puesto 41 médicos de familia y, el dato más sorprendente de todos, un pediatra. De esta generación de MIR solo se incorporará a las plantillas del Servicio Madrileño de Salud (SERMAS) un pediatra, por lo que quedarán desiertas 81 plazas.

La Gerencia de Atención Primaria de la Comunidad de Madrid, que hace unos meses cambió toda la cúpula por el enfrentamiento abierto con los médicos, intentó convencer a los sanitarios, por lo que 108 residentes de familia y seis residentes de pediatría fueron convencidos para entrar en bolsa. Pero una vez llegaron las ofertas, la inmensa mayoría declinó firmar sus contratos.

Sin financiación ni trabajadores, pero con listas de espera

Imagen de archivo de los médicos residentes (MIR) del Hospital Gregorio Marañón durante una huelga contra la Consejería de Sanidad de Madrid. (EUROPA PRESS)
Imagen de archivo de los médicos residentes (MIR) del Hospital Gregorio Marañón durante una huelga contra la Consejería de Sanidad de Madrid. (EUROPA PRESS)

Desde la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de Madrid (FADPS) no dudan en poner el peso de la culpa sobre la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso: “Se trata de la consecuencia lógica de la política de Ayuso, de deteriorar intencionadamente nuestro primer nivel asistencial. No se puede seguir empeorando las condiciones de los centros de salud y además acompañándolo con el insulto sistemático hacia los profesionales y esperar que estos quieran quedarse en la Comunidad”, aseguran.

La plantilla del personal sanitario del SERMAS mengua paulatinamente. Durante el estallido de la pandemia por coronavirus se aumentaron los equipos en los hospitales y centros de Atención Primaria, pero en marzo de 2022 se decidió no renovar todos los contratos temporales (conocidos como contratos covid), decisión que mandó a 6.000 sanitarios a la calle. En marzo de 2023 había 78.498 personas en plantilla por los 83.401 que había dos años antes.

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“Los profesionales prefieren marcharse a otras comunidades autónomas, mejor financiadas que la Comunidad de Madrid, sin déficit presupuestario, con equipos multiprofesionales bien dimensionados en todas sus categorías, con formación suficiente y respaldo jurídico”, aseguran desde Comisiones Obreras (CCOO).

Por muchas razones, la sanidad pública madrileña ha estado en el ojo del huracán. Es la región de España que menos euros invierte por paciente (1.300,55 euros), casi 300 euros por debajo de la media nacional, que se ubica en 1.679,26 euros. Hay regiones como Euskadi que invierten casi 2.000 euros por paciente (1.991), situación que genera enormes desequilibrios territoriales.

El sindicato Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (AMYTS) se ha mostrado muy crítica con estos últimos datos sobre contratación, que evidencian un problema crónico en la Comunidad: “Llevamos mucho tiempo poniendo ahínco en la crítica situación de la Pediatría de Atención Primaria y aportando soluciones. La huelga de Atención Primaria que protagonizaron durante casi cuatro meses los médicos de Familia y pediatras tenía como objetivo empezar a salvar los centros de salud. Se alcanzó un acuerdo para iniciar ese plan de choque, que está arrancando, pero también señalamos que se tenía que actuar con urgencia, algo que no se ha cumplido”, aseguran en un comunicado.

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