Santiago García Álvarez, rector de la UP: “Para la generación actual, el apoyo emocional es fundamental en su vida profesional y personal”

En diálogo con Ticmas, el rector del campus de la Ciudad de México de la Universidad Panamericana, reflexiona sobre los desafíos de las nuevas generaciones y el papel de la universidad en su formación humana y profesional

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Santiago García Alvarez, rector del campus de CDMX de la Universidad Panamericana, junto a los estudiantes que montaron la feria de exposiciones. Esta generación, dice, es más ansiosa que las anteriores y por eso han incluido un programa de acompañamiento
Santiago García Alvarez, rector del campus de CDMX de la Universidad Panamericana, junto a los estudiantes que montaron la feria de exposiciones. Esta generación, dice, es más ansiosa que las anteriores y por eso han incluido un programa de acompañamiento

La arquitectura del campus de la Ciudad de México de la Universidad Panamericana conjuga tradición y progreso: un edificio de 300 años —declarado patrimonio histórico de la ciudad— se integra armónicamente con un ala contemporánea modernísima. Entre estos espacios, hay un parque que ahora ha sido tomado por una feria de exposiciones, donde los estudiantes presentan y venden productos propios como parte de un desafío educativo que los impulsa a desarrollar y comercializar sus proyectos.

Santiago García Álvarez, rector del Campus México de la UP, recorre los stands y saluda a padres, estudiantes y docentes. Con una mirada reflexiva, García Álvarez observa los desafíos que enfrentan las nuevas generaciones en el ámbito educativo y los cambios que trae el entorno digital. “A veces se dice que esta generación tiene más deficiencias que las anteriores”, dice, “pero yo pienso que simplemente son distintas”.

Antes de viajar a Buenos Aires para participar en un seminario de la Universidad Austral, García Álvarez recibe a Ticmas para hablar de sus estudiantes, el valor de una formación integral y la vocación de la universidad para generar programas que impacten en sus alumnos y en la sociedad.

¿Cómo es el perfil del estudiante de la Universidad Panamericana?

—En términos generales, son personas con ganas de estudiar que saben que la Panamericana es una universidad de muy buen nivel académico; por lo tanto, saben que van a ser exigidos en el buen sentido de la palabra. Al mismo tiempo, tienen una formación humana. Nosotros tenemos un tronco común de materias de Humanidades que deben cursar en todos los semestres. Nuestra idea es que cualquier estudiante con capacidad, entusiasmo y amor por su futura profesión pueda estudiar en la universidad, independientemente del tema económico. De hecho, tenemos un proyecto amplio de becas para que lo económico no sea una limitante.

¿Cuántos estudiantes tienen becas?

—El 65% de los alumnos tiene algún porcentaje de beca. El 22% de los ingresos de la universidad se destina directamente a temas de becas. Tenemos alumnos de los 32 estados de la república y también de varios países de Latinoamérica. Cada vez tenemos más extranjeros. En ese sentido, es un perfil bastante diverso y plural.

La Universidad Panamericana desarrolla un modelo híbrido y en los nuevos planes de estudio hay un componente online
La Universidad Panamericana desarrolla un modelo híbrido y en los nuevos planes de estudio hay un componente online

Me hablaba del perfil de los estudiantes y lo interrumpí.

—Noto mucha gente con ilusiones de emprender, de poner su propio negocio o de generar su autoempleo. Gente que busca vivir experiencias distintas, que quiere tener un intercambio internacional, experiencias de trabajo diversas, y conocer alumnos de distintos lugares. También son muy sensibles al tema del medio ambiente y la justicia social. Y ya nos empiezan a llegar alumnos post pandemia que, desde el punto de vista académico y emocional, son más parecidos a los de antes de la pandemia. Esa crisis no ha terminado del todo, pero en parte se ha normalizado.

¿Podría profundizar en esta característica?

—A las generaciones que les tocó el COVID en el último año de preparatoria y el primero de universidad les costó más el proceso. Ahora nos están empezando a llegar estudiantes cuya mayor parte de la preparatoria fue presencial. Creo que durante el COVID, además de algunos temas académicos, lo que más se extrañó fue lo emocional: la convivencia, las amistades. En una edad tan importante como la adolescencia, ser abstraídos de toda esa riqueza humana claramente se resintió. Pero siento que los alumnos que entraron en agosto pasado ya son muy parecidos a los que eran antes del COVID.

La pandemia obligó a llevar la enseñanza en línea. Pero la UP ya tenía un sistema de enseñanza online que hoy tiene ya casi 15 años de experiencia. ¿Cómo fue ese paso? ¿Plantean desde entonces una educación híbrida?

—Sí. Empezamos con dos licenciaturas online, Pedagogía y Filosofía. Luego, a propósito del COVID, planteamos varios posgrados 100% en línea. Actualmente tenemos cinco maestrías, que son bastante exitosas. De hecho, tenemos más solicitudes que lugares. ¡Bendito problema! No queremos masificarlo porque, a pesar de ser online, hay un sistema de atención personalizada y queremos ir poco a poco. Ha sido una experiencia positiva que nos ha dado una enorme flexibilidad. Por otra parte, en los programas de estudio de la universidad, estamos con un modelo híbrido. Es decir, los nuevos planes de estudio tienen un componente online. La mayoría es presencial, pero nos hemos dado cuenta de que el componente online tiene sus fortalezas.

¿Por ejemplo?

—Hay materias que se prestan más a ser enseñadas online, especialmente aquellas que requieren desarrollo personalizado a través de un software, donde incluso es mejor que en una clase presencial. Pero hay otras materias que son mejor en el modelo presencial. El arte está en lograr esa combinación óptima.

¿Cómo llegan a la conclusión de cuál es cuál?

—Prueba y error. Nos tomamos en serio la tarea de experimentar. En la universidad, hay una característica importante: en la mayoría de las licenciaturas, los alumnos trabajan. La universidad promueve que tengan un empleo o prácticas profesionales, lo cual es formativo en su proceso. Así que, después de la mitad de la carrera, muchos alumnos tienen complicaciones en su horario de trabajo y estudio. Una correcta combinación online ha funcionado bien, ya que evita traslados innecesarios y ofrece más flexibilidad en algunas materias. Este es el segundo supuesto donde pensamos que el tema online puede ser una ventaja.

"La agenda de la universidad es apartidista, aunque intenta generar una conciencia social y la necesidad de involucrarnos en el bien común", dice Santiago García Alvarez
"La agenda de la universidad es apartidista, aunque intenta generar una conciencia social y la necesidad de involucrarnos en el bien común", dice Santiago García Alvarez

La universidad tiene una vocación local, pero también global. ¿Cómo piensan la relación con la Ciudad de México?

—Tenemos vocación local y global, y debemos tener suficiente solidez en ambos mundos para ofrecerlos bien. Los alumnos actuales son bastante globales. Hay carreras que incluyen materias obligatorias en universidades extranjeras. Tenemos varios convenios interesantes. Muchos alumnos optan por un semestre en el extranjero o trabajan en el ámbito corporativo de multinacionales. A veces, el reto es involucrarlos en el ámbito local. Sin embargo, creo que hay mecanismos para generar una conciencia local. Por ejemplo, en los proyectos de investigación de la universidad, buscamos que haya un anclaje y una aplicación en el ámbito local. Estamos para solucionar problemas globales, pero, si podemos contribuir en los problemas locales, mejor ¿no?

Me contaban que la universidad tiene un programa de voluntariado para asistir a zonas vulnerables.

—Sí, tenemos nueve clínicas rurales que se relacionan con Ciencias de la Salud y un proyecto en el Centro Comunitario Mapfre UP en Santa Fe. La idea es que el alumno adquiera conciencia, no solo de problemas globales como la guerra en Ucrania o el hambre en África, sino de los problemas inmediatos aquí. Eso nos parece muy formativo. Además, la Ciudad de México es como un enorme campus universitario. Uno de los grandes atractivos para estudiantes de otros estados o países es la cultura, historia, museos y sitios de interés de la ciudad. Como docentes, buscamos que el alumno tenga una buena carga de Humanidades, pero que también acceda a la cultura propia del país y que la entienda, la respete y la aprecie.

Vuelvo al tema de la primera pregunta. ¿Cuáles son los desafíos en la enseñanza de los estudiantes actuales?

—Hay dos desafíos principales. Uno es el digital, con una parte muy positiva y otra que puede ser riesgosa. La exposición excesiva al ámbito digital, como señalan estudios científicos, puede tener efectos negativos, y es importante moderarlo y organizarlo. La tecnología es importante, pero no depende de ella para enseñar a pensar; es una actividad eminentemente humana que la universidad debe seguir promoviendo.

¿Y el segundo reto?

—El tema emocional. Estas generaciones son más ansiosas que las anteriores, en parte relacionado con lo digital, aunque hay otras causas. Las universidades han hecho un esfuerzo por ofrecer mecanismos de apoyo a los alumnos. Aquí, por ejemplo, tenemos una unidad de psicología clínica, programas de prevención y un centro de salud y bienestar. Para la generación actual, eso es un must. Hace años, podía no existir, pero hoy no solo debe existir, sino que es fundamental en su vida profesional y personal.

Otro anclaje de la universidad es su relación con el presente y el futuro. Y este año, México inaugura una nueva administración. ¿Cómo recibe la UP el nuevo sexenio?

—Primero, las universidades son proyectos de largo plazo, son “transexenales”. La universidad trasciende un gobierno; muchos proyectos de investigación son de diez, quince o veinte años. La agenda de la universidad es apartidista, aunque intenta generar una conciencia social y la necesidad de involucrarnos en el bien común. En segundo lugar, existen cuestiones en las que es necesario dialogar con los gobiernos en turno, y esto ha sido una labor importante de la universidad, que siempre ha colaborado con gobiernos federales y locales, sin importar el partido. En los alumnos, además, es importante desarrollar una conciencia de lo público y de ciudadanía. Lo público no se circunscribe al Estado, sino que es aquello de lo que todos disfrutamos y no tiene dueño, como el aire que respiramos. En este sentido, generar conciencia social y ciudadanía responsable es una parte importante de lo que una universidad busca.

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